sábado, 8 de marzo de 2025

 Hoy en París no ha amanecido. En París es frecuente que no amanezca. El reloj marca las siete de la mañana, las ocho, las doce del día y no amanece. El reloj llega a marcar las cuatro de la tarde, las cinco y las seis de la tarde y no amanece. El reloj entra por fin en una nueva zona nocturna, marcando las siete, las ocho, las once de la noche y no amanece. En París es frecuente que una noche salte a la noche siguiente sin que entre ambas haya día. Se trata entonces de tres noches apuntaladas o, lo que es igual, se trata de una sola noche larga, formada de dos noches normales y de un día que no quiso abrir los ojos, es decir, que no quiso amanecer. Hoy ha ocurrido esto en París. Escribo estas líneas a las tres de la tarde y hasta este momento no ha amanecido. La urbe sigue, desde ayer, sumida en una sola noche larga, en «una sola sombra larga». La actividad y la vida de los hombres han amanecido y los negocios y el trabajo han vuelto a reanudarse a las horas normales. Pero la luz del día no ha vuelto, ni volverá más por ahora. Faltan unos cortos minutos para que, según ocurre normalmente en esta estación, torne la noche. Así, pues, toda esperanza de luz del día está por hoy perdida. Hoy en París no hay día…

César Vallejo

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