sábado, 7 de noviembre de 2020

Jane Goodall

Mientras que, por otro lado, hay gente viviendo en la más absoluta pobreza. Ellos tienen que destruir el medio ambiente para poder sobrevivir. Nosotros destruimos el medio ambiente para poder tener más de lo que necesitamos. Y, al mismo tiempo, la población humana sigue aumentando. ¿Qué sentido tiene que haya crecimiento económico infinito en un mundo con recursos naturales limitados? No tiene sentido. Tenemos que cambiar nuestra forma de ver las cosas. Tenemos que darnos cuenta. Y la gente está empezando a darse cuenta. Cada vez más gente en todo el mundo entiende el daño que estamos causando. Así que, en fin…El mensaje que siempre transmito a los jóvenes es: «No olvides que cada día de tu vida, estás influyendo sobre el planeta».
Me encuentro con que mucha gente que entiende lo que estamos haciendo se siente indefensa e impotente. Creen que no pueden hacer nada, así que no hacen nada. Y si nadie hace nada, entonces habrá un colapso ecológico total.En particular, los jóvenes están comprendiendo que cada día de nuestra vida estamos aportando algo. Y nosotros podemos decidir qué tipo de aportación hacemos. De modo que aunque parezcan pequeñas decisiones, como: ¿Qué compras? ¿Qué vistes? ¿Qué comes? Pregúntate de dónde viene. ¿Ha dañado el medio ambiente? ¿Ha habido crueldad animal, como en las granjas industriales? ¿Es barato debido a la esclavitud infantil? Y si tomas decisiones éticas… Si lo hicieras solo tú, daría igual. Pero no eres solo tú. Habrá cientos, luego miles, luego millones, ojalá llegue a los miles de millones de personas de todo el mundo que comprenden que el efecto acumulativo de las pequeñas decisiones pueden hacer del mundo un lugar mejor. Y algunas personas, los directores generales de grandes empresas, o altos funcionarios del Gobierno, cuyas decisiones pueden afectar a cientos de miles de personas con una sola firma. Por suerte, las personas poderosas de los gobiernos y los negocios, suelen tener hijos. Y los hijos están cambiando la actitud de sus padres por todo el mundo. Lo sé porque algunos padres me dicen: «Claro que reciclo. Tengo que hacerlo, mis hijos me obligan». «Claro que compruebo que el producto que voy a comprar no contenga aceite de palma». Ese tipo de cosas. Y cada vez más gente se hace vegetariana por el impacto que saben que tiene sobre el planeta.

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