«El órgano crítico no es el corazón ni los pulmones, sino el cerebro», dijo el estimado neurólogo Roger Bannister, más conocido como el primer humano en correr la milla en menos de cuatro minutos. Todos nos enfrentamos a barreras —físicas, económicas, temporales— cada día. Algunas son incuestionablemente reales, pero otras son artificiales; expectativas sobre lo bien que puede funcionar un sistema dado o cuánto cambio es demasiado cambio, o qué clase de conductas son aceptables. La siguiente vez que encuentres una barrera así, impuesta por gente que carece de tu imaginación, impulso y creatividad, piensa en no hacer caso de ella. Resolver un problema ya es bastante difícil, y se hace mucho más difícil si decides de antemano que es irresoluble. Si dudas del poder adverso de límites artificiales, he aquí un test simple. Digamos que te has abandonado un poco y quieres recuperar la plena forma. Decides que harás unas flexiones. ¿Cuántas? «Bueno, he pasado un tiempo sin hacer nada —te dices— , empezaré por 10.» ¿Cuándo empiezas a estar mental y físicamente cansado? Probablemente alrededor de la flexión 7 u 8. Imagina ahora que hubieras decidido hacer 20 flexiones en lugar de 10. ¿Cuándo empezarías a cansarte esta vez? Adelante, al suelo e inténtalo. Probablemente pasarías de 10 antes de recordar tu baja forma.
Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner
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