viernes, 8 de febrero de 2013

Alejandro Jodorowsky


“Un maestro tiene la ardua tarea de enseñarles a sus alumnos a enseñarse a ellos mismos” -Alejandro Jodorowsky


Fotografía de Ejo Takata Shigueta (1928-1997), monje japonés díscipulo de Yamada Mumon que vivió y enseñó zen en México desde 1967 hasta su muerte. Maestro nombrado por Alejandro Jodorowsky en su obra “El maestro y las magas”. Al llegar a Mexico hizo un bastón -conocido como keisaku- donde escribió: “Aprende por ti mismo, yo nada puedo enseñarte”.
¿Cómo reconocer a un maestro?
Una persona desea encontrar a un famoso maestro Zen, llega a su domicilio y cree descubrirlo en el jardín rodeado por algunos discípulos que lo escuchan religiosamente. Viendo a un viejo jardinero que barre las hojas secas, el visitante le pide que lo introduzca ante su maestro. A esto el anciano responde: ¿Qué desea usted? Yo soy el maestro. Él es mi mejor discípulo.
¿No debemos fiarnos de su apariencia, ni de los títulos que muestra en su currículo?
Dice Alejandro Jodorowsky, que el maestro más poderoso es aquel que confundes con un ser humano cualquiera. Es completamente parecido a ti: es un maestro invisible. Existen numerosos maestros invisibles en el planeta. Lo son porque han alcanzado un grado superior de la conciencia humana y no se hacen notar.
¿De qué nos sirve un maestro invisible?
Un maestro invisible nos conduce al desarrollo y a la realización sin deslumbrarnos y sin exigirnos ninguna clase de retribución. En realidad, cada ser que aparece en nuestra vida es una bendición: ¡Un gato, una planta, un amigo, todo! ¡Un colaborador, un empleado, un maestro…, que gran alegría!
¿Cuál sería el verdadero rol del maestro?
El rol del maestro es despertar en el alumno lo que ya sabe, según Alejandro Jodorowsky
O como dice Idries Shah “El papel del maestro es provocar la capacidad en el estudiante, para lograr que esté allí cuando sea útil, para guiarlo hacia el progreso. No para deslumbrar ni para dar una impresión de virtud, poder, importancia, información general o alguna otra cosa”
¿Hay algún cuento que lo ejemplifique?
Exigen a un sabio que estaba de paso por un pueblo que diera una conferencia en la plaza. El sabio pregunta: ¿Saben algo? El público responde que no, entonces el maestro contestó que no hablaba con ignorantes y siguió su camino.
Años después, la presencia del sabio en ese mismo pueblo volvió a provocar la misma petición. El sabio volvió a preguntar: ¿saben algo? La respuesta del público, aleccionados por la experiencia pasada, fue que sí. El sabio contestó que para qué hablar si ya saben…y se marchó.
En una tercera ocasión, muchos años más tarde, frente a la misma pregunta los aldeanos tenían la respuesta meditada: unos debían decir que sí y otros que no. El sabio les contestó que los que habían respondido afirmativamente enseñaran a los que no sabían y siguió su camino.
Tenía entendido que la misión del maestro es la de juzgar, y también la de destacar a los buenos alumnos por encima de los malos.
Los auténticos maestros recomiendan no juzgar, la crítica no ayuda. Dicen que el mundo es un reflejo de nuestro estado de conciencia. Cuando mostramos una cara amistosa, el mundo la refleja inmediatamente
Un maestro nunca debería mostrar preferencias ya que las mismas pueden dañar al resto del alumnado.
¿Cuál es la actitud más absurda que se puede seguir cuando estamos frente a un maestro?
Hay una historia interesante al respecto que cuenta Jodorowsky: “una persona busca durante años y años a un maestro, camina medio mundo, sube montañas, atraviesa mares; por fin lo encuentra y en cuanto lo ve, le habla de su vida durante tres días seguidos y se va”
¿Por qué se actúa de ese modo?
Dice Alejandro Jodorowsky que el ego es así: encuentra al maestro y después se pone a hablar de sí mismo. “He visto a tanta gente que se me acerca y me habla y me habla y no me hace ninguna pregunta”
En otros casos, el maestro acaba decepcionando al alumno…
Dice Coelho que cuando la gente busca un maestro, debería estar buscando experiencias que puedan ayudarle a evitar ciertos obstáculos. Desgraciadamente, la realidad es otra: recurren a la ley del mínimo esfuerzo, intentando encontrar respuestas para todo. El que desea aprovecharse del esfuerzo del maestro para así no gastar sus energías nunca llegará a ninguna parte, y acabará por sentirse decepcionado.
¿Tan malo es preguntarlo todo?
Las respuestas no son nada y la experiencia lo es todo. Sin embargo la respuesta nos da los medios para adquirir esa experiencia de la que andamos necesitados…
Cuando uno es incapaz de responder a su propia pregunta dentro de sí, la exterioriza. En otras ocasiones la pregunta sólo busca captar la atención…
Un psicólogo fue a conocer a un maestro Zen muy reconocido por su sabiduría y le estuvo haciendo una entrevista. Al finalizar le dijo:
-Pero, dígame, ¿usted que hace realmente para ayudar a la gente?
El maestro le respondió:
-Lo llevo a un lugar donde no necesite hacer ninguna pregunta.
Ya hemos visto lo que es un maestro ¿Qué no es un maestro?
Dice Pedro Crucera que no son maestros los que no aprenden cuando enseñan, ni aquellos que creen que todo está escrito ni tampoco los que piensan que lo saben todo
¿Qué resulta fundamental para cualquier maestro? Incluso en los niveles más básicos de la enseñanza
Según dice Alejandro Jodorowsky, lo más importante es conocerse. Un maestro que se desconoce es un peligro para si mismo y para los alumnos a los que trata.
¿Por qué se dice que hay falsos maestros?
En palabras de Idries Shah: “Donde hay una cosa verdadera o útil, con seguridad hay una falsificación. Esto no significa que la intención original fuera errónea, pero las cosas se vuelven erróneas si no están organizadas convenientemente”
¿Alguna historia que nos lo muestre?
Había una vez un joven en Taiwán que deseaba ardientemente que cierta joven se casase con él. Le escribió cartas durante casi cuatro años, a una media de una diaria, declarándole su amor. Sin ese esfuerzo habría sido difícil que la mujer se prometiese con el cartero que le llevaba las cartas
¿Cómo se organizan los maestros?
Las cosas no son siempre lo que parecen…
¿En qué sentido?
Hay una historia sufí de dos maestros y sus respectivos discípulos. Uno de ellos expulsaba a muchos de sus alumnos que se marchaban indignados al otro, el cual siempre aprovechaba la mínima ocasión para criticar al primero.
Sucedió que después de 50 años, uno de los antiguos discípulos descubrió que entre ambos maestros había una excelente amistad y preguntó por ese extraño proceder
El primer maestro le confesó que los dos forman equipo, trabajan juntos. Los alumnos que no tenían suficiente nivel, que eran peligrosos incluso para ellos mismos, eran enviados a su colega que tenía como misión estabilizarlos. Eran poco aptos para la enseñanza, pero liberados a su suerte se habrían convertido en asesinos y ladrones.
Frases:
“Nada está fijo, a veces somos el discípulo, a veces somos el maestro” Alejandro Jodorowsky
“Los Maestros nos ayudan a encontrar el camino, pero sólo nosotros podemos recorrerlo” Alejandro Jodorowsky
“El mejor maestro se sienta en tu silla” Dicho sufí
“Cuando el maestro está preparado, aparece el discípulo”  Sentencia hindú
“Cada día es maestro del anterior y discípulo del siguiente” Proverbio chino
“Antes quería ser maestro, ahora soy estudiante del infinito. Estudio todo el tiempo” Alejandro Jodorowsky
Para seguir el sendero, mira al maestro, sigue al maestro, camina con el maestro, ve con el maestro, llegarás a ser maestro. Proverbio Zen
“Maestro es alguien que ve el día como una oportunidad en el tiempo para crear posibilidades de realidad y emociones que no han nacido todavía, realidades que no existen; para conseguir que el día fecunde infinitos mañanas” Ramtha
Para finalizar, un texto de Gabriela Mistral, “la oración de la maestra”
¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra… Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este im­puro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren… Hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida… Dame sencillez y dame profundi­dad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana… Ali­gérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia.

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