Es tentador pensar que el éxito de Mandela se debió a que era un hombre muy mediático. Pero no es así. Mandela no hablaba con la misma pasión que Martin Luther King ni debatía con el mismo ardor que Winston Churchill. Durante su primera rueda de prensa se quedó mirando perplejo los objetos peludos que había delante de él, hasta que alguien le explicó al oído que eran micrófonos. El verdadero secreto de Mandela era otro. El periodista británico John Carlin llegó a la conclusión de que Mandela fue uno de los grandes líderes de la historia «porque optó por ver el bien en personas que el 99 por ciento de la gente habría considerado casos perdidos». Una vez le preguntaron a Walter Sisulu, uno de los mejores amigos de Mandela, si podía nombrar alguna de las malas cualidades del famoso líder. «Cuando Mandela confía en alguien», empezó, «se entrega por completo...» Pero entonces dudó. «Aunque tal vez eso no sea una mala cualidad.»
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