- Padre, ¿Crees en los fantasmas?
- ¡Pues sí, hijo mío!
- ¿Tú? ¿En serio? ¡No lo habría pensado!
- Ah, no… No creo en el fantasma del tipo humano, no, para nada. Pero mira hacia arriba hijo, y verás un cielo lleno de ellos.
- ¿Las estrellas, padre? No lo entiendo.
- Cada estrella es un sol tan grande y brillante como el nuestro. Imagina lo lejos que te tienes que ir para que el sol parezca tan pequeño y tan apagado como una estrella. La luz de las estrellas viaja rápidamente, más rápido que cualquier otra cosa, pero no es infinitamente rápida. A la luz le lleva tiempo llegar hasta nosotros. En el caso de las estrellas más cercanas, su luz tarda años en llegar, la luz de otras tarda siglos. Algunas estrellas están tan lejos que su luz tarda eones en llegar hasta nosotros. Para cuando la luz de algunas estrellas llega hasta aquí, estas ya están muertas. De esas estrellas, solo vemos sus fantasmas, vemos su luz, pero sus cuerpos murieron hace muchísimo tiempo.
Diálogo ficticio entre William Herschel y su hijo John (Serie Cosmos, capítulo 4: Tiempo, espacio y fantasmas).
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