Picasso hizo posar a Gertrude Stein más de ochenta veces para retratarla. Y después pintó la cabeza por encima y la rehízo a los tres meses sin haber vuelto a verla. Durante más de setenta años Pablo Casals empezó el día tocando Bach. He venido a este lugar porque allá no tenía ninguna clase de vida. Yo, ¿y el Lector? El Lector ha venido a este lugar porque allá no tenía ninguna clase de vida. Ayer alguien lo saludó con la cabeza por la calle. Anna Ajmátova tuvo una aventura con Amadeo Modigliani en París en 1910 y 1911. Ya en la vejez, sin haber vuelto a salir de Rusia por un tercio de siglo, quedaría atónita al enterarse de lo famoso que había sido.
En 1579, cuando Shakespeare tenía quince años, la población de Stratford debía de ser de poco más de mil quinientos habitantes. ¿Podría pensarse que conocía a la mujer llamada Katherine Hamlet que ese verano cayó al Avon y se ahogó?
Emily Dickinson se recluyó tan desmesuradamente en la segunda mitad de su vida que durante los últimos diez años no salió de su casa ni una sola vez.
Incluso en los más provisorios pensamientos iniciales sobre un primer boceto, ¿por qué el Lector piensa en su personaje principal como el Lector?
La Elegía de Gray tiene ciento veintiocho versos. Gray tardó siete años en escribirla.
Si tuviera que elegir, dijo una vez Giacometti, rescataría un gato de un edificio en llamas antes que un Rembrandt.
Estoy envejeciendo. He estado en hospitales. ¿Tengo ganas de poner ciertas cosas por escrito?
Sin duda el Lector es esencialmente el Yo en casos como ese. Sin embargo, se supone que en casi todos los demás casos no será de ningún modo el Yo.
Mientras peleaba con su mujer, borracho, una vez Paul Verlaine arrojó a su hijo de tres meses contra una pared.
Páginas manoseadas: leídas una y otra vez. ¿Quién pasó por aquí antes que yo?
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