Gilgamesh tomó la palabra
y dijo
dirigiéndose a Ishtar,
la princesa:
“¿Qué cosa te daré
si me caso contigo?
... ¿perfumes para el cuerpo
y vestiduras?
. .. ¿simples raciones
para no tener hambre?
Te tendría que ofrecer
manjares de los dioses.
Te habría de dar a beber
aguas dignas de tu majestad.
... ¿con qué manto
te habré de revestir?
¡No, no te tomaré
como mi esposa!
¡Eres un brasero que se enfría
como hielo!
¡Eres portezuela que deja pasar
vientos y corrientes!
¡Eres fortaleza que se desploma
sobre sus soldados!
¡Eres elefante que hace caer
a quien monta en su arnés!
¡Eres betún que mancha
al que lo lleva!
¡Eres odre de agua que se derrama
sobre su portador!
¡Eres cal que destruye
el muro de su constructor!
¡Eres un ariete que derrumba
murallas de su propio país!
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