La pasión, en su desmesura, tiene un pie del lado de la vida y otro en la vereda de la muerte.
Se tratará, entonces, de recorrer nuestras pasiones de un modo digno. Sin huir de ellas en busca de seguridad, porque, cómo dijo Heidegger, con frecuencia, lo seguro no es seguro, es terrible. El 𝖓𝖆𝖉𝖆 𝖊𝖓 𝖉𝖊𝖒𝖆𝖘𝖎́𝖆 del Oráculo de Delfos no es una invitación al conservadurismo, sino a la inteligencia. Inteligencia y lucha pasional, los dos condimentos de una vida sana e intensa.
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