En 1570, el esclavo africano Yanga encabezó una rebelión de negros en Veracruz; durante más de treinta años, los esclavos que lograban huir de las haciendas marcharon a las montañas para unirse a Yanga y lograron sobrevivir de la agricultura, del asalto a las caravanas que transitaban por el lugar y del robo a fincas vecinas. Como no representaban una amenaza, las autoridades españolas poco hicieron para apresar a Yanga y a sus hombres, pero en enero de 1609 corrió el rumor de que los esclavos planeaban un levantamiento en el que matarían a los blancos de la ciudad y nombrarían rey a Yanga, quien por cuestiones de edad había dejado de dirigir en persona a los sublevados para convertirse en líder moral de la causa libertaria. Para calmar los ánimos de los asustados españoles, las autoridades mandaron azotar en público a varios esclavos negros que estaban presos y enviaron una expedición para perseguir a los sublevados. Al mando de Pedro González de Herrera salieron de Puebla doscientos hombres comisionados a la pacificación de los esclavos; a los pocos días de su llegada, un soldado español fue tomado prisionero y llevado ante la presencia de Yanga, quien magnánimo cual monarca, le perdonó la vida, le dio de comer y lo puso en libertad con una carta dirigida a González de Herrera. En aquella carta, Yanga no pedía conciliar la paz; por el contrario, lo retaba a enfrentarse con ellos y, para no dilatar el encuentro, aquel prisionero liberado les serviría de guía. Tras un largo enfrentamiento, Yanga negoció la paz y se comprometió a pagar tributo a la Corona, a aceptar la evangelización y a devolver a cualquier esclavo fugitivo a cambio de un territorio libre de esclavitud. La Corona española aceptó y fundó así el primer pueblo libre de América: San Lorenzo de los Negros, llamado hoy Yanga, que se encuentra en el centro del estado de Veracruz.
Alejandro Rosas y Sandra Molina
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