Miro el libro que me prestaste
y nunca regresó. También me mira a mí.
Lleva las marcas de su lectura, ciertas arrugas
en el blanco de las páginas, manchas sutiles y difusas
como las nubes, los restos de tus manos o tu mirada.
Espero que no pienses en mí como yo pienso
sobre la gente que nunca devuelve
los libros que les presté. ¿Qué pensarás?
¿sobre mí? Nunca leí el libro que me prestó,
Siempre he preferido imaginarlo. Supongo que todavía
se sienten extraños entre mis libros,
pero ahora es demasiado tarde para devolverlo,
hace tanto tiempo que no hablamos, que no sé
si todavía tengo tu número de teléfono.
¿Qué pensarías si ahora, de la nada,
Quería devolverte tu libro… Se podría pensar que
quería algo. Ya sabes, me quedo con tu
libro porque no quiero nada. Probablemente nunca te devolveré este libro,
Probablemente nunca te devolveré este libro.
parte de mi patrimonio, es la última relación que tuvimos.
José Luís Peixoto
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