Hay otro cielo,
siempre sereno y hermoso,
y hay otro sol,
aunque haya oscuridad allí;
No importa los bosques marchitos, Austin, no
importa los campos silenciosos
-Aquí hay un pequeño bosque,
cuyas hojas son siempre verdes;
Aquí hay un jardín más brillante,
donde no ha habido una helada;
En sus flores que
no se marchitan escucho el zumbido de la abeja brillante:
¡Te ruego, hermano
mío, ven a mi jardín!
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