Donde encontramos diferencias con aquellos que nos han precedido no es en las preguntas que planteamos, sino en la forma en que las planteamos. En menos de un siglo, nuestro mundo ha cambiado tan radicalmente que ya no tenemos la inclinación o la oportunidad para dedicarnos a la contemplación, como lo hacían nuestros antepasados. Parecería que hemos perdido la habilidad de ir más despacio, de dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Tenemos más información que nos llega de todos lados, menos tiempo para absorberla y mucho más que hacer. Nuestras expectativas siempre crecientes de cómo debiera ser nuestra vida, tienen por resultado que nuestros días estén repletos de actividad. A medida que aumenta el número de comodidades a nuestra disposición, aumenta el tiempo que pasamos utilizándolas y manteniéndolas. A medida que tenemos más posibilidades de elegir, menos tenemos que elegir. Hace años, cuando en los Estados Unidos no había más que cuatro canales de televisión, nos alcanzaba un instante para saber que no queríamos ver nada. Ahora que disponemos de varios centenares de canales, nos puede llevar una hora darnos cuenta de que no hay nada que realmente nos interese. Nuestra vida actual está llena de tantas alternativas y a menudo opciones que compiten entre sí, que aunque la idea de simplificar nuestra vida suene bien en teoría, en la realidad es casi imposible lograrlo. Sí, es lindo parar y apreciar el aroma de las flores, pero entonces tendremos que agregar “comprar flores” a la lista de cosas para hacer. No es por casualidad que el Movimiento Slow Food se esté extendiendo a través del mundo, a medida que más y más de nosotros buscamos maneras de regresar a lo que es realmente importante. Carlo Petrini, el fundador del movimiento, dice acerca de lo que enfrentamos hoy en día: Si vivo con la ansiedad de ir ligero, no viviré bien. Mi adicción a la velocidad me va a enfermar. El arte de vivir es darle tiempo a cada cosa y a todas las cosas… En definitiva, “lento” significa que nos demos tiempo de reflexionar. Significa que nos demos tiempo de pensar. Con calma, se llega a todos lados.
JOHN-ROGER
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