La suerte no existe. Todo es un producto de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Nuestras vibraciones determinan lo que atraemos. Si fijamos en el polo positivo vienen cosas positivas.
Todo lo que hacemos tiene su consecuencia, el problema es que no lo vemos al momento. Si empiezas a fumar a los 15 dentro de 40 años quizás te llegue un cáncer de pulmón. Si cada día haces ejercicio en lugar de tomarte una hamburguesa dentro un tiempo tendrás sobrepeso o lucirás unos bonitos abdominales.
Muchas personas llegan un punto en su vida en el que se preguntan "¿y yo cómo he llegado hasta aquí?" Y deben saber que todo ha sido el efecto a una causa que iniciaron hace días, meses o años. Probablemente ya ni lo recuerdes, porque la suma de pequeñas causas puede crear un efecto muy grande. Por ejemplo si desvías la trayectoria de un barco en un grado, a las pocas millas no notarás la diferencia pero si el barco tiene que cruzar el océano para ir de España a América, probablemente nunca llegue a tocar el nuevo continente. Una acción por pequeña que sea provoca un efecto. Cada acción que emprendemos crea unas consecuencias en nuestras vidas y en nuestro entorno.
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