26 de noviembre de 1919
Felipe había pasado muy mala noche, la exitación y el nerviosismo no le había permitido dormir. La madrugada lo sorprendió despierto y más tranquilo. El ex General escuchó a lo lejos el son de los clarines que tocaban la diana, rápidamente se puso en pie, había llegado el momento de enfrentar a su destino.
Felipe caminó tranquilamente en medio de las filas que lo condujeron al patíbulo, se colocó en el sitio que le señalaron. Inmediatamente lo rodearon las tropas del 62 batallón y del tercer regimiento de ametralladoras.
El aire frío de la madrugada tocaba su rostro como una caricia que le brindara la vida antes de terminar.
Cuando todo estaba ya listo, Felipe le pidió al jefe del cuadro que le permitiera ordenar su fusilamiento, el militar no pudo negarle su último deseo al mejor militar de la Revolución Mexicana.
La voz de el ex General Felipe Ángeles se dejó escuchar firme, fuerte, dando la orden de fuego.
Su cuerpo cayó sobre el costado izquierdo, dejando fuera una parte de los intestinos a consecuencia de un disparo. Inmediatamente se dió la orden de que un sargento le aplicara el tiro de gracia.
Así acabo la vida de el mejor estratega militar que participó en la Revolución Mexicana.
“Mi muerte hará más bien a la causa democrática que todas las gestiones de mi vida. La sangre de los mártires fecundiza las buenas causas".
General Felipe Ángeles
Texto: Historias de tierra sagrada, mi México
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