No los reprimes, sino que los reconoces como «pensando» de un modo claro y compasivo, y entonces dejas de aferrarte a ellos. Una vez hayas aprendido a hacerlo, es algo increíblemente poderoso si cuando estás completamente obsesionado por deseos, miedos o cualquier tipo de pensamientos te das cuenta de ello y, sin criticarlos, dejas de aferrarte a ellos. Esta es probablemente una de las más increíbles herramientas que puedas recibir, la habilidad de simplemente dejarlos fluir, sin dejarte atrapar por tus enojados, apasionados, preocupados o deprimidos pensamientos.
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