viernes, 20 de septiembre de 2024


 


Cuando el abad ciego pregunta al investigador William de Baskerville: “¿Qué anheláis verdaderamente?”
Baskerville contesta: “Quiero el libro griego, aquél que, según vosotros, jamás fue escrito. Un libro que sólo trata de la comedia, que odiáis tanto como a la risa. Se trata probablemente del único ejemplar conservado de un libro de poesía de Aristóteles. Existen muchos libros que tratan de la comedia. ¿Por qué este libro es precisamente tan peligroso?”
El abad contesta: “Porque es de Aristóteles y va a hacer reír”.
Baskerville replica: “¿Qué hay de inquietante en el hecho de que los hombres puedan reir?”
El abad: “La risa mata el miedo, y sin miedo no puede haber fe. Aquél que no teme al Demonio no necesita más de Dios.

 En el "El Nombre de la Rosa" de Umberto Eco...


 

 "Dostoievski me cambió. El idiota, los demonios, los hermanos Karamazov, el jugador. Me puso del revés como un guante. Entendí que podía respirar, podía ver horizontes invisibles. El odio hacia mi padre se desvaneció. Amaba a mi padre, pobre desgraciado sufriente y perseguido. También amaba a mi madre y a toda mi familia. Era hora de hacerse hombre, de dejar San Elmo y salir al mundo. Quería pensar y sentir como Dostoievski. Yo quería escribir".


 John Fante

jueves, 19 de septiembre de 2024


 

 Observemos, contemplemos. Creo que nos da miedo detenernos, creo que nos da miedo pararnos, creo que nos da miedo mantenernos en atención flotante sin aparentemente nada que hacer, cuando, a veces, es el espacio de mayor fertilidad y creatividad para nosotros y para los demás. Pascal decía que la gran parte de los problemas de la humanidad vienen por la incapacidad del ser humano de estar sentado en una silla en una habitación, y mientras estás sentado, observa a tus hijos. Y, sobre todo, dejar de proyectar. Es decir, cuestionarnos en qué medida ese niño hace esa actividad deportiva porque nosotros queríamos ser un gran futbolista. ¿Estás teniendo en cuenta a ese ser humano único y excepcional, o estás haciendo que compense tus faltas? Entonces, si quieres liberarlos, cuestiónate. Hay que tener el coraje de cuestionarlo todo, tu religión, tu padre, tu madre, a ti mismo, porque cuestionar no implica matar, es cuestionar. Porque si no caemos en dogmas conscientes o inconscientes que lo que hacen es perpetuar el sufrimiento. La pregunta que tendríamos que hacernos muchas veces es: ¿Qué es lo que tengo que aceptar? Que mi hijo no es como yo, que quiere otras cosas. Pues qué bien, cuánto puedo aprender de ella o de él.

Alex Rovira


 

miércoles, 18 de septiembre de 2024



Un día que Blachevelle atravesaba el arroyo de la calle Guérin - Boisseau, vio a una hermosa muchacha con medias blancas y muy estiradas que enseñaba las piernas. Este prólogo le agradó y Blachevelle amó. La que amó era Favourite. ¡Oh, Favourite, tienes unos labios jónicos! Había un pintor griego llamado Euforión al que habían puesto el sobrenombre de pintor de los labios. Solamente este griego hubiera sido digno de pintar tu boca. ¡Escucha! Antes que tú, no hubo criatura digna de este nombre. Estás hecha para recibir la manzana, como Venus, o para comerla, como Eva. La belleza empieza en ti. Acabo de hablar de Eva, eres tú quien la ha creado. Mereces la patente de invención de la mujer hermosa. ¡Oh!, Favourite, dejo de tutearos, porque paso de la poesía a la prosa. Hablabais de mi nombre hace poco. Esto me ha enternecido; pero seamos lo que seamos, desconfiemos de nuestros nombres. Pueden engañarnos. Yo me llamo Félix, y no soy feliz. Las palabras son engañosas. No aceptemos ciegamente las indicaciones que nos dan. Sería un error escribir a Lieja para tener tapones, y a Pau para tener guantes [146] . Miss Dahlia, en vuestro lugar yo me llamaría Rosa. Es preciso que la flor huela bien, y que la mujer tenga ingenio. No digo nada de Fantine, es una soñadora, una visionaria, una pensadora, una sensitiva; es un fantasma con cuerpo de ninfa y el pudor de una monja, que se extravía en la vida de modistilla, pero que se refugia en las ilusiones, y que canta, y que ruega, y que mira al cielo sin saber lo que ve ni lo que hace, y que, con la vista en la inmensidad, vaga por un jardín donde hay más pájaros que los que existir puedan. ¡Oh!, Fantine, oye bien esto: yo, Tholomyès, soy una ilusión; ¡pero no me oye!, la rubia hija de las quimeras. Por lo demás, todo en ella es frescor y suavidad, juventud, dulce claridad matinal. ¡Oh!, Fantine, muchacha digna de llamaros margarita o perla, sois una mujer del más bello Oriente. Señoras, un segundo consejo: no os caséis; el matrimonio es un injerto; coge bien o mal; huid de este riesgo. ¡Pero, bah!, ¿qué estoy diciendo? Mis palabras se pierden. Las mujeres, en cuanto a matrimonio, son incurables; y todo lo que podamos decir, nosotros los sabios, no impedirá en absoluto que las chalequeras y ribeteadoras sigan soñando en maridos ricos y llenos de diamantes. En fin, sea; pero, hermosas, recordad esto: coméis demasiado azúcar. ¡Oh!, sexo roedor, ¡tus lindos pequeños y blancos dientes adoran el azúcar! Ahora bien, escuchadme, el azúcar es una sal. Toda sal es secante. La más secante de todas las sales es el azúcar. Absorbe, a través de las venas, los líquidos de la sangre; de ahí la coagulación y luego la solidificación de la sangre; de ahí la tuberculosis en los pulmones; de ahí la muerte. Por esto es por lo que la diabetes confina con la tisis. Así pues, ¡no comáis azúcar y viviréis! Me vuelvo hacia los hombres. Señores, haced conquistas. Robaos los unos a los otros, sin remordimientos, vuestras bienamadas. Cambiad de pareja. En amor no existen los amigos. Dondequiera que haya una mujer bonita, están rotas las hostilidades. ¡Sin cuartel, guerra de exterminio! Una hermosa mujer es un casus belli ; una hermosa mujer es un flagrante delito. Todas las invasiones de la historia están determinadas por zagalejos. La mujer es el derecho del hombre. Rómulo raptó a las sabinas; Guillermo [147] raptó a las sajonas; César raptó a las romanas. El hombre que no es amado planea como un buitre sobre las amantes del prójimo; y en cuanto a mí, a todos esos infortunados que están viudos, lanzo la sublime proclama de Bonaparte al ejército de Italia: «Soldados, carecéis de todo. El enemigo lo tiene».

Victor Hugo


 


 William James

martes, 17 de septiembre de 2024


 

  Contar es fijar en la memoria, construir lo que se niega, lo que se olvida.

Taibo II


 

 "Todos tenemos un enigma 

y como es lógico ignoramos 
cuál es su clave su sigilo 
rozamos los alrededores 
coleccionamos los despojos 
nos extraviamos en los ecos 
y lo perdemos en el sueño 
justo cuando iba a descifrarse 

y vos también tenés el tuyo 
un enigmita tan sencillo 
que los postigos no lo ocultan 
ni lo descartan los presagios 
está en tus ojos y los cierras 
está en tus manos y las quitas 
está en tus pechos y los cubres 
está en mi enigma y lo abandonas."

Mario Benedetti


lunes, 16 de septiembre de 2024


 

 Una vez más me sentía impotente ante la complejidad de la mente humana y desesperado por la futilidad de los intentos de la psiquiatría por simplificar con el fin de producir manuales para tratar a los pacientes de forma colectiva y prefabricada. Aquí había dos pacientes que se habían sumergido en el océano de conocimiento de un hombre de gran espíritu y se habían beneficiado, cada uno a su manera, de una forma que ni yo ni ninguna otra mente podría haber previsto. Me pregunté qué tendría ese océano para mí que estaba acercándome a mi cumpleaños número ochenta y dos, lleno de vida, pasión y curiosidad, pero entristecido por la pérdida de tantas personas que conocí y amé; lamentando, a veces, la pérdida de mi propia juventud, distraído por el deterioro de mi andamiaje, por mis articulaciones chirriantes y mi vista y mi oído cada vez peores. Y siempre consciente del crepúsculo cada vez más profundo y la proximidad inevitable de la oscuridad final. Abrí las Meditaciones, busqué en la página, y encontré el mensaje pensado para mí: «Por tanto, recorre este pequeñísimo lapso de tiempo obediente a la naturaleza y acaba tu vida alegremente, como la aceituna que, cuando está madura, cae bendiciendo a la tierra que la llevó a la vida y dando gracias al árbol que la produjo.»

Yalom



 


 Shopenhauer


 

 Séneca ofrece muchos consejos específicos para evitar la ira. Afirma que deberíamos combatir nuestra tendencia a creer lo peor de los demás , así como nuestra tendencia a establecer conclusiones respecto a sus motivaciones. Hemos de tener presente que el hecho de que las cosas no salgan como esperábamos no significa que alguien haya sido injusto con nosotros. En particular, afirma Séneca, hemos de recordar que, en algunos casos, la persona que nos enfada en realidad nos ha ayudado; en tales situaciones, lo que nos irrita es que no nos ayudó más. [5]

 Si somos hipersensibles, nos irritaremos con facilidad. En líneas generales , dice Séneca, si nos concedemos todos los caprichos, si nos dejamos corromper por el placer, nada nos parecerá tolerable; las cosas nos parecerán intolerables no porque sean duras, sino porque nosotros somos blandos. Por lo tanto, Séneca recomienda estar vigilantes para asegurarnos de que no nos acomodamos demasiado (por supuesto , esta es solo una de las razones que dan los estoicos para renunciar a la comodidad; en el capítulo 7 hemos examinado otras). Si nos endurecemos así, afirma, será más difícil que un portazo o el grito de un criado nos perturben, y por lo tanto será menos probable que nos enfademos por estas cosas. No seremos tan abiertamente hipersensibles a lo que los demás hacen o dicen, y no percibiremos las «vulgares trivialidades» como una provocación, por ejemplo, que nos sirvan agua tibia o que el lecho esté poco mullido. [6]

 Para evitar enfadarnos, dice Séneca, hemos de tener presente que las cosas que nos enfadan generalmente no nos causan daño alguno; son meros fastidios. Al permitir que situaciones ínfimas nos irriten, convertimos lo que sería una perturbación apenas perceptible en un estado de agitación que destruye nuestra serenidad . Además, como observa Séneca, «nuestra ira dura invariablemente más que el daño que nos han infligido». [7] Por lo tanto , qué ridículos somos cuando permitimos que cuestiones tan insignificantes perturben nuestro ánimo.

William Irvine

domingo, 15 de septiembre de 2024

 


Recientemente usted se definió como un ‘optimista compulsivo’, señor, ¿Es posible serlo entre guerras y pandemias?

La prueba es que yo lo soy. Lo inteligente es ser pesimista, pero como no soy inteligente, soy optimista. Y lo soy de manera visceral. ¿Qué es un pesimista? Es alguien que piensa como Ricardo Reis, el heterónimo de Fernando Pessoa, que dice: Quien nada espera, cuanto le depare el día, por poco que sea, será mucho. Eso es un pesimista. Y es un hombre que vive feliz porque no espera nada, por lo tanto, todo lo que el día le depara es bueno, es una maravilla, es un milagro.

Ambrose Bierce, el escritor norteamericano, definía en el ‘Diccionario del diablo’ la palabra ‘año’, así lo definía: ‘periodo de 365 decepciones’. Eso soy yo, un hombre que se levanta por la mañana pensando que las cosas irán bien y siempre la realidad le castiga.

Hablando en serio, yo creo que lo inteligente es lo que dijo (Antonio) Gramsci famosamente: el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. Hay que trabajar para lo mejor siendo consciente de lo peor. Esa es la mejor manera de plantearse las cosas.

https://trome.com/actualidad/entrevista-javier-cercas-la-literatura-es-antes-que-nada-un-placer-como-el-sexo-literatura-historia-relato-noticia/


 

 Hay también otro mundo en el que no querría vivir: el mundo en el que se demoniza el cuerpo y el pensamiento independiente y se rotula de pecado a cosas que pertenecen a lo mejor que podemos experimentar. Un mundo en el que se nos exige sentir amor por los tiranos, los torturadores y los asesinos alevosos, ya sea que las pisadas de sus botas resuenen con eco ensordecedor por las calles o que, con silencio felino, como sombras cobardes, se deslicen por las calles y ataquen a sus víctimas por la espalda, clavándoles el acero reluciente en el corazón. No hay nada más absurdo que exigirles a los hombres desde el púlpito que perdonen a tales seres, hasta que los amen. Aun si alguien pudiera en verdad hacerlo, sería una falta a la verdad sin igual, una autonegación despiadada, que sería recompensada con la deformidad más total. Ese mandamiento, ese mandamiento insensato, antinatural, de amar al enemigo fue pensado para quebrar a los hombres, para despojarlos de su valor y su confianza en sí mismos, para hacerlos débiles en las manos de los tiranos, para que no puedan encontrar la fuerza para levantarse contra ellos, por las armas si es necesario.

Pascal Mercier

sábado, 14 de septiembre de 2024


 

 La literatura le concede un gran lugar al tema del “doble”, alguien idéntico a ti que poco a poco te expulsa de tu propia vida, se apropia de tu territorio, de tus amistades, de tu familia, de tu trabajo, hasta transformarte en un paria e incluso tratar de asesinarte... Te debo decir que en realidad eres el “doble” y no el original. La identidad que crees la tuya, tu ego, no es más que una copia pálida, una aproximación de tu ser esencial. Te identificas con ese doble tan irrisorio como ilusorio y de pronto aparece el auténtico. El amo del lugar vuelve a tomar el sitio que le corresponde. En ese momento tu Yo limitado se siente perseguido, en peligro de muerte, lo que es cierto. Porque el ser auténtico terminará por disolver al doble. Nada te pertenece. Tu única posibilidad de ser es que aparezca el otro, tu naturaleza profunda, y te elimine. Se trata de un sacrificio sagrado en el cual deberás entregarte por entero al amo, sin angustia... Puesto que vives preso en tus ideas locas, sentimientos confusos, deseos artificiales, necesidades inútiles, ¿por qué no adoptas puntos de vista totalmente distintos? Por ejemplo, mañana serás un inmortal. Como un inmortal te levantarás y te cepillarás los dientes, como un inmortal te vestirás y pensarás, como un inmortal recorrerás la ciudad... Durante una semana, veinticuatro horas al día, y para ningún cómplice espectador salvo tú mismo, serás el hombre que nunca morirá, actuando cual otra persona con tus amigos y conocidos, sin darles ninguna explicación. Lograrás ser un autor-actor-espectador, presentándote no en un teatro sino en la vida».

Jodorowsky


 


 

"No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien. Por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos". 


Milan Kundera

jueves, 12 de septiembre de 2024


 

 "No puedes mover a tu cuerpo, porque está demasiado cargado de pasado. 


Olvida hasta tu nombre y comienza de nuevo en este momento e inmediatamente sentirás que vives en un mundo maravilloso. 

Cuando sientes que no eres lo que piensas, puedes volar. 

El principio y el final, es decir, la vida y la muerte, son invenciones de la mente, como sufres cuando se va tu hijo porque te acostumbraste a pensar que eras sólo padre. 

Deja el pasado de lado y sentirás toda la vida". 

#FacundoCabral

 






Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo

como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.

 JULIO CORTÁZAR

miércoles, 11 de septiembre de 2024


 

  La mayoría de la gente utiliza su riqueza para financiar un estilo de vida lujoso que le granjeará la admiración de los demás. Sin embargo, los estoicos argumentan que ese estilo de vida es contraproducente si nuestro objetivo no es vivir bien, sino tener una buena vida.

 Consideremos, por ejemplo, las comidas extravagantes asociadas con la vida lujosa. ¿Acaso quienes comen así experimentan más placer que quienes mantienen dietas más austeras? Musonio no lo cree. Las personas con dietas extravagantes, afirma, se asemejan al hierro que, debido a su inferioridad, ha de ser constantemente afilado; más exactamente, estos individuos serán infelices con la comida a menos que haya sido «afilada» con vino puro, vinagre o vinagreta. [7]

 Existe el peligro real de que, si nos exponemos a un estilo de vida lujoso, perdamos la capacidad de disfrutar de las cosas simples. Antes disfrutábamos del sabor de un plato de macarrones con queso acompañado de un vaso de leche, pero después de vivir en el lujo durante unos pocos meses descubrimos que los macarrones ya no satisfacen nuestro exigente paladar; los rechazamos en favor de los fetuccine Alfredo, acompañados de una marca específica de agua embotellada. Y poco después, y si nos lo podemos permitir, rechazaremos incluso esta comida en favor del risotto con gambas dulces de Maine y flores de calabaza recién cogidas, acompañado de esa botella de vino Riesling tan elogiada por los críticos, y precedido, evidentemente, por una buena ensalada de lechuga rizada cubierta por alcachofas braseadas, habas, queso Valençay, espárragos pequeños y tomates cherry confitados. [8]

 Cuando la gente es difícil de complacer como resultado de la exposición a la vida lujosa, ocurre algo curioso. En lugar de lamentar la pérdida de su capacidad para disfrutar de las cosas sencillas, se enorgullecen de su recién adquirida capacidad para disfrutar solo de «lo mejor». Sin embargo, los estoicos compadecerían a estos individuos. Señalarían que al socavar su capacidad para disfrutar de cosas sencillas y fáciles de conseguir — un plato de macarrones con queso, por ejemplo — han perjudicado seriamente su capacidad para disfrutar de la vida. Los estoicos se esforzaban para no ser víctimas de este tipo de sibaritismo. De hecho, valoraban mucho su capacidad para disfrutar de la vida cotidiana — y su capacidad para encontrar fuentes de deleite cuando se vive en condiciones primitivas.

 En parte, esa era la razón por la que Musonio defendía una dieta simple. Más exactamente, pensaba que era mejor tomar alimentos que necesitaran poca preparación, entre ellos frutas, verduras, leche y queso. Intentaba evitar la carne porque pensaba que era un alimento más apropiado para los animales salvajes. Recomendaba elegir los alimentos «no por placer, sino por su poder nutritivo, no para complacer al paladar, sino para fortalecer el organismo». Por último, Musonio nos aconseja seguir el consejo de Sócrates: en lugar de vivir para comer — en lugar de pasarnos la vida buscando el placer derivado de la comida — , deberíamos comer para vivir. [9]

 ¿Por qué Musonio debería privarse de lo que parecen placeres gastronómicos gastronómicos inofensivos? Porque no cree que sean inofensivos. Recuerda la observación de Zenón, según la cual deberíamos evitar aficionarnos a las exquisiteces, porque una vez que empezamos este camino será difícil parar. Otra cosa que hemos de tener en mente es que aunque pasen meses o incluso años entre nuestros encuentros con otras fuentes de placer, hemos de comer todos los días, y que cuanto más nos tiente un placer, más peligroso será que sucumbamos a él. Por esa razón, afirma Musonio, «el placer vinculado a la comida es sin duda el más difícil de combatir de todos los placeres».

William Irvine

 


 Mi padre siempre decía: 

"Dormir temprano 
y levantarse temprano 
hace que un hombre 
sea saludable, rico y sabio".
Las luces se apagaban 
a las ocho de la noche 
y al amanecer, 
estábamos todos despiertos, 
oliendo café, tocino crujiente 
y huevos revueltos.
Mi padre siguió esta rutina básica 
a lo largo de los años.  
Murió joven, pobre y, creo, 
no muy sabio.
Con eso en mente, 
rechacé su consejo 
que se convirtió para mí: 
"Duerme tarde y despierta tarde".
Bueno, ahora no estoy diciendo 
que gané en la vida, 
pero evité una serie 
de embotellamientos matutinos, 
esquivé trampas diarias 
y encontré a alguien 
extraño y maravilloso: 
nada menos que yo, 
una persona que mi padre 
nunca conoció

 Charles Bukowski

martes, 10 de septiembre de 2024



 

 

errores de la humanidad

 Miguel de Unamuno nos golpea con su pensamiento.

El hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es ya, respecto al burro o a un cangrejo, un animal enfermo. La conciencia es una enfermedad… Ese pensamiento de que me tengo que morir y el enigma de lo que habrá después, es el latir mismo de mi conciencia.


 

 “Yo no temo a la muerte. No le temo ni me entristece. Cuando estoy triste pienso: cómo puedo estar triste si me espera esa gran aventura que es la muerte. Si tengo suerte, seré aniquilado, borrado totalmente, y si no, si hay otra vida, la aceptaré como he aceptado ésta. Peor que ésta no será. Hasta puede ser mejor. No sabemos nada, pero podemos pensar que hay una aventura más allá de la muerte.” 

 
Jorge Luis Borges

lunes, 9 de septiembre de 2024


 

 La defensa de la contención sexual por parte de los estoicos puede parecer mojigata a los lectores modernos, pero tenían razón. Vivimos en una época de permisividad sexual, y para muchas personas las consecuencias de esta situación han sido catastróficas en términos de paz interior. Pensemos, por ejemplo, en la joven que, por no poder resistirse a la tentación sexual, ahora se enfrenta a una dura situación como madre soltera, o al joven que, por la misma razón, ahora carga con la responsabilidad (o al menos con el pago de la manutención infantil) que le impide perseguir sus sueños. Es fácil encontrar personas que estarán de acuerdo en que su vida habría sido mejor de haber sido capaces de contenerse sexualmente; es difícil encontrar a personas que piensen que su vida habría sido mejor de haberse reservado menos.

 Hemos de añadir que los estoicos no eran los únicos entre los antiguos en señalar el poder destructivo del sexo. Epicuro puede haber sido el rival filosófico de los estoicos, pero compartía su desconfianza hacia el sexo: «Las relaciones sexuales nunca han hecho bueno a un hombre, y tiene suerte si no lo han perjudicado». [17]

 Dicho esto, debo añadir que, a pesar de sus prevenciones respecto al sexo, los estoicos eran grandes defensores del matrimonio. Un hombre sabio, dice Musonio, se casará, y una vez casado, él y su mujer se esforzarán por hacerse mutuamente felices. De hecho, en un buen matrimonio, dos personas se vincularán en una unión amorosa e intentarán superarse uno al otro en su cuidado mutuo. [18] Tal matrimonio, imaginamos, será muy feliz.

William Irvine


 


 

 Los «pensamientos involuntarios» acostumbran desencadenar una violentísima resistencia, que trata de impedirles emerger. Si hemos de dar crédito a F. Schiller, nuestro gran filósofo poeta, es también una tal disposición condición de la producción poética. En una de sus cartas a Körner, cuidadosamente estudiadas por Otto Rank, escribe Schiller, contestando a las quejas de su amigo sobre su falta de productividad: «El motivo de tus quejas reside, a mi juicio, en la coerción que tu razón ejerce sobre tus facultades imaginativas. Expresaré mi pensamiento por medio de una comparación plástica. No parece ser provechoso para la obra creadora del alma el que la razón examine demasiado penetrantemente, y en el mismo momento en que llegan ante la puerta las ideas que van acudiendo. Aisladamente considerada, puede una idea ser harto insignificante o aventurada, pero es posible que otra posterior le haga adquirir importancia, o que uniéndose a otras, tan insulsas como ella, forme un conjunto nada despreciable. = La razón no podrá juzgar nada de esto si no retiene las ideas hasta poder contemplarlas unidas a las posteriormente surgidas. En los cerebros creadores sospecho que la razón ha retirado su vigilancia de las puertas de entrada; deja que las ideas se precipiten pêle-mêle al interior, y entonces es cuando advierte y examina el considerable montón que han formado. = Vosotros, los señores críticos, o como queráis llamaros, os avergonzáis o asustáis del desvarío propio de todo creador original, cuya mayor o menor duración distingue al artista pensador del soñador. De aquí la esterilidad de que os quejáis. Rechazáis demasiado pronto las ideas y las seleccionáis con excesiva severidad». 


 Sigmund Freud.

sábado, 7 de septiembre de 2024

 


 

Sabines


 

 «Estar dispuesto a cambiar es de personas inteligentes. 

El inconsciente gobierna nuestra vida, y el inconsciente está formado por nuestras  creencias, muchas de las cuales son falsas aunque las demos por ciertas. Tener una actitud de apertura ante todo y todos nos sitúa en mejores condiciones para seguir creciendo. Como ya dijese Keynes, «lo más difícil del mundo no es que la gente acepte nuevas ideas, sino que olvide las antiguas»; algo parecido a lo que pensaba Goethe: «Ten cuidado con lo que aprendes porque no podrás olvidarlo». Estar abiertos al «desaprendizaje» es absolutamente imprescindible para que el verdadero aprendizaje tenga lugar. Muchas veces, lo que pensamos que conocemos es lo que realmente nos impide aprender».

Bertrand Arthur William Russell

jueves, 5 de septiembre de 2024


 

 «Hoy escribe todo el mundo. Al primero que se antoja se pone a escribir. Aquellos que tienen el alma más negra que mis botas, aquellos cuyo corazón no se creó en las entrañas de su madre, sino en una fragua, aquellos que tienen tanta verdad como yo casas, se atreven a penetrar en el camino de los elegidos, en la senda exclusiva de los profetas, de los que aman la verdad y de los que odian el dinero. Queridos señores míos: este camino es hoy más ancho, pero no hay quien pase por él. ¿Dónde están los verdaderos talentos? Por más que uno los busque, no los encuentra. Todo se ha vuelto caduco y mísero. Si queda vivo alguno de los bravos de antaño, se ha convertido en un pobre espíritu y en un fracasado. Antes se luchaba por la verdad; hoy no se busca sino la grandilocuencia...»


Antón Chéjov 


 

 Stendhal era un escritor francés. Se llamaba Henri Beyle y era un italianista, le encantaba todo lo italiano, hizo muchos viajes por Italia. Él vivió su vida bastante románticamente. Se fue a viajar por Italia después de sus despechos amorosos. Se fue por Milán y por Roma y por Florencia. Él, cuando llegó a Florencia, entró en la Basílica de la Santa Croce, que está en la plaza que hoy se llama así también, la Piazza della Santa Croce. Y él escribió, porque él lo escribía todo, hizo libros de viajes, escribió que al salir de la basílica estaba tan emocionado, estaba tan conmocionado que el corazón le latía con una fuerza inusual y que apenas se podía mantener en pie de la emoción que le había causado ver tantísima belleza junta. Pero el ‘Síndrome de Stendhal’ es eso. Hoy en día se define como una especie de patología o como una especie de nombre para todas esas personas que tienen esa capacidad. Y hay personas que son capaces de emocionarse ante cualquier cosa, de sentir, de llorar, de reír, de desvivir. Y después hay otras personas que son capaces de desvivirse un poco menos, otras un poco menos, otras un poco menos. Y hay personas también que les cuesta más y que, a lo mejor, están frente a alguna cosa muy bella y que, por lo que sea, pues frente a la misma obra de arte, pues no son capaces de llegar al nivel de emoción que pueda tener otra persona. Así que frente a una música bonita, que creo que esta es bonita… Chopin sería una de esas personas que estaría sufriendo el síndrome de Stendhal constantemente. De hecho, lo sufría constantemente. Vivía como un romántico, tan romántico que mientras tocaba, le caían las lágrimas, mientras componía, le caían las lágrimas. Entiendo que si estamos hoy aquí es porque dentro de esos niveles de los que hemos hablado, estáis todos vosotros, más cerca de ser como Stendhal que más cerca de: “No oigo nada. No me pasa nada”. Aun así, aun así, a todo el mundo le pasa algo. Te prometo que incluso la persona que, a lo mejor, tiene la sensibilidad un poco menos a flor de piel, incluso a esa persona, ante esta música, le pasa alguna cosa. Así que adelante con el síndrome de Stendhal para todos. 

Ramón Gener

miércoles, 4 de septiembre de 2024


 

 Tendríamos que preguntarnos qué lugar ocupa la ética en nuestra vida cotidiana, lo que conlleva una pregunta radical: ¿qué es para nosotros una buena vida en el sentido más pleno del término? Planteársela es plantearse qué clase de vida admiramos verdaderamente, y qué clase de vida esperamos rememorar cuando seamos viejos y reflexionemos sobre cómo hemos vivido. ¿Bastará con decir 'Fue divertida'? ¿Podremos incluso decir sinceramente que 'fue' divertida? Cualquiera sea su posición o 'status', puede usted preguntarse lo que –dentro de los límites de sus posibilidades– desea lograr en su vida.

Peter Singer.


 

martes, 3 de septiembre de 2024


 William James


 

 “El presente es la única entrada al mundo espiritual, que no se encuentra nunca en el pasado ni en el futuro. El pasado es solo memoria y el futuro es imaginación. El presente en cambio se abre, como una puerta que suponíamos clausurada, a lo que está más allá de nuestros miedos, de nuestro limitado 'yo' y sus amarras terrestres y cotidianas.”

― Ignacio Solares

Un niño preguntó qué es la hierba, dándomela a manos llenas.

¿Cómo podía responderle al niño? Sé lo que es tanto como él.

Quizá sea la bandera de mi ánimo, un paño verde y esperanzado.

O quizá sea el pañuelo del Señor,

un obsequio perfumado, un recordatorio arrojado adrede,

con el nombre del dueño en los bordes, para que lo veamos y preguntemos

de quién es:

O quizá la hierba misma sea un niño, el vástago de la vegetación.

O quizá sea un jeroglífico uniforme,

y signifique: broto por igual en parajes anchos y angostos,

crezco tanto entre negros como entre blancos,

Kanuck, Tuckahoe, Congressman, CufT, os doy lo mismo, os recibo por

igual.

Y ahora me parece el bello y desaliñado cabello de las tumbas.

Tiernamente te usaré, hierba rizada,

tal vez brotes del pecho de hombres jóvenes,

tal vez si los hubiera conocido los habría amado,

tal vez seas de gente antigua, o de chiquillos pronto separados del regazo

de sus madres,

y aquí eres el regazo de sus madres.

Esta hierba es muy oscura para ser de la blanca cabeza de madres viejas,

más oscura que la barba descolorida de los ancianos,

oscura para brotar de rosados paladares.

Walt Whitman,

lunes, 2 de septiembre de 2024


 

 Como quiera que mida. usted tiene más de lo

que cree. No tema intentar. Si nunca ha sufrido un re-

vés, sospecho que la razón es que sus objetivos han sido de-

masiado modestos.

Con demasiada frecuencia. lo que nos impide intentar

mayores cosas está en las imágenes invisibles de nuestra men-

te. Es lo que llamo nuestra tendencia a enfocar las cuatro"efes":

las faltas, las fallas, los fracasos y las flaquezas. Si éste es su caso.

su última frontera no es el espacio sideral sino el espacio inte-

rior. Es usted mismo, y las barreras artificiales que ha instala-

do, lo que limita su potencial.

Si el sentido de la vida es que debe tener algún sentido

solo la acción puede darle significado a su existencia. Y eso

requiere se esfuerce  y se dedique a una causa digna.

 



 



  –La otra pregunta -responde el general, sin soltar el picaporte-. Y la otra pregunta se reduce a saber qué ganamos nosotros con toda nuestra inteligencia, con toda nuestra vanidad y con toda nuestra superioridad. La otra pregunta es si esa penosa atracción por una mujer que ha muerto no habrá sido el verdadero contenido de nuestras vidas. Ya sé que es una pregunta difícil. Yo no sé responder a ella. Lo he vivido todo, lo he visto todo, pero no sé responder a esa pregunta. He visto la paz y la guerra, he visto la miseria y la grandeza, te he visto cobarde y me he visto a mí mismo vanidoso, he visto la confrontación y el acuerdo. Pero en el fondo, quizás el último significado de nuestra vida haya sido esto: el lazo que nos mantuvo unidos a alguien, el lazo o la pasión, llámalo como quieras. ¿Es ésta la pregunta? Sí, ésta es. Quisiera que me dijeras -continúa, tan bajo como si temiera que alguien estuviera a sus espaldas, escuchando sus palabras- qué piensas de esto. ¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión, que un día colma nuestro corazón, nuestra alma y nuestro cuerpo, y que después arde para siempre, hasta la muerte, pase lo que pase? ¿Y que si hemos vivido esa pasión, quizás no hayamos vivido en vano? ¿Que así de profunda, así de malvada, así de grandiosa, así de inhumana es una pasión?… ¿Y que quizás no se concentre en una persona en concreto, sino en el deseo mismo?… Tal es la pregunta. O puede ser que se concentre en una persona en concreto, la misma siempre, desde siempre y para siempre, en una misma persona misteriosa que puede ser buena o mala, pero que no por ello, ni por sus acciones ni por su manera de ser, influye en la intensidad de la pasión que nos ata a ella.

Sandor Marai

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