Y entonces te fuiste dando cuenta, de a poco, de que el mundo no te pedía acciones y sacrificios, que la vida no era un poema heroico con papeles protagónico y cuestiones por el estilo, sino una cómoda sala burguesa donde la gente estaba satisfecha con comer y beber, con tomar café y zurcirse las medias, con echar el tarot y escuchar la música de la radio.
Y quien desee lo otro, lo
heroico y lo hermoso, quien lleve adentro la admiración por los grandes
poetas o los santos, es un tonto y un Don Quijote.
Hermann Hesse,
No hay comentarios:
Publicar un comentario