¿Pero qué no ves que toda vida, toda creación en el campo que sea, todo acto de amor, no es más que una rebeldía contra la extinción, no importa que sea falsa o verdadera, que dé resultados o no?
[...]
Lo
que te faltó para enamorarte verdaderamente de una mujer fue lo mismo
que te faltó para enamorarte de una actividad, o de algún vicio, por
último. Te faltó abandono, fe, ese entusiasmo generoso, esa facultad de
admiración emocionada que concede a la otra persona la importancia de
ser única, necesaria.
José Donoso
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