Cuando entres en la vida de una persona, piensa que cualquier cosa que hagas podrá hacerla cambiar por dentro para siempre, puedes sin darte cuenta, transformarla o deformarla, quizá enciendas una luz y apagues otra, quizá dejes huellas y a su paso borrar otras.
Cuando entras en la vida de una persona, podrás descubrir muchas cosas, pero no debes tocarlas sino te dan permiso, y si quieres hacer algo trata que sea algo bueno, que ayude a poner en orden y no alterar lo que ya está bien puesto.
Cuando entres en la vida de una persona, reflexiona para que cada paso que des, se sienta en lo más profundo, podrás llenarla de sentimientos buenos y malos, puedes colmarla de bendiciones o robarle lo que tiene bien guardado ahí dentro.
Y si algún día decides dejar esa vida y alejarte, no te lleves nada porque el haber entrado no te da derecho de saquear su corazón por dentro, tal vez alguien vuelva a encontrar la llave y decida entrar para llenar el vacío que dejaste, sanar las heridas y reparar lo que rompiste al salir.
Cuando decidas entrar en la vida de alguien, hazlo sabiendo que es para siempre, porque a esa persona le costará mucho volver a confiar en alguien.
Cuando entres en la vida de alguien procura no hacer mucho desorden y antes de entrar piensa bien lo que harás ahí dentro.
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