Herman Hesse ganó el premio Nobel de Literatura, pero tiempo antes había contemplado seriamente la posibilidad de suicidarse, tan profunda era su convicción de que vivir no tenía sentido. Su talento como escritor surgió más tarde, pero hasta entonces no logró comprender su propósito, y sin éste su vida cotidiana carecía de significado. Sus libros exploraron los problemas de identidad personal, los significados internos y los propósitos ocultos de la vida, así como las pautas para el camino a la Iluminación. La dificultad de su propio camino iluminó sus escritos, que a su vez inspiraron a toda una generación, aunque fuera éste un propósito sin duda desconocido para él, durante sus primeros años de lucha. En último término, decidió mantenerse firme hasta que mejoraran las cosas.
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