miércoles, 11 de mayo de 2022

En lo que los seres humanos difieren de otros animales, es, en parte, en lo contradictorio de sus instintos. Ansian seguridad, pero se aburren con facilidad; son animales amantes de la paz, pero les corroe el gusanillo de la violencia; se ven arrastrados a pensar, pero, al mismo tiempo, aborrecen y temen el desasosiego que les produce la reflexión. No hay un solo modo de vida en el que puedan ser satisfechas todas esas necesidades. Por fortuna, como la propia historia de la filosofía atestigua, los seres humanos tienen el don del autoengaño y siguen adelante desconocedores de su propia naturaleza.

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