Tras los pasos de Ghandi y Luther King: Aminetu Haidar, la voz femenina de la rebelión no violenta del pueblo saharaui
El símbolo vivo de la lucha pacífica del pueblo saharaui era una
niña cuando Marruecos invadió su país, estudió literatura, estuvo ‘desaparecida’
y fue torturada
25/11/09. Sociedad. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com ha estado en dos ocasiones con Aminetu Haidar. La primera, para una extensa entrevista que ya se publicó y de la que extraemos algunos fragmentos en este reportaje. La segunda, una muy larga conversación de varias horas que también fue grabada en vídeo. En ella, pedimos a Aminetu que narrara su vida. Está pendiente publicar su biografía, pero en estas líneas ofrecemos parte de un intenso relato que no puede dejar indiferente a nadie.
AMINETU nace en 1967. En 1975 fue testigo de cómo los marroquíes subidos a sus camiones insultaban a los saharauis, de cómo les bombardearon con napalm, y después, durante toda su vida restante ha visto cómo Marruecos instauraba un feroz sistema de represión en una tierra que no es ni ha sido nunca marroquí, porque siempre, desde el inicio de los tiempos, ha sido saharaui. La vida de Aminetu no es excepcional entre los saharauis, en el esquema de su relato.
originaria de El Aaiún, Aminetu creció y estudió allí; donde también tiene a su familia. Lo que Aminetu ha vivido en su infancia y su juventud es exactamente la historia reciente del pueblo saharaui. El dominio marroquí no se ha limitado al control estricto de las zonas que le interesan. También ha extremado las medidas de represión contra el pueblo saharaui. La brutalidad de Marruecos se manifestó desde el principio, pero con los años, lejos de apaciguarse, ha ido ganando en perfección y violencia. La vida de los saharauis, por el contrario, ha ido evolucionando en la clandestinidad y la discreción entre sufrimientos físicos, mentales, económicos, sociales…
cuenta Aminetu que tuvo contacto con la conciencia de ser saharaui en su adolescencia. A través de un primo algo mayor que ya había entrado en el activismo, esta mujer descubre qué es ser saharaui y también que es indispensable reaccionar contra los verdugos que invaden su tierra y convierten su vida en un infierno. En ese tiempo comienza a militar en organizaciones estudiantiles y a participar en actividades de oposición al invasor.
en una de sus primeras acciones, en 1987, es capturada, junto a otros estudiantes, de los cuales, 64 quedaron sin liberar. Aminetu pasó tres semanas retenida por la policía marroquí y durante ese tiempo fue torturada sistemáticamente. En este punto, comienza la parte excepcional de su vida, partiendo de algo que comparte con muchos de sus compatriotas, mujeres y hombres.
esta mujer, madre de dos hijos, no se ha erigido por casualidad como símbolo de la resistencia pacífica saharaui. No es irrelevante que sea una mujer, musulmana, con la columna vertebral hecha añicos quien mejor represente el miedo vencido, el orgullo sereno de quien sabe que sus razones son justas, que su reivindicación es legítima. En la voz y en la mirada de Aminetu cobra todo el sentido la condena de la barbarie de la ocupación. Sus palabras tienen el valor ético de quien ha superado la tortura y el odio al verdugo. Pero que nadie busque en ella complacencia ni sumisión, su coraje no se detiene en precauciones diplomáticas, sus denuncias al poder impuesto se mantienen firmes.
AMINETU ha sido detenida multitud de veces desde entonces, y su vida es seguida muy de cerca por los servicios policiales marroquíes. En diferentes ocasiones ha sido capturada y torturada. En una de ellas, es trasladada a una de las cárceles secretas que Marruecos tiene en el desierto. Estos lugares son verdaderos campos de concentración donde las personas allí internadas pierden absolutamente todos los derechos y quedan en manos de un cuerpo de carceleros especialmente adiestrado para la tortura. Allí se sufre toda clase de sevicias a manos de hombres que llevan un uniforme que representa al Estado de Marruecos. Un detalle que define al invasor es que los familiares de los internos jamás reciben ninguna noticia de ellos, Marruecos no informa de nada al respecto, de modo que las familias piensan que sus hijas, hermanas o maridos, han muerto o están en uno de estos terribles centros.
ELLA estuvo encerrada en cárceles secretas durante tres años. Allí se encontró conviviendo con un tipo de personas –delincuentes comunes- que desconocía por completo, marroquíes en su mayoría. En un principio compartió una celda de dos metros con otras diecisiete mujeres de todas las edades. Fue trasladada a otra prisión secreta, donde conoció el uso de perros adiestrados para la violencia.
Y de nuevo se encontró con la brutalidad más descarnada. Impresiona el relato de las torturas. La lejía en el rostro, la asfixia, las palizas… Aminetu no trata de impresionar, no da pie al espectáculo, no trata de forzar en quien la oye ningún sentimiento de lástima ni de horror. Pero es difícil seguir su recorrido por esta barbarie que ella ha sufrido sin trastorno. La calma, esa serenidad que despide, su voz grave y su discurso lento no permiten un resquicio al chantaje emocional. Es una persona excepcionalmente fuerte. Sin que exista ni una sola ocasión de pensar en que es dura o fría. Su relato resulta próximo, directo, podría estar contando esto mismo en un salón de actos repleto, como es habitual en cada una des sus intervenciones públicas, y cualquier podría creer que está a solas con ella. Y la violencia y la maldad tienen una parte tan importante de su relato, que resulta extraordinario que transmita con tanta claridad que pueden haber destrozado su salud y buena parte de su esqueleto, pero que no ha entrado por sus poros el menor soplo de esa maldad en estado casi puro de la que ha sido objeto. Ni siquiera ha sido capaz de doblegar su voluntad y convertirla en una víctima profesional.
25/11/09. Sociedad. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com ha estado en dos ocasiones con Aminetu Haidar. La primera, para una extensa entrevista que ya se publicó y de la que extraemos algunos fragmentos en este reportaje. La segunda, una muy larga conversación de varias horas que también fue grabada en vídeo. En ella, pedimos a Aminetu que narrara su vida. Está pendiente publicar su biografía, pero en estas líneas ofrecemos parte de un intenso relato que no puede dejar indiferente a nadie.
AMINETU nace en 1967. En 1975 fue testigo de cómo los marroquíes subidos a sus camiones insultaban a los saharauis, de cómo les bombardearon con napalm, y después, durante toda su vida restante ha visto cómo Marruecos instauraba un feroz sistema de represión en una tierra que no es ni ha sido nunca marroquí, porque siempre, desde el inicio de los tiempos, ha sido saharaui. La vida de Aminetu no es excepcional entre los saharauis, en el esquema de su relato.
originaria de El Aaiún, Aminetu creció y estudió allí; donde también tiene a su familia. Lo que Aminetu ha vivido en su infancia y su juventud es exactamente la historia reciente del pueblo saharaui. El dominio marroquí no se ha limitado al control estricto de las zonas que le interesan. También ha extremado las medidas de represión contra el pueblo saharaui. La brutalidad de Marruecos se manifestó desde el principio, pero con los años, lejos de apaciguarse, ha ido ganando en perfección y violencia. La vida de los saharauis, por el contrario, ha ido evolucionando en la clandestinidad y la discreción entre sufrimientos físicos, mentales, económicos, sociales…
cuenta Aminetu que tuvo contacto con la conciencia de ser saharaui en su adolescencia. A través de un primo algo mayor que ya había entrado en el activismo, esta mujer descubre qué es ser saharaui y también que es indispensable reaccionar contra los verdugos que invaden su tierra y convierten su vida en un infierno. En ese tiempo comienza a militar en organizaciones estudiantiles y a participar en actividades de oposición al invasor.
en una de sus primeras acciones, en 1987, es capturada, junto a otros estudiantes, de los cuales, 64 quedaron sin liberar. Aminetu pasó tres semanas retenida por la policía marroquí y durante ese tiempo fue torturada sistemáticamente. En este punto, comienza la parte excepcional de su vida, partiendo de algo que comparte con muchos de sus compatriotas, mujeres y hombres.
esta mujer, madre de dos hijos, no se ha erigido por casualidad como símbolo de la resistencia pacífica saharaui. No es irrelevante que sea una mujer, musulmana, con la columna vertebral hecha añicos quien mejor represente el miedo vencido, el orgullo sereno de quien sabe que sus razones son justas, que su reivindicación es legítima. En la voz y en la mirada de Aminetu cobra todo el sentido la condena de la barbarie de la ocupación. Sus palabras tienen el valor ético de quien ha superado la tortura y el odio al verdugo. Pero que nadie busque en ella complacencia ni sumisión, su coraje no se detiene en precauciones diplomáticas, sus denuncias al poder impuesto se mantienen firmes.
AMINETU ha sido detenida multitud de veces desde entonces, y su vida es seguida muy de cerca por los servicios policiales marroquíes. En diferentes ocasiones ha sido capturada y torturada. En una de ellas, es trasladada a una de las cárceles secretas que Marruecos tiene en el desierto. Estos lugares son verdaderos campos de concentración donde las personas allí internadas pierden absolutamente todos los derechos y quedan en manos de un cuerpo de carceleros especialmente adiestrado para la tortura. Allí se sufre toda clase de sevicias a manos de hombres que llevan un uniforme que representa al Estado de Marruecos. Un detalle que define al invasor es que los familiares de los internos jamás reciben ninguna noticia de ellos, Marruecos no informa de nada al respecto, de modo que las familias piensan que sus hijas, hermanas o maridos, han muerto o están en uno de estos terribles centros.
ELLA estuvo encerrada en cárceles secretas durante tres años. Allí se encontró conviviendo con un tipo de personas –delincuentes comunes- que desconocía por completo, marroquíes en su mayoría. En un principio compartió una celda de dos metros con otras diecisiete mujeres de todas las edades. Fue trasladada a otra prisión secreta, donde conoció el uso de perros adiestrados para la violencia.
Y de nuevo se encontró con la brutalidad más descarnada. Impresiona el relato de las torturas. La lejía en el rostro, la asfixia, las palizas… Aminetu no trata de impresionar, no da pie al espectáculo, no trata de forzar en quien la oye ningún sentimiento de lástima ni de horror. Pero es difícil seguir su recorrido por esta barbarie que ella ha sufrido sin trastorno. La calma, esa serenidad que despide, su voz grave y su discurso lento no permiten un resquicio al chantaje emocional. Es una persona excepcionalmente fuerte. Sin que exista ni una sola ocasión de pensar en que es dura o fría. Su relato resulta próximo, directo, podría estar contando esto mismo en un salón de actos repleto, como es habitual en cada una des sus intervenciones públicas, y cualquier podría creer que está a solas con ella. Y la violencia y la maldad tienen una parte tan importante de su relato, que resulta extraordinario que transmita con tanta claridad que pueden haber destrozado su salud y buena parte de su esqueleto, pero que no ha entrado por sus poros el menor soplo de esa maldad en estado casi puro de la que ha sido objeto. Ni siquiera ha sido capaz de doblegar su voluntad y convertirla en una víctima profesional.
POR esto quizás su mensaje no ha perdido fuerza. Al contrario, su ejemplo ha amplificado el eco de los gritos que exigen un Sáhara Libre. El reconocimiento internacional a esta Madre Coraje, Pasionaria, Flor del desierto, se sucede en forma de galardones y premios. Aminetu es, quizás sin pretenderlo, quizás sin habérselo imaginado nunca, la mejor embajadora de la causa saharaui en la escena internacional.
SALIÓ en 1991, y su vida continuó en el punto de mira marroquí. Se le retiró el pasaporte y se le vigilaba de cerca. Ella siguió en su militancia y se incoporó a diversos grupos de acción. En 1994 crea junto a otros militantes una asociación de víctimas de las cárceles secretas y con ella comienzan sus contactos internacionales. Aminetu nunca quiso dejar de tener una vida personal, algo que Marruecos intentó sabotear desde su adolescencia. Hasta el año 2000 impidieron a Aminetu matricularse en la universidad, donde ella deseaba acabar sus estudios.
SU militancia pacífica se mantuvo, su proyección internacional ha crecido con el paso de los años y Marruecos, intentando eliminar su influencia ha cometido tropelías que a la larga se han vuelto contra su política represora. En 2006, Aminetu volvió a prisión, a la Cárcel Negra de terrible fama mundial, donde pasó siete meses. De nuevo se emplearon a fondo con esta mujer, y de allí salió de nuevo con la salud muy quebrantada. La agenda de sus viajes al extranjero suele incluir visitas al hospital, donde recibe tratamiento por sus múltiples lesiones.
LA figura de Aminetu Haidar no ha hecho sino crecer con el tiempo. Tiene el apoyo internacional de Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Organización Mundial Contra la Tortura y el Comité Español de Ayuda a los Refugiados. También ha recibido numerosos premios: Premio Juan María Bandrés a la Defensa del Derecho de Asilo y la Solidaridad con los Refugiados. En julio de 2007, recibe del Parlamento europeo el premio Silver Rose Award 2007. En octubre de 2008, recibe en Washington el Premio de Derechos Humanos Robert Kennedy por su compromiso "con la no violencia y la resistencia pacifica" en defensa de los Derechos Humanos.
EL OBSERVADOR habló con ella por mediación de la Asociación Andaluza para la Solidaridad y la Paz (ASPA). Ataviada con una melfa de vivos colores, desgranó la situación por la que atraviesa su pueblo sin ahorrar acusaciones a los organismos internacionales ni al Estado francés, ni por supuesto a Marruecos. Sus gestos y movimientos son delicados y en un momento de la conversación atisbó una sonrisa, que la expresión de sus ojos, acostumbrados a mirar de frente al horror, se encargó de matizar. Esto es lo que dijo.
GENOCIDIO. “Desde la invasión en 1975 Marruecos se planteó el objetivo de hacer desaparecer a todo el pueblo saharaui. Hablamos de desapariciones colectivas, de mujeres, de hombres y de niños. Hablamos de un genocidio, de tirar a personas desde los aviones. Eso pasó en la época de Hassan II y hasta ahora seguimos insistiendo para que se desvele el destino de 500 desaparecidos saharauis. Y no significa que las desapariciones terminaran con la muerte de Hassan II, porque hay casos similares que sucedieron en el reinado de Mohamed VI. Sirva de ejemplo la desaparición de 15 jóvenes entre el 25 y 26 de diciembre de 2005. Las familias no tienen ninguna información sobre dónde están y el régimen marroquí afirma que desconoce el destino de esos jóvenes”.
DERECHOS HUMANOS. “Las violaciones a los Derechos Humanos empeoran cada vez más. En 2008, en los territorios ocupados se sigue sin disfrutar de los derechos básicos sean sociales, políticos o económicos. Los saharauis no tienen el derecho a opinar ni a expresar libremente sus ideas. No pueden manifestarse de manera pacífica, no pueden formar asociaciones. El régimen marroquí utiliza una política de hambre: hay familias que viven con 120 euros al mes, esos trabajadores no tienen derechos en el trabajo, ni vacaciones, ni seguridad social, ni finiquito, ni nada. La represión ocurre en la calle, en las casas, contra jóvenes, mayores y menores, sin importar la edad o el sexo. La zona se ha convertido en el escenario de un gran despliegue de las fuerzas militares marroquíes. La violencia contra los estudiantes saharauis también se da en las universidades marroquíes. Este mismo año, en la Universidad de Marrakech estudiantes saharauis fueron atacados con armas blancas por grupos armados que estaban apoyados por la policía. Es una represión programada y estudiada. A día de hoy hay 60 presos políticos saharauis diseminados por cuatro cárceles de Marruecos”.
SAQUEO. “El Sáhara Occidental es rico en fosfatos y en pesca pero los saharauis nunca hemos disfrutado esta riqueza, lo ha hecho el régimen marroquí y sus aliados, como la Unión Europea, que aprueba que se estén llevando la riqueza del Sáhara ilegalmente”.
CÁRCEL NEGRA. “Las imágenes que han salido a la luz son poco comparado con lo que está sucediendo dentro. Las condiciones de vida son extremadamente difíciles, lo peor que se pueda imaginar: el hacinamiento, la humedad, el olor, los insectos, las infecciones, el trato de los carceleros a los presos, el trafico de drogas, la explotación, las violaciones sexuales a menores…”.
FRANCIA. “Los saharauis sabemos perfectamente que Francia representa el obstáculo más importante a superar para conseguir nuestra independencia porque desde París siempre han apoyado políticamente las intenciones de Rabat. Es a Francia a quien hay que presionar para que cambie de postura”.
INTERNET. “Todavía sigue existiendo un embargo informativo casi total. Lo que los saharauis pedimos es que los medios de comunicación internacionales vengan a visitarnos para que la opinión pública conozca de verdad lo que está sucediendo; esto es especialmente importante en el caso de Francia. Estoy segura que la información generará una mayor concienciación de la gente, del público, que es el que puede obligar a los gobiernos a que tomen medidas con el Sáhara. Ahora, gracias a Internet y a la posibilidad de acceder y conectar con el mundo exterior, los defensores de los Derechos Humanos hemos podido hacer llegar nuestra voz y las imágenes de lo que en el Sáhara ocurre al resto del mundo”.
ONU. Las últimas declaraciones del hasta hace unos meses enviado especial de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental Peter Van Walsum en las que asegura que la independencia del pueblo saharaui “no es una meta alcanzable”, ponen de manifiesto para Aminetu Haidar que ya no quedan dudas “de qué lado está Naciones Unidas”. Suponen además una eliminación de la legalidad internacional que protege y avala el derecho del pueblo saharaui a su independencia. Si antes el pueblo saharaui se fiaba poco de Naciones Unidas ahora ya no se fía nada. Un informe realizado por este organismo en 2006 sobre la situación de los Derechos Humanos en el Sáhara constató las numerosas violaciones que allí se producían y que la base de estas violaciones radicaba en que Marruecos no respetaba el derecho de autodeterminación. Las presiones de Maruecos y Francia evitaron que la ONU publicase ese informe. (Este informe está accesible en Internet).
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