Durante una entrevista, Grete describió la infancia de su hermano como algo “salvaje”. Era un niño difícil, aunque buen estudiante. Entró a hacer la secundaria en el Mommsen-Gymnasium de Berlín, un centro educativo bastante severo, en donde se respiraba antisemitismo por todos los rincones. Perls fue expulsado cuando tenía 13 años de edad. Como castigo, su padre lo obligó a trabajar como aprendiz en una bombonería.
La relación de Perls con su padre siempre fue muy conflictiva. En su diario definió a su progenitor como un hombre hipócrita y de doble moral, que odiaba a su madre y la engañaba con otras mujeres. Tan fuerte llegó a ser ese rechazo por el padre que Perls se negó a ir a su funeral.
Con la ayuda de su esposa, Perls comenzó a darle forma a sus propios planteamientos. En 1942 se trasladó a Nueva York y publicó su primer libro “Yo, hambre y agresión. Una revisión de la teoría y del método de Freud”. Cuatro años más tarde conformó “El grupo de los siete”, con otros intelectuales. En 1951 apareció lo que muchos consideran La Biblia del nuevo enfoque: “Terapia Gestalt: excitación y crecimiento de la personalidad humana”.
De una forma muy sintética y simplificada, podría afirmarse que la Terapia Gestalt es una corriente que pone especial énfasis en la forma como los sujetos experimentan su realidad, antes que en los hechos que experimentan. No apuntan hacia lo que le ocurre a un individuo, sino a la forma como este lo percibe. En otras palabras, hace hincapié en los procesos y no en los contenidos. Este enfoque forma parte de la psicología humanista y sostiene tres principios fundamentales:
- En énfasis en el aquí y el ahora. Para la Terapia Gestalt, los seres humanos no perciben el pasado, el presente y el futuro como realidades separadas. Por el contrario, los tres tiempos conforman una unidad que solo tiene presente. Tanto el pasado como el futuro son proyecciones de ese presente. Por lo tanto, de lo que se trata es de trabajar sobre ese “aquí y ahora” para encontrar la forma de resolver dificultades y acceder a una vida con mayor autorrealización.
- La toma de conciencia. Para acceder a un mejor nivel de bienestar es necesario hacer una observación minuciosa sobre uno mismo. Esa es la base para que se puedan diseñar nuevas maneras de formular la experiencia que se vive “en el aquí y el ahora”. Es un camino que apuesta replantear la perspectiva desde la que contemplamos lo que no sucede y señala la necesidad de abordar la experiencia personal con una nueva mirada.
- Asumir la responsabilidad. El proceso de concientización debe llevar a un punto en que sea posible asumir las consecuencias de las acciones. Si se aceptan los errores y se elaboran hipótesis sobre los riesgos que entraña la forma de actuar, se consigue autonomía. De este modo se le puede dar una dirección a la existencia, con más libertad y significado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario