Ser novelista fue para mí algo más que practicar un "género literario" entre otros; fue una actitud, una sabiduría, una posición; una posición que excluía toda identificación con una política, con una religión, con una ideología, con una moral, con una colectividad; una no-identificación consciente, obstinada, rabiosa, concebida no como evasión o pasividad, sino como resistencia, desafío, rebeldía. Terminé por tener extraños diálogos: '¿Es usted comunista, señor Kundera?'. 'No, soy novelista'. '¿Es usted disidente?'. 'No, soy novelista'. '¿Es usted de izquierdas o de derechas?'. Ni lo uno ni lo otro. Soy novelista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario