P.-También dice que escribir es una forma de llamar la atención sobre la tristeza.
R.-Sobre el dolor, las lágrimas. Mientras haya alguien que llore en el mundo, no somos lo que deberíamos ser, no habremos progresado. Ahora vamos a Marte, muy bien, y por qué no nos miramos a nosotros. Es como si hubiéramos desarrollado muchísimo un brazo y el otro se nos hubiera quedado muy corto, atrofiado.
P.-¿Y eso sería ser de izquierdas, estar del lado de quienes lloran, como usted ha dicho?
R.-Yo no soy de nada. Ahora, si estar con los que sufren y los que son tratados con injusticia es ser de izquierdas, desde luego que lo soy. Los cartelitos me parecen ridículos, más ahora que se han resquebrajado. En principio siempre se ha pensado que estar con los débiles era propio de la izquierda, pero ahora ya no se sabe.
P.-Ana María, a usted que pudo tener una infancia feliz, ¿qué le abrió los ojos a la injusticia?
R.-Nadie es feliz del todo, los niños tampoco lo son, hay unos dramas tremendos a los seis, siete años, diez. Hay infancias de una pobreza tremenda y mucha alegría, y niños muy cuidados y tristes. Pero lo que es una injusticia terrible es que los niños tengan que trabajar, peor aún el abuso; y eso ha ocurrido siempre, aunque antes no se sabía. Ese abuso del débil por el fuerte, sexual, social, laboral, es lo que más me impulsa a escribir. Y luego la falta de comunicación, la falta de interés por comprender al otro, que cada vez se agudiza más. Y el odio entre hermanos, el cainismo, que está en todos mis libros, que no sé si vendrá de la guerra civil. Creo que la revelación mayor fueron esos veranos en la finca de mi madre en Mansilla y el contacto con estos niños, y luego el choque brutal de la guerra.
P.-Hay quien dice que hablar del dolor de la escritura es impúdico, ¿a usted qué le parece?
R.-Que también se pasa muy bien, fenomenal, yo disfruto enormemente escribiendo. A veces cuesta mucho y duele, y eso nos sucede a todos los escritores y a todo el que desea hacer algo bien, a conciencia, con toda su potencia; entonces sufre. Puede parecer que soy una mujer tenebrosa porque llamo la atención sobre el dolor, pero qué va, soy muy alegre, y también hablo de otras cosas.
https://www.elmundo.es/larevista/num113/textos/entrevista.html
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