martes, 1 de octubre de 2013

Eduardo Galeano




Humanitos


Darwin nos informó que somos primos de los monos, no de los ángeles. Después supimos que veníamos de la selva africana y que ninguna cigüeña nos había traído desde París. Y no hace mucho nos enteramos de que nuestros genes son casi igualitos a los genes de los ratones.

Ya no sabemos si somos obras maestras de Dios o chistes malos del Diablo. Nosotros, los humanitos:

los exterminadores de todo,

los cazadores del prójimo,

los creadores de la bomba atómica, la bomba de hidrógeno y la bomba de neutrones, que es la más saludable de todas porque liquida a las personas pero deja intactas las cosas,

los únicos animales que inventan máquinas,

los únicos que viven al servicio de las máquinas que inventan,

los únicos que devoran su casa,

los únicos que envenenan el agua que les da de beber y la tierra que les da de comer,

los únicos capaces de alquilarse o venderse y de alquilar o vender a sus semejantes,

los únicos que matan por placer,

los únicos que torturan,

los únicos que violan.

Y también

los únicos que ríen,

los únicos que sueñan despiertos,

los que hacen seda de la baba del gusano,

los que convierten la basura en hermosura,

los que descubren colores que el arcoiris no conoce, los que dan nuevas músicas a las voces del mundo y crean palabras, para que no sean mudas

la realidad ni su memoria.

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