miércoles, 15 de marzo de 2023

Jordi Sierra i Fabra

Y otra anécdota de la que me siento orgulloso. En Quito, hace unos años, en una charla, al cabo de diez años volví a Quito y vino un señor de 90 años y me dice: «Señor, estuve hace diez años oyéndole. Tenía 80 años. Y yo pensaba: «Me gustaría aprender cosas, pero a mi edad ya, con lo que me queda de vida… Y me gustaría estudiar, pero con lo que me queda de vida…»» Y no sé qué. Y siempre era «Con lo que me queda de vida, pa qué» o no sé qué. Dice: «Y usted nos dijo que teníamos la obligación de vivir hasta el último día. Si estábamos vivos, teníamos el deber de quemar nuestra vida y morir saciados». «Usted dijo todo esto y ¿sabe qué hice? Hice una carrera, aprendí informática… Oiga, tengo 90 años y ahora no pienso en morirme, pienso que llegaré a los 100. Y aún me quedan por hacer tantas cosas». 90 años. Con 80 se iba a morir. ¿De qué le sirvió que yo le dijera que tenía la obligación de vivir? Pues porque el tío salió convencido de que podía vivir. Hasta el último aliento. Así que, tío, vive hoy, siente hoy, haz lo que te toque hoy porque no sabes si mañana estarás vivo. Es tu única oportunidad.

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