sábado, 27 de enero de 2024
John N Gray
«La tarea de encontrar un esquema completo del cosmos se enfrenta con una dificultad, y es que no existe tal cosa. El cosmos sólo está organizado en partes, el resto son cenizas». El autor de esta observación, el poeta T. E. Hulme, sólo publicó seis poemas en vida. En la década que precedió a su muerte en las trincheras en Flandes en 1917, produjo una serie de escritos incendiarios sobre la filosofía y el lenguaje que defendían una versión radical del nominalismo —la filosofía según la cual sólo existen cosas individuales que el lenguaje asocia por motivos prácticos—, contraria a la filosofía rival, el realismo, que mantiene que las ideas abstractas reflejan el orden natural de las cosas. La diferencia entre realismo y nominalismo no puede reducirse a una rancia discusión entre filósofos. Expresa giros mentales en direcciones opuestas, que ven el mundo de los seres humanos de manera muy distinta. Mucha gente piensa que el mundo es como un libro. Quizá hayan arrancado algunas páginas y en otras se haya corrido la tinta, quizá falten varias hojas y quizá nos dejemos el libro olvidado en un taxi. Sin embargo, sólo si pudiéramos leer el libro completo entenderíamos el mundo en el que nos encontramos. Hulme pensaba de otra forma. En una serie de apuntes de 1906 y 1907 que llamó «Cinders» [«Cenizas»], escribió: «Nunca pienses en un libro: ahí están la Verdad y todas las demás letras mayúsculas. En su lugar, piensa en un teatro y fíjate en el público. Ahí está la realidad y los animales humanos. Escucha a los mundos del heroísmo y mira entonces a los señores apiñados que aplauden. Todas las filosofías están subordinadas a esto. No se trata de la unión entre el mundo y los hombres que luego fueron puestos en él, sino de animales humanos, y de las filosofías como elaboraciones de sus apetitos». Los seres humanos no son animales que se hayan equipado a sí mismos con símbolos. Los símbolos son herramientas útiles por cuanto ayudan a los humanos a manejarse en un mundo que no comprenden, pero los seres humanos tienen una tendencia crónica a pensar y a actuar como si el mundo que han construido a partir de esos símbolos realmente existiera. Sus mentes —les gusta pensar— están construidas siguiendo el modelo del cosmos. Una gran parte de la filosofía y de la religión se puede reducir a poco más que una racionalización de este engaño. Hulme propuso un punto de vista distinto: «La verdad es que no hay principios definitivos a partir de los cuales construir el conocimiento sobre una roca de una vez por todas. Lo que hay es una infinidad de analogías que nos ayudan por el camino, y que nos proporcionan una sensación de poder sobre el caos cuando las percibimos. El campo es infinito, y en ello reside la oportunidad de ser original. Aquí sí que hay cosas nuevas bajo el sol»
viernes, 26 de enero de 2024
Byung Chul Han
"La sociedad del rendimiento está dominada en su totalidad por el verbo 'poder', en contraposición a la sociedad de la disciplina, que formula prohibiciones y utiliza el verbo 'deber'.
A partir de un determinado punto de productividad, la palabra 'deber' se topa pronto con su límite.
Para el incremento de la productividad es sustituida por el vocablo 'poder'.
La llamada a la motivación, a la iniciativa, al proyecto, es más eficaz para la explotación que el látigo y el mandato.
El sujeto del rendimiento, como empresario de sí mismo, sin duda es libre en cuanto que no está sometido a ningún otro que le mande y lo explote; pero no es realmente libre, pues se explota a sí mismo, por más que lo haga con entera libertad.
El explotador es explotado. Uno es actor y víctima a la vez.
La explotación de sí mismo es mucho más eficaz que la ajena, porque va unida al sentimiento de libertad.
Con ello la explotación es también posible sin dominio".
-No os dejéis corromper por un escepticismo estéril y deprimente; no os desalentéis ante Ia tristeza de ciertas horas que pasan sobre las naciones. Vivid en la serena paz de los laboratorios y de las bibliotecas. Preguntaos primero: ¿Qué he hecho por instruirme? Y después, a medida que vayáis progresando: ¿Qué he hecho por mi patria? Hasta que llegue el día en que podáis tener la íntima satisfacción de pensar en que habéis contribuido de alguna manera al progreso y al bienestar de la Humanidad.
Louis Pasteur
jueves, 25 de enero de 2024
Ramón Gener
Schumann, encarnación perfecta del hombre romántico depresivo, inestable e inseguro, quiso, desde que a los nueve años escuchara al gran pianista Ignaz Moscheles, ser un virtuoso del piano. Cuando años más tarde asistió a un concierto del violinista Niccolò Paganini se quedó fascinado con la velocidad diabólica de sus manos y afirmó: «Yo seré el Paganini del piano.» Quería tener las manos más rápidas que nunca hubieran existido sobre un teclado y, para lograrlo, ensayaba obsesivamente horas y horas hasta que el exceso de ejercicio le atrofió la mano derecha y lo apartó definitivamente de la carrera pianística. La literatura sobre Schumann contiene muchas fuentes que tratan de explicar las causas de la lesión de su mano derecha a principios de 1830. Muchas de estas fuentes son detalladas, pero muchas veces aparecen informaciones contradictorias que hacen difícil aclarar realmente qué es lo que ocurrió. Curiosamente, la versión más admitida y popular es la que tiene menos pruebas documentales. Solo el testimonio de su maestro, Friedrich Wieck, en un libro publicado en 1853. Sin embargo, se trata de la versión más interesante y novelesca y, quizá por eso, es la que finalmente ha acabado impregnando el imaginario popular. Según esta versión, el joven Schumann, para intentar aumentar la agilidad y la independencia de los dedos corazón, anular y meñique de la mano derecha utilizaba un aparato mecánico a base de pesos y contrapesos, que, en teoría, tenía que ayudarle a conseguir su objetivo. El dedo anular es una de las grandes obsesiones de todos los pianistas ya que fisiológicamente está unido a los dedos corazón y meñique, y por eso su articulación es poco independiente y siempre va ligada a los otros dedos. De este modo, es imposible levantar y articular el anular sin que también se levanten sus vecinos. No está claro si este aparato, que supuestamente usaba Schumann, era un invento del mismo compositor como asegura su maestro o si, por el contrario, utilizó cualquiera de los diferentes aparatos que ya existían en su época, como el famoso Dactylion inventado por el fabricante de pianos Henri Herz en 1836. Un curioso invento en el que el pianista debía meter los dedos dentro de unas volanderas que ofrecían una resistencia al tocar para fortalecer la musculatura de los dedos.
miércoles, 24 de enero de 2024
«El órgano crítico no es el corazón ni los pulmones, sino el cerebro», dijo el estimado neurólogo Roger Bannister, más conocido como el primer humano en correr la milla en menos de cuatro minutos. Todos nos enfrentamos a barreras —físicas, económicas, temporales— cada día. Algunas son incuestionablemente reales, pero otras son artificiales; expectativas sobre lo bien que puede funcionar un sistema dado o cuánto cambio es demasiado cambio, o qué clase de conductas son aceptables. La siguiente vez que encuentres una barrera así, impuesta por gente que carece de tu imaginación, impulso y creatividad, piensa en no hacer caso de ella. Resolver un problema ya es bastante difícil, y se hace mucho más difícil si decides de antemano que es irresoluble. Si dudas del poder adverso de límites artificiales, he aquí un test simple. Digamos que te has abandonado un poco y quieres recuperar la plena forma. Decides que harás unas flexiones. ¿Cuántas? «Bueno, he pasado un tiempo sin hacer nada —te dices— , empezaré por 10.» ¿Cuándo empiezas a estar mental y físicamente cansado? Probablemente alrededor de la flexión 7 u 8. Imagina ahora que hubieras decidido hacer 20 flexiones en lugar de 10. ¿Cuándo empezarías a cansarte esta vez? Adelante, al suelo e inténtalo. Probablemente pasarías de 10 antes de recordar tu baja forma.
Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner
martes, 23 de enero de 2024
Ya sé que hoy os preguntáis: Cuánto durará. Esta
tarde he venido para deciros que, por más difícil que
sea el momento, cuanto más frustrante sea la situa-
ción, no durará mucho, porque la verdad aplastada
contra el suelo renacerá.
¿Cuánto durará? No mucho, porque ninguna men-
tira puede perdurar para siempre.
¿Cuánto durará? No mucho, porque todavía co-
secháis lo que sembráis.
¿Cuánto durará? No mucho porque el brazo del
universo moral es largo se dobla hacia la justicia
¿Cuánto durará? No mucho, porque mis ojos han
visto la gloria de la venida del Señor, pisoteando el vi-
ñedo donde residen las uvas de la ira. Ha desatado el
fatídico resplandor de Su espada rápida y terrible. Su
verdad está en camino.
domingo, 21 de enero de 2024
Claudia Navarro
“De vez en cuando
sábado, 20 de enero de 2024
viernes, 19 de enero de 2024
Let’s not get romantic or dismal about death.
Indeed it’s our most unique act along with birth.
We must think of it as cooking breakfast,
it’s that ordinary. Break two eggs into a bowl
or break a bowl into two eggs. Slip into a coffin
after the fluids have been drained, or better yet,
slide into the fire. Of course it’s a little hard
to accept your last kiss, your last drink,
your last meal about which the condemned
can be quite particular as if there could be
a cheeseburger sent by God. A few lovers
sweep by the inner eye, but it’s mostly a placid
lake at dawn, mist rising, a solitary loon
call, and staring into the still, opaque water.
We’ll know as children again all that we are
destined to know, that the water is cold
and deep, and the sun penetrates only so far.
Jim Harrison
jueves, 18 de enero de 2024
"This is my wish for you:
Comfort on difficult days,
smiles when sadness intrudes,
rainbows to follow the clouds,
laughter to kiss your lips,
sunsets to warm your heart,
hugs when spirits sag,
beauty for your eyes to see,
friendships to brighten your being,
faith so that you can believe,
confidence for when you doubt,
courage to know yourself,
patience to accept the truth,
Love to complete your life."
-Ralph Waldo Emerson
Mario Benedetti
"Ellos tienen razón
martes, 16 de enero de 2024
Paco Ignacio Taibo
Mi historia personal es la de un eterno combate contra los dragones que devoraban las cosechas, esclavizaban a niños de cinco años, consumían a los hombres hasta llevarlos a un estado próximo a la total imbecilidad y destruían la chispa de la vida en sus ojos; para derrotarlos crecí y me cubrí con su sangre, que en cierta medida era la mía.
Me habré de llamar Peng Pai aunque nací con el nombre de Peng Han Yu, que cambiaré en mi adolescencia. A la muerte de mi padre, sucedida cuando tenía diez años, mi abuelo tomó el control de mi vida y mi crianza, me rodeó de maestros, tutores y vigilantes; decidió que yo era inteligente y que debería serlo más.
Crecí en un mundo dominado por noticias lejanas de triunfos y reveses de señores de la guerra que dominaban provincias enteras, en un país que aparentemente era infinito y cuyos males parecían incorregibles. Mis rebeliones se limitaron en aquellos primeros años a combatir los símbolos. Me negué a dejar de pensar y un día destruí con un cincel la estatua que querían inaugurar en Haifeng de un caudillo militar al que yo no tenía ningún respeto.
El 30 de agosto fui torturado durante cinco horas. Los interrogadores eran muy torpes y no sabían exactamente qué era lo que estaban buscando. En la soledad de la celda y ayudado por uno de los carceleros pude escribir una nota para Zhou Enlai: «No podemos salvarnos del terror blanco esta vez. Tres de nosotros hemos admitido abiertamente nuestra identidad y hemos hecho el mejor trabajo de propaganda que hemos podido entre los soldados». Ese mismo día fui sacado al patio del cuartel de policía de Lunghua; dos soldados me llevaban casi cargando porque no podía caminar. Me colocaron de espaldas a una pared blanca. Hacía calor. Hablé con los soldados que iban a fusilarme, les dije que antes de apretar el gatillo pensaran bien lo que estaban haciendo, que ellos eran campesinos. El oficial dio la orden de fuego y los soldados no dispararon. Entonces el oficial le quitó un fusil a uno de los soldados y me apuntó. Traté de gritar «¡Viva la revolución!», pero fue más veloz la bala y la frase quedó incompleta. Los hombres que se preparaban para asaltar el cuartel, cuando finalmente lograron poner las armas a punto, supieron que yo ya había sido fusilado. El hombre que me delató, Pai Hsin, fue ajusticiado de un tiro por un comunista en las calles de Shanghai días más tarde.
Tiraron mi cadáver en una fosa sin nombre junto al de mis compañeros.
No podía aspirar a mejor compañía.
Ésta es mi historia.
Charles Bukowski
"Tendría que haber un lugar adonde ir
lunes, 15 de enero de 2024
Friedrich Nietzsche
Álvaro Neil ‘Biciclown’
El trabajo me daba dinero, pero me quitaba tiempo. Así que la intuición me dijo que podría hacer otra cosa con mi vida. Y probé suerte. El ocho de octubre de 2001… ¿Habéis nacido en el 2001 vosotros? ¡Madre mía! Incluso antes de que hubierais nacido, yo ya cambié de vida, y en 2001 empecé a recorrer en bicicleta América del Sur. Llegué a La Paz, Bolivia, bajé hasta Ushuaia, Tierra del Fuego, subí Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay y Uruguay. Un viaje de año y medio. Más de 31.000 kilómetros. Cuando yo trabajaba en Madrid, tenía una afición. Yo soy payaso. Yo soy de las pocas personas que le llamas payaso y no se enfada. Cuando yo escucho en un accidente de tráfico: «¿Pero no me viste que venía? ¡Payaso!». Digo: «¡Eh, ese soy yo!». A nadie le llamas policía, bombero, carpintero… Pero «payaso» parece un insulto. Yo soy payaso a mucha honra. Y decidí llevarme el payaso conmigo a Sudamérica. Pero no lo llevé para ganar dinero, lo llevé para regalar. Yo hacía el espectáculo en los lugares más humildes: en orfanatos, en cárceles… Entonces, diréis: «Bueno, ¿y cómo financiaste el viaje?». Bueno, pues fue un proyecto autofinanciado. Vendí el auto. Vendí el coche que tenía y con el dinero del auto pagué el viaje. Pero como no era un Mercedes, era simplemente un Twingo, no me daba para mucho. Así que tenía que ir pidiendo alojamiento en bomberos, en iglesias… He dormido en los lugares más insospechados. Y al terminar ese viaje, volví. Y todos pensaron: «¿Ya te has curado?». Y digo: «No, ahora es peor. Ahora tengo que dar la vuelta al mundo. Esto es incontrolable».
Porque los sueños te vuelven la vida patas arriba. Los sueños, cuando son de verdad intensos y nacen del fondo del corazón, te cambian la vida. Y me la cambió. Escribí un libro de aquella experiencia, Kilómetros de sonrisas. Y en el libro escribí: «El autor se irá a dar la vuelta al mundo el 19 de noviembre del 2004». ¿Sabéis por qué puse una fecha? Porque los sueños solo los cumples cuando les pones fecha. Cuando haces público tu sueño, cuando publicas, cuando te comprometes. Así que el 19 de noviembre del 2004, había un montón de gente esperando que me fuera, y yo no estaba preparado. Pero el camino te prepara. El camino te enseña. En el camino aprendes. Y partí. Partí sin saber cuántos años iba a tardar. Yo pensé ocho o nueve, no sé. Salí de Oviedo, recorrí España, entré a África, recorrí África por la costa oeste hasta Sudáfrica. Subí… Todo esto en bicicleta, ¿eh? Subí hasta El Cairo. Ahí, a los tres años, me paré, escribí un libro: África con un par. Seguí por Asia, Oriente Medio, pasé por Siria antes de la guerra, en el 2008. Uno de los pueblos más hospitalarios. Recuerdo una conferencia en un colegio en EE. UU., y un chico me pregunta: «¿Cuáles son los países más peligrosos que has visitado?». Y le digo: «¿Cuáles crees tú?». Y me dice: «Irán, Sudán y Siria». Y digo: «No te lo vas a creer. Esos tres han sido los más hospitalarios». Y yo lo sé porque los he recorrido, no porque lo he visto en la tele. De hecho, no tengo tele desde hace muchos años.
Llegué a Nepal, entré a China, Mongolia y llegué a Japón en el 2011. ¿Sabéis lo que pasó en Japón en el 2011? El tsunami, ¿verdad? Me agarró el tsunami cuando estaba allí. Y fue una oportunidad de poder hacer mi espectáculo de payaso para la gente más humilde, los que habían perdido todo. Volé a Australia, recorrí Nueva Zelanda, llegué a Hawái, a Alaska, y recorrí toda América de punta a punta. Otra vez llegué a Ushuaia. Esta vez un día antes del invierno, con nieve. Subí a Brasil y en barco crucé a Europa. Llegué a Italia diez años después. Subí a Noruega, a Cabo Norte, bajé a Grecia… Todo esto en bici, ¿eh? Bajé a Grecia, subí a Inglaterra a ver a la reina, la vi, y volví a España, Portugal, y regresé a la ciudad de la que había partido 13 años después. El mismo día, el 19 de noviembre, pero 13 años después. La persona que llegó no es la misma que la que se fue. La persona que llegó había aprendido muchas cosas. Porque viajar es una gran universidad. Yo había recibido educación de mi familia, del colegio, de la universidad… Pero el viaje tenía otras enseñanzas para mí que luego quiero compartir con vosotros.
domingo, 14 de enero de 2024
Erich Fromm
En la sociedad capitalista contemporánea, el significado del término igualdad se ha transformado. Por él se entiende la igualdad de los autómatas, de hombres que han perdido su individualidad. Hoy en día, igualdad significa «identidad» antes que «unidad». Es la identidad de las abstracciones, de los hombres que trabajan en los mismos empleos, que tienen idénticas diversiones, que leen los mismos periódicos, que tienen idénticos pensamientos e ideas. En este sentido, también deben recibirse con cierto escepticismo algunas conquistas generalmente celebradas como signos de progreso, tales como la igualdad de las mujeres. Me parece innecesario aclarar que no estoy en contra de tal igualdad; pero los aspectos positivos de esa tendencia a la igualdad no deben engañarnos. Forman parte del movimiento hacia la eliminación de las diferencias. Tal es el precio que se paga por la igualdad: las mujeres son iguales porque ya no son diferentes. La proposición de la filosofía del iluminismo, l'âme n'a pas de sexe, el alma no tiene sexo, se ha convertido en práctica general. La polaridad de los sexos está desapareciendo, y con ella el amor erótico, que se basa en dicha polaridad. Hombres y mujeres son idénticos, no iguales como polos opuestos. La sociedad contemporánea predica el ideal de la igualdad no individualizada, porque necesita átomos humanos, todos idénticos, para hacerlos funcionar en masa, suavemente, sin fricción; todos obedecen las mismas órdenes, y no obstante, todos están convencidos de que siguen sus propios deseos. Así como la moderna producción en masa requiere la estandarización de los productos, así el proceso social requiere la estandarización del hombre, y esa estandarización es llamada «igualdad». La unión por la conformidad no es intensa y violenta; es calma, dictada por la rutina, y por ello mismo, suele resultar insuficiente para aliviar la angustia de la separatidad. La frecuencia del alcoholismo, la afición a las drogas, la sexualidad compulsiva y el suicidio en la sociedad occidental contemporánea constituyen los síntomas de ese fracaso relativo de la conformidad tipo rebaño. Más aún, tal solución afecta fundamentalmente a la mente, y no al cuerpo, por lo cual es menos efectiva que las soluciones orgiásticas. La conformidad tipo rebaño ofrece tan sólo una ventaja: es permanente, y no espasmódica. El individuo es introducido en el patrón de conformidad a la edad de tres o cuatro años, y a partir de ese momento, nunca pierde el contacto con el rebaño. Aun su funeral, que él anticipa como su última actividad social importante, está estrictamente de acuerdo con el patrón.
Liu Cixin
"I´ve always felt that the greatest and most beautiful stories in the
history of humanity were not sung by wandering bards or written
by playwrights and novelists, but told by science. The stories of
science are far more magnificent, grand, involved, profound,
thrilling, strange, terrifying, mysterious, and even emotional,
compared to the stories told by literature. Only, these
wonderful stories are locked in cold equations that
most do not know how to read."
sábado, 13 de enero de 2024
Percy Cerutty
Cerutty was a prolific writer. Through his crashing typewriter, Cerutty sought to not only inspire and enthuse, but to liberate humankind. He didn’t just live the healthy life he advocated, turning himself into one of the most extraordinarily fit men for his age on the planet for the last 30 years of his life. He was also a teacher, scientist, philosopher and pioneering motivator.
His own life was his greatest experiment. In 1939, as a 44-year-old telephone technician by day and home renovator by night, his obsessive search for meaning and erratic personality had reduced him to a human skeleton. It was as if Cerutty had collapsed under the strain of his self-interrogation. Doctors gave him two years to live. The advice of one, however, left an impression: “I can’t heal you with medicines, Perce. The mending lies in your own intelligence and desire to live. If you want to do anything about yourself, you’ll do it under your own will and spirit.”
https://www.percy-cerutty.com/about-percy-cerutty
viernes, 12 de enero de 2024
José Antonio Fernández Bravo
¿Qué apunté? ¿Qué anoté en este cuaderno? Yo anoté: “Las decisiones que tomes en tu vida, tienes que tomarlas con mucha claridad y para ti, porque con quien vas a estar toda tu vida es contigo”. Es contigo con quien vas a vivir toda tu vida. Estas reflexiones nos han ido acompañando. Son lecciones que te ayudan a caminar, que te ayudan a avanzar y, a veces, a reflexionar sobre otras futuras decisiones. De tal manera que te das cuenta que durante un tiempo tú crees en una idea, la tomas como verdad, y luchas por ella. Pasan los años y te das cuenta de que esa idea no era tan perfecta, que esa idea no era tan correcta. Y cambias de idea. Pasan los años y te das cuenta de que aquella segunda verdad que por verdad tenía, no es tanta verdad. Así que anotas en este cuaderno que evolucionar significa, simplemente, cambiar de equivocación. Y así fuimos evolucionando, cambiando de equivocación. Terminé Magisterio y me tocó hacer el servicio militar. Yo ya iba de maestro, entonces me pusieron en un departamento que se llamaba “extensión cultural”, y teníamos la misión de ayudar a obtener el Graduado escolar a las personas que no lo habían podido obtener. Pero había una persona que ni siquiera podía estar en esas clases, porque esa persona no sabía leer ni sabía escribir. Así que esa persona venía a escondidas y me decía: “Maestro, léeme las cartas”. Y yo le leía las cartas de su novia. Hasta que un día, leyendo las cartas, quise generar un motivo por el cual despertara alguna que otra curiosidad, de tal manera que le engañaba según leía y yo le decía: “Dice que esto no va a poder seguir así”. “¿Dice eso maestro?”. Digo: “Claro”. “¿De verdad? ¿Y qué más dice?”. Digo: “Mira, ¿no te das cuenta que si no aprendes a leer te van a engañar? Tú tienes que ver cómo podemos hacer para que no dependas de que otro te diga lo que pone para ti”. Y esto es grande. Recién terminado Magisterio no entendía de métodos silábicos, no entendía de globales, no entendía de nada. Y allí hicimos lo que pudimos. Aprendió a leer para enterarse de aquello que ponía, iba a su ritmo, es cierto. Cuando nos despedimos, el abrazo que me dio fue la expresión de la mejor sonrisa. Él me dijo: “Gracias, maestro”, fue el primero que me hizo ser maestro. No agradecí tanto el “gracias”, como el “maestro”. Yo creo que esa palabra la oí por primera vez y la sentí desde aquel abrazo y desde aquel agradecimiento. He enmarcado esa situación en mi vida porque es la primera que realmente puso a prueba mi vocación y mi querer decir cosas a los demás.
miércoles, 10 de enero de 2024
Rosa Chacel
"Algo se había roto: un corazón se rompe más silenciosamente que un vaso de vidrio, no causa el estruendo con que se despide de la vida un objeto precioso: se va en silencio y deja silencio al desaparecer. Deja estupefacción porque no sólo ya no es lo que era, sino que ya no es lo que iba a ser".
martes, 9 de enero de 2024
Pascal Mercier
Cuando leo el diario, escucho la radio o presto atención a lo que dice la gente en un café, siento, cada vez más a menudo, un hartazgo, hasta una repugnancia hacia las palabras, siempre las mismas, que se escriben y se dicen, hacia los mismos giros, las mismas fórmulas y metáforas. Es peor aún cuando me escucho a mí mismo y no puedo menos que comprobar que también yo digo siempre las mismas cosas. Estas palabras están gastadas, agotadas, desvalorizadas por el uso excesivo. ¿Es que todavía conservan algún significado? Sí, de hecho, el intercambio de palabras es efectivo: la gente actúa de acuerdo con ellas, ríe y llora, algunos van en un sentido, otros en otro (se dirigen hacia la derecha o la izquierda), el camarero trae el café o el té que se le ha pedido. No es esto lo que estoy preguntando. La pregunta es: ¿son todavía una expresión de los pensamientos? ¿O son tan sólo efectivas estructuras de sonidos, que impulsan a las personas en uno u otro sentido porque iluminan sin cesar las profundas huellas de la charla? Entonces voy a la playa; el viento azota mi cabeza y deseo intensamente que sea un viento helado, mucho más frío que el que suele soplar en esta tierra: ojalá se llevara consigo todas las palabras desgastadas, fas maneras de hablar ya sin sentido, ojalá yo pudiera volver con un espíritu limpio, purificado de todas las impurezas de esa charla siempre igual. Y, sin embargo, tan pronto como tengo que decir algo, todo vuelve a ser como antes. Esa purificación que anhelo no puede darse por sí sola, debo hacer algo y debo hacerlo con palabras. ¿Pero qué? No se trata de salir de mi lengua e ingresar en otra. No, no se trata de un cambio de bando en el idioma. También me digo lo siguiente: el hombre no puede inventar nuevamente el idioma. ¿Es esto, empero, lo que en verdad deseo? Quizás la cosa es así: quisiera dar una nueva composición a las palabras del portugués. Las oraciones que surgirían a partir de esta nueva composición no serían raras ni excéntricas, exaltadas, afectadas ni artificiales. Deberían ser frases arquetípicas del portugués, constituir su centro, de manera tal que parecieran brotar, sin desvíos ni impurezas, de la esencia transparente, diamantina de este idioma. Las palabras deberían ser inmaculadas como el mármol pulido, limpias como las notas de una partitura de Bach, tal que todo lo que no es parte de su esencia desaparezca en un silencio total A veces, cuando descubro que todavía albergo un resto de reconciliación con esa ciénaga del idioma, pienso que podría ser el silencio bienhechor de un placentero cuarto de estar o también el silencio sin tensiones entre amantes. Pero cuando se apodera de mí la ira contra esa pegajosa costumbre de las palabras, sé que sólo podré encontrar mis propios rumbos. Libres de sonido alguno, en el silencio claro y fresco del oscuro espacio infinito, yo, el único que habla portugués. El camarero, la peluquera, el guarda de ómnibus, todos ellos se sorprenderían al escuchar esas palabras de nueva composición, pero su sorpresa se debería a la belleza de las oraciones, una belleza que no sería otra cosa más que el brillo de su claridad. Serían —así me las imagino— oraciones apremiantes, hasta podría decirse implacables. Estarían allí, incorruptibles e irrevocables; se parecerían así a las palabras de un dios. Al mismo tiempo no habría en ellas exageración ni grandilocuencia; serían precisas, tan escuetas que sería imposible eliminar tan siquiera una palabra o una coma. Serían comparables a una poesía, cinceladas por un orfebre de las palabras.
lunes, 8 de enero de 2024
Elvira Lindo
Leer. Leer sin ganas. Leer por aburrimiento. Leer para no hacer ruido. Leer para dejar que tu padre duerma la siesta. Leer porque no te dejan poner la tele. Leer porque ya nadie quiere contarte un cuento. Leer porque te han castigado sin salir. Leer porque estás en la cama con fiebre. Leer porque estás solo. Leer porque imitas a tus hermanos mayores. Leer porque lo hace tu madre. Leer libros para niños. Leer novelas que no te dejan leer. Leer hasta que te apagan la luz. Leer sin leer, pensando en otra cosa. Leer en la biblioteca. Leer todos los libros de la biblioteca infantil. Leer porque tu hermana lee en la cama de al lado. Leer libros de Tintín en casa de tu abuelo. Reir porque tu tía llora con una novela. Llorar porque te da pena el abominable hombre de las nieves. Leer y leer y leer cinco líneas sobre sexo. Leerlas y leerlas una vez más. Leer porque quieres estar solo. Leer porque te sientes solo. Leer porque te crees distinto. Leer para encontrar almas gemelas. Leer aquello que aún no has vivido. Leer para llenarte la cabeza de pájaros. Leer para presumir. Decir que has leído un libro que no has leído. Resumir libros en literatura que no has leído. Sacar buenas notas en literatura haciendo resúmenes de libros que no has terminado. Leer para imitar lo que has leído. Leer para fardar. Leer para ligar. Leer para consolarte de un abandono. Leer por falta de planes. Leer por falta de amor. Leer porque se ha ido con otra. Leer para que no digan.
domingo, 7 de enero de 2024
Santiago Kovadloff
“Morir bien es morir a tiempo. No hay peor infierno que asistir a las exequias del propio deseo. Al funeral de nuestras pasiones. La muerte es por eso… lo que a diario nos acecha. Lo que nos esteriliza, lo que encallece la piel. La ausencia de propósito, la apatía, el desapego a los seres... Esa es la muerte que mata y no la que viene después. Por eso, imploremos que la muerte nos sorprenda sedientos todavía, ejerciendo la alegría de crear. Que nos apague cuando aún estamos encendidos."
Hermann Hesse
-Yo te gusto -continuó ella-, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti más, mucho más. Quiero hacer que te enamores de mí. No, no me contradigas, déjame hablar. Te gusto mucho, de eso me doy cuenta, y tú me estás agradecido, pero enamorado de mí no lo estás. Yo voy a hacer que lo estés, esto pertenece a mi profesión; como que vivo de eso, de poder hacer que los hombres se enamoren de mí, Pero entérate bien: no hago esto porque te encuentre francamente encantador. No estoy enamorada de ti, Harry, tan poco enamorada como tú de mí. Pero te necesito, como tú me necesitas. Tú me necesitas actualmente, de momento, porque estás desesperado y te hace falta un impulso que te eche al agua y te vuelva a reanimar. Me necesitas para aprender a bailar, para aprender a reír, para aprender a vivir. Yo, en cambio, también te necesito a ti, no hoy, más adelante, para algo muy importante y hermoso. Te daré mi última orden cuando estés enamorado de mí, y tú obedecerás, y ello será bueno para ti y para mí.
sábado, 6 de enero de 2024
Emerson
"Write it on your heart
that every day is the best day in the year.
He is rich who owns the day, and no one owns the day
who allows it to be invaded with fret and anxiety.
Finish every day and be done with it.
You have done What you could.
Some blunders and absurdities, no doubt crept in.
Forget them as soon as you can, tomorrow is a new day;
begin it well and serenely, with too high a spirit
to be cumbered with your Old nonsense.
This new day is too dear,
with its hopes and invitations,
to waste a moment on the yesterdays."
NEIL GAIMAN
She seems so cool, so focused, so
quiet, yet her eyes remain fixed
upon the horizon. You think you
know all there is to know about
her immediately upon meeting
her, but everything you think
you know is wrong. Passion
flows through her like a river
of blood.
She only looked away for a
moment, and the mask slipped,
and you fell. All your
tomorrows start here.
Arthur C Clarke
Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese universo. Pero, cada una de esas estrellas es un sol, a menudo mucho más brillante y magnífico que la pequeña y cercana a la que denominamos el Sol. Y muchos — quizá la mayoría— de esos soles lejanos tienen planetas circundándoles. Así, casi con seguridad hay suelo suficiente en el firmamento para ofrecer a cada miembro de las especies humanas, desde el primer hombre-mono, su propio mundo particular: cielo… o infierno.
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