viernes, 11 de noviembre de 2022

 Para adueñarte de tus proyecciones, debes descubrir y reconocer las partes de ti mismo que te has negado a ver. Resulta que todo lo que crees que es verdad sobre la gente que te rodea, o sobre las situaciones en que te encuentras, refleja una historia que tienes sobre la forma en que funciona el universo. Cuando comprendes esto, examinas detenidamente cada situación difícil de tu vida y luego la cambias desde dentro.

    Lo que Heisenberg observó acerca del mundo subatómico también es cierto en nuestra dimensión —es decir, alteramos cualquier cosa que veamos por el mero hecho de observarla—. Pero para cambiarla primero debemos reconocer que estamos viendo en los demás un reflejo de nuestros yoes escondidos.
    El psicólogo Carl Jung denominó la sombra a estas partes escondidas, y encontró que la metáfora le servía para comprender los aspectos ocultos de la humanidad. ¿En qué grado eres consciente de tu sombra física? Haz una pausa y búscala ahora mismo, en el suelo o sobre la mesa. Siempre está ahí, siguiéndote adondequiera que vayas, y, sin embargo, casi nunca eres consciente de ella. A veces proyectamos una sombra muy larga, como cuando se pone el sol, y en ocasiones es muy pequeña, como cuando el sol está en su cenit. Cuando te adueñas de las partes de ti mismo que te hacen sentir incómodo, ya no culpas a nadie por tu dolor o infelicidad. Entonces brillas con luz propia, como el sol, que es el único objeto que no proyecta una sombra.
    Nuestras sombras son aquellas partes de nosotros mismos que nos hacen sentir que no somos lo suficientemente buenos, que no nos quieren o que somos un fracaso y nunca seremos felices; y la
proyección es el mecanismo mediante el cual estas características negativas son asignadas a otras personas. Los individuos tienen sombras, pero también los grupos. El político que es un homosexual encubierto y que pide públicamente que se limiten los derechos de los homosexuales es un claro ejemplo de cómo un individuo puede proyectar una sombra negativa sobre los demás. Hasta que pueda resolver su problema interior, seguirá proyectando sobre los demás el odio que siente por sí mismo. Otro ejemplo es cuando alguien culpa a los republicanos (o a los demócratas) de todos los problemas que existen en los Estados Unidos.
    Un buen ejemplo de sombra colectiva lo constituyen los nazis. En la década de los treinta del siglo pasado, Alemania sufría una depresión. Sin embargo, muchos judíos prosperaban, convirtiéndose en exitosos científicos, intelectuales, músicos y empresarios. Los nazis proyectaron su sombra colectiva sobre ellos, culpándolos de todos los problemas de su país. No podían soportar la idea de que su incapacidad para crear grandes obras de arte o para prosperar económicamente pudiese deberse a sus propias carencias, así que se pusieron a buscar un chivo expiatorio. Esto fue una opción mucho más popular que enfrentarse a la realidad y esforzarse por superar sus propias carencias o resolver los problemas de su cultura. La proyección es el mecanismo que nos dice: «
Ellos son el problema».
    Por otro lado, también proyectamos sombras positivas. Por ejemplo, mucha gente que se siente poco atractiva y tiene problemas para aceptar su propia belleza la proyecta sobre las estrellas de cine. Estas personas sienten fascinación por las hermosas criaturas del Olimpo de Hollywood y están incluso dispuestas a someterse a una cirugía plástica con tal de ser tan atractivas como sus ídolos. Pero ninguna cantidad de implantes o de operaciones va a ser suficiente para hacer que se sientan atractivas. Marianne Williamson dijo una vez que no es a nuestra oscuridad a la que le tenemos miedo, sino a nuestra luz. Ella se refería a cómo la mayoría de nosotros desechamos nuestra propia belleza y nuestro gran talento, menospreciándonos y empequeñeciéndonos.
    Proyectas cada aspecto de tu sombra sobre el mundo, sea éste positivo o negativo. Y el universo es tan fluido que se organizará para dar cabida a tus proyecciones y darte la razón cada vez. Si en lo más profundo de ti mismo crees no tener ningún poder, ningún talento, ningún atractivo, el universo te va a dar la razón. Del mismo modo, si no tienes ninguna duda de que existe una gran bondad, gracia y poesía en tu interior, el universo te ofrecerá la oportunidad de manifestar estos atributos. Esto no quiere decir que Hollywood vaya a precipitarse a tu puerta o que tu libro se vaya a disparar a lo más alto de la lista de
bestsellers
—pero sí quiere decir que podrás sacar a relucir tu creatividad y tu talento.
    Cuando te das cuenta de que todo lo que experimentas como «no tú» es una proyección de tu sombra, puedes cambiar el mundo adueñándote de tus proyecciones. Observa que no he mencionado el «adueñarte de tu sombra» —un concepto de la psicología popular en Occidente. Los laikas comprenden que la proyección es simplemente un tipo inferior de sueño y que lo importante es descubrir el mecanismo a fin de que podamos emplearlo para soñar de una forma superior.
    Desgraciadamente, con la psicología, cuanto más te adueñas de tu sombra, mayor puede ser la oscuridad. Esto ocurre porque intentas reescribir el guión en lugar de hacer uno nuevo. En lugar de eso, practica adueñarte de tus proyecciones, porque cuando lo hagas, la sombra se hará muy pequeña. Puedes comenzar por convertir una historia como «mi pareja me está haciendo infeliz» en «me estoy haciendo infeliz a mí mismo». Tu pareja está simplemente procediendo como suele proceder, pero no te está haciendo infeliz —sólo tú puedes hacer eso—. Cuando te adueñas de la proyección, dejas de interpretar el papel de víctima. Por supuesto, esto no quiere decir que te tienen que gustar comportamientos que encuentras inaceptables. Tu pareja va a tener que mejorar su capacidad de comunicación, pero tu felicidad ya no dependerá de si lo hace o no.
    Sin embargo, adueñarte de tus proyecciones no es suficiente. Si vas a soñar el mundo de otra manera, tienes que convertir tu proyección en una historia de gracia y poder, a la que llamaremos una
declaración de viaje
. Por ejemplo, podrías decir: «Cuando me hago feliz a mí mismo, todos los que me rodean me devuelven el reflejo de este sentimiento». De este modo, reafirmas tu poder sobre tu propia felicidad y puedes buscar en tu interior los recursos necesarios. Esto invitará al siempre complaciente universo a que te apoye.
    Digamos que una madre divorciada descubre que cuando sus hijos estuvieron con su ex marido durante el fin de semana, él les permitió hacer cosas que ella les había prohibido. Ella podría adueñarse de la proyección: «Mi ex marido está intentando hacerme daño a través de mis hijos» diciéndose a sí misma: «Estoy haciéndome daño a mí misma y a mis hijos». Como puedes ver, su ex marido ya no está haciendo nada para herirla —simplemente está actuando como suele hacer (que es probablemente la razón por la cual ella se divorció de él)—. No necesita castigar a sus hijos por no obedecerla cuando están en casa de su padre.
    Luego puede convertir su proyección en una declaración de viaje, diciendo: «Como me amo a mí misma, puedo amar plenamente a mis hijos y enseñarles cómo amar». Entonces su mente no echará mano del pensamiento de que ella está siendo la noble salvadora, protegiendo a sus hijos de su ex, y ya no necesitará escribir una historia en que él es el malo de la película. Ella y sus hijos serán más felices gracias a eso. (Por supuesto, no va a tolerar ningún comportamiento peligroso o impropio, pero ya no necesita afirmar que ella es la que tiene razón y que su ex marido es el que está equivocado.)
    Ten en cuenta que una declaración de viaje es algo distinto a una afirmación positiva, que en el ejemplo anterior sería
me amo a mí misma, y amo plenamente a mis hijos
. Las afirmaciones positivas funcionan, pero a menudo son una mezcla de deseos e ilusiones. Por ejemplo, esa afirmación positiva sugiere que en el fondo no te amas realmente a ti misma —después de todo, cuando es así, no necesitas afirmarlo.
    Una declaración de viaje es una orden dirigida a tu subconsciente que te hace emprender un cierto camino, diciéndole al Espíritu la dirección que quieres seguir. Esta declaración te recuerda que la elección y el poder son tuyos, y deja muy clara cuál es la recompensa: «Cuando me amo a mí misma, puedo amar plenamente a mis hijos». Esta declaración ayuda a que la mujer del ejemplo pueda escapar del triángulo de los arquetipos de tres relaciones: ya no es la víctima de la negativa de su ex marido a educar a los hijos como a ella le gustaría, ya no es el verdugo que exige ser obedecido en todo momento por su marido y por sus hijos, y ya no es la noble salvadora, enfrentándose a su marido para proteger a sus hijos de lo que ella considera una muy mala manera de educarlos.
    Esta revelación te dice que o bien puedes tener lo que quieres o bien las razones por las cuales no puedes conseguir lo que quieres. Puedes darle muchas vueltas a aquello que parece estar impidiendo que sientas alegría, paz y esperanza, y pasarte innumerables horas siguiendo un tratamiento de psicoterapia para intentar comprenderlo; o, por otro lado, puedes sentir alegría, paz y esperanza. Cuando tomas conciencia del hecho de estar soñando un mundo sin paz ni alegría, puedes elegir tu estado de felicidad. Cuando te quedas atrapado en la creencia de que la proyección es real, acabas culpando a las circunstancias por haberte dado lo que querías.

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