Ya no corras Macario! ¿Para qué?
Si ya todos traíbamos la muerte escondida, algunos en el hígado, otros en el pulmón, algunos otros en la tripa.
La vida no siempre es fácil Macario, a veces duele, a veces golpea, a veces se enrosca en nuestro pescuezo y nos asfixia, nos sofoca, nos sangolotea.
Pero aunque duela, vale el esfuerzo vivirla, sentarse juntos a comer frijoles y té limón, arroparse los fríos con un abrazo y dejarse acurrucar cuando uno está cansado.
¡Ya no corras Macario! ¿Para qué? Si al final todos somos igual de frágiles que las velas en la gruta, por eso más vale saborear el guajolote a lado de la Muerte, a la par de ella, pa' que nos dé otro ratito de vida...
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