Margarita Magón, la madre de los Hnos. Flores Magón, quien no conforme con haber engendrado la revolución, dejó este gran ejemplo de dignidad en su lecho de muerte:
En 1901, Margarita agonizaba mientras sus hijos Jesús y Ricardo se encontraban en prisión por expresar su pensamiento durante la dictadura de Porfirio Díaz. Aprovechando esta situación, el dictador envió un emisario a su casa para ofrecerle la oportunidad de ver a sus hijos por última vez, con una sola condición, que los convenciera de abandonar la lucha revolucionaria. Esta fue la respuesta de la sublime madre:
"Dígale al presidente Díaz que escojo morir sin ver a mis hijos. Y lo que es más, dígale esto; prefiero verlos colgados de un árbol o en garrote a que se arrepientan o retiren algo de lo que han dicho o hecho".
Su hijo menor, Enrique, quien estuvo con ella en ese momento constató lo sucedido y agregó: "Mi madre cerró los ojos. Una hora después moría. Un dolor intolerable me atenazaba. Su tierno corazón se había desbordado de amor por nosotros. Había sumergido sus sentimientos para no ablandar nuestro espíritu luchador. Nos había animado, por su amor a la memoria de su querido esposo, y por la causa que los dos habían abrazado. Y todo el tiempo había tenido el corazón oprimido entre el miedo y la ansiedad por nosotros... Me levanté de la silla y la besé en la frente, ya helada. Tenía un nudo en la garganta. Mamacita, le dije, te prometo que seguiré la lucha por la que diste tu vida".
Y en efecto, cinco años después de la muerte de su madre, los hermanos anarquistas convocaron al primer levantamiento armado del país; a la primer guerra abierta de los trabajadores contra sus explotadores y contra todo tipo de gobierno, mediante el lema "Tierra y Libertad", adoptado posteriormente en la Revolución Mexicana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario