El inmenso júbilo de sus ojos resplandeciendo como grandes supernovas esperando alcanzar todos los rincones del universo recorría su gran genialidad en un camino de neuronas,axones y dendritas sólo para desplomarse en el preciso momento de dar el salto cuántico que lo transportaría a universos paralelos donde mutaría en una gran conciencia elevada al cuadrado y multiplicada por miles de corazones plantando esperanza en grandes campos de pesadillas transformándolas en hermosos sueños que durarían por toda la eternidad y unos años más, solo lo suficiente y lo estrictamente indispensable para florecer como entidades iconoclastas libres por fin de todo yugo, de toda interferencia y por lo tanto; solo ser la nada, ese vacío que todo lo llena.

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