En 1830 apareció su primera obra maestra: Rojo y negro, una crónica analítica de la sociedad francesa en la Restauración, en la que Stendhal representó las ambiciones de su época y las contradicciones de la emergente sociedad de clases, destacando sobre todo el análisis psicológico de los personajes y el estilo directo y objetivo de la narración.
En 1839 publicó La cartuja de Parma, mucho más novelesca que Rojo y negro, que escribió en tan sólo dos meses y que por su espontaneidad constituye una confesión poética extraordinariamente sincera, aunque sólo recibió el elogio de Balzac. Ambas son novelas de aprendizaje, y participan de rasgos románticos y realistas; en ellas aparece un nuevo tipo de héroe, típicamente moderno, caracterizado por su aislamiento de la sociedad y su enfrentamiento con sus convenciones e ideales, en el que muy posiblemente se refleja en parte la personalidad del propio Stendhal. Falleció de un ataque de apoplejía, sin concluir su última obra, Lamiel, que fue publicada mucho después de su óbito.
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