Ganó muchos de los reconocimientos civiles del país, incluido el más alto, el Padma Bhushan, por su carrera científica. Se le admiraba también porque a pesar de ser muy poderoso fue siempre humilde y cortés: trataba a todos por igual. En 2011, la película I am Kalam (Yo soy Kalam) retrataba la historia de cómo un niño pobre tomaba al expresidente como inspiración para estudiar. “Abdul Kalam era querido y respetado por muchos, pero de manera especial para los jóvenes, que lo veían como un modelo: un hombre que se creó a sí mismo y se convirtió en alguien importante. Al mismo tiempo, era el tipo de líder que querían para el país”, asegura la analista política e investigadora Manisha Priyam. Durante su presidencia, Kalam se entrevistó con medio millón de jóvenes, a los que siempre intentaba motivar. Así, siguió dando charlas en universidades. Precisamente había apenas comenzado una de sus conferencias el pasado 27 de julio en el Instituto de Dirección de Shillong cuando se desvaneció para ya nunca despertar.
https://elpais.com/internacional/2015/08/05/actualidad/1438727769_543585.html
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