La leyenda del béisbol, Jackie Robinson, señaló: «Una vida no es significativa excepto por su impacto en otras vidas». El impacto de Robinson en las personas en los EE.UU. fue increíble. A mediados de los cuarenta, se convirtió en el primer atleta afroestadounidense en jugar en el béisbol de las grandes ligas a pesar del prejuicio, las burlas raciales, el abuso, y las amenazas de muerte. Y lo hizo con carácter y dignidad. Brad Herzog, autor de The Sports 100 [Los 100 del deporte], identificó a Robinson como la persona más influyente en la historia deportiva estadounidense: Primero, están los que cambiaron la manera en que se jugaba … Luego están los hombres y mujeres cuya presencia y trayectoria alteraron fundamental y permanentemente el escenario deportivo … Y, por último, el puñado de figuras deportivas cuya influencia transcendió los campos de juego e impactó la cultura estadounidense … Robinson, más que nadie, era los tres tipos en uno.2 Martin Luther King, uno de los estadounidenses más influyentes del siglo veinte, reconoció el impacto positivo que hizo Jackie Robinson en su vida y la causa por la que luchó. King le dijo al pionero del béisbol, Don Newcombe: «Jamás sabrán lo que usted, Jackie y Roy [Campanella] hicieron para facilitar mi trabajo». La mayoría del tiempo reconocemos la influencia que tenemos en los seres más cercanos a nuestras vidas, para bien o para mal. Pero a veces ignoramos el impacto que podemos tener en otras personas a nuestro alrededor. El autor anónimo de este poema tal vez pensaba en eso al escribir:
Mi vida tocará docenas de vidas antes de que termine este día, Dejará innumerables señas para bien o para mal antes que se ponga el sol, Este es el deseo que siempre anhelé, la oración que siempre oré; Señor, que mi vida ayude a otras vidas que toque por el camino.
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