Quitemos a la muerte su extrañeza, conozcámosla, acostumbrémonos a ella. Que nada sea tan frecuente en nuestra cabeza como la muerte. Representemos a cada instante en la imaginación todos sus aspectos. […] No sabemos dónde nos aguarda: esperémosla donde sea. Meditar en la muerte es meditar en la libertad. […] Quien aprende a morir desaprende a ser esclavo. Saber cómo morir nos liberará de toda servidumbre y restricción.
—MICHEL DE MONTAIGNE
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