miércoles, 6 de noviembre de 2024

«Yo te fui desnudando de ti mismo,
de los «tús» superpuestos que la vida
te había ceñido…

Te arranqué la corteza —entera y dura—
que se creía rama, que tenía
la forma de la fruta.

Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aun velados
de tinieblas y asombros…

Surgiste de ti mismo; 
de tu sombra fecunda — intacto y desgarrado
en alma viva…».


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