Lili, una mujer de veintiocho años que reside en el norte de China, concretamente en la provincia de Heilongjiang, inició un idilio por internet con un «hombre misterioso». Ambos utilizaban nombres y fotografías falsos en una de las redes que prometen relaciones fáciles por internet. Y todo fue bien hasta que decidieron tener una «cita a ciegas» en un hotel. Allí descubrió con sorpresa que su amante virtual era en realidad Wang Pai, su suegro, para más señas.
El «cornudo», que sospechaba de la lealtad de su esposa, la siguió hasta el hotel, donde la emprendió a golpes con su propio padre. Ambos resultaron arrestados.
Esta desafortunada coincidencia, en cualquier caso, incrementa la sensación de que tras tanto «infortunio» se esconde algún proceso misterioso que aprueba o desaprueba nuestras acciones. Puede que el mundo sea un pañuelo pero, de los millones de chinos que hay en el mundo, Lili había elegido —precisamente— a uno de los pocos que podía comprometer con seguridad su relación incluso antes de que sucediera nada.
En este caso es como si la relación no obtuviera la bendición del universo y también nos dejara otros mensajes, especialmente a sus protagonistas, pero también al resto de los mortales: A Lili, que debe ser más precavida y no fiarse de las apariencias, a su marido que la joven no era el amor de su vida y que en lugar de desconfianza tenía que haber alimentado el amor y la atención a su mujer y, finalmente, al suegro: el mundo es un pañuelo y nuestras acciones pueden tener resultados trágicos como perder en un mismo día la confianza de su esposa y la de su propio hijo. Causa y efecto..
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