Medio siglo después de que Londres censuró la noticia, la televisión de Gran Bretaña exhibió la verdad sobre la hambruna que sufrió la provincia de Bengala, India, en la que murieron entre tres y cinco millones de personas.
Muchos la consideran la más infame de las atrocidades cometidas por el Imperio Británico en India, similar en magnitud al holocausto que sufrían al mismo tiempo los judíos europeos en los países ocupados por la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial.
Fue el resultado de la segunda guerra mundial, un conflicto que India no comenzó pero al cual fue arrastrado.
Nacionalistas indios moderados se tragaron entonces su orgullo y respaldaron a las potencias aliadas contra el fascismo, aun cuando de ese modo cooperaban con los odiados británicos. India despachó a la guerra el mayor ejército voluntario de la historia, con unos 2,5 millones de soldados.
La hambruna ocurrió cuando Japón amenazaba con invadir el sudeste de Asia. Las fuerzas de Tokio ya habían tomado Birmania y dominaban la frontera con India, lo que convirtió a Bengala en uno de los frentes de batalla.
El ejército británico requería alimento para mantener su avance. Y ese alimento fue suministrado a un costo de millones de vidas civiles, una muestra de cínica estrechez mental sin paralelo en la historia.
Miles de toneladas de arroz fueron desviadas de su original destino, la población bengalí, hacia los soldados británicos, lo que provocó una escasez artificial.
Bengala era un estado de escasez crónica de alimentos, y la invasión japonesa le impidió importar arroz, su plato básico, de Birmania y Tailandia.
Esta semana, millones de británicos conocieron este capítulo de la historia de su Imperio, ocurrido hace 54 años, a través de un documental difundido por la televisión y titulado "La hambruna secreta".
El documental explica como el diario The Stateman, de Calcuta, no publicó ninguna foto sobre la hambruna en junio y julio de 1943 por orden de las autoridades coloniales.
Afiches de artistas de izquierdas fueron destruidos, entre ellos 5.000 ejemplares de la obra del pintor Chitto Proshad titulada "Bengala hambrienta".
Las etapas iniciales de la hambruna en zonas rurales pasaron desapercibidas. The Stateman publicó fotos solo cuando 100.000 desfallecientes campesinos irrumpieron en Calcuta, la capital de la provincia, para mendigar aunque fuera tazas de fécula. Los bengalíes morían de a millares en las calles.
Solo en Calcuta murieron 30.000 personas. Entre tres y cinco millones fallecieron en Bengala Oriental (donde hoy se encuentra Bangladesh) y Bengala Occidental, la provincia india.
Los británicos saben desde el martes que en Calcuta llegaron a alimentarse del vómito de aquellos que estaban débiles para digerir, que las madres llegaron a arrebatar comida a sus hijos y que los chacales atacaban a jóvenes débiles, casi muertos.
En las aldeas rurales, mujeres y niños eran abandonados por los hombres que emigraban a las ciudades en busca de trabajo. Muchos sobrevivieron ingiriendo plantas silvestres hervidas. Miles de cuerpos fueron arrojados a los ríos, lo que desató una epidemia de cólera y más muertes.
Las autoridades coloniales intentaron destruir los "Documentos Nanavati", conclusiones de una comisión que investigó la tragedia. Pero fueron archivados en Nueva Delhi, contra el deseo de la antigua metrópolis.
Los documentos, al parecer, demuestran que la hambruna fue deliberada. Los realizadores del documental afirmaron que Londres "eligió muerte en las aldeas para no sufrir caos en la ciudad".
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