Aléjate, aléjate de los oscuros, de los tibios, de los tristes, de los aburridos, de los que no sabes si van o vienen, de si suben o bajan. Aléjate de los que tienen el corazón de hielo, de los que son incapaces de regalar sonrisas con lo baratas que son, de los que se guardan los besos para mejor ocasión y no saben que nunca se debe dejar nada para mañana.
Aléjate
de los que no saben amar con el alma abierta de par en par, de los que
esconden sus miedos tras una armadura de hierro, de los que no te miran
de frente y de los que no saben besar con los ojos cerrados, aléjate.
Aléjate
de los listos que se hacen los tontos, de los que se creen que te
chupas el dedo o te caíste de un guindo, de los que no saltan de una
rama a la siguiente mientras no están seguro de agarrar la otra, de los
que te venden un cuento que no se lo creen ni ellos, de los vende humos y
de los que tienen la cabeza vacía, aléjate.
Aléjate
de los que hablan con la boca pequeña, de los que dicen mucho y hacen
poco, de los que prometen el cielo, pero no se mueven de la tierra, de
los que quieren llevar la luna a tu almohada, pero no sé atreven a salir
de noche a por ella, aléjate.
J.M. Quirós
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