Georg Friedrich Händel: El Arquitecto de la Ópera Barroca
Vida y Contexto Histórico
Georg Friedrich Händel nació en 1685 en Halle, en lo que hoy es Alemania, el mismo año que Johann Sebastian Bach y Domenico Scarlatti. Fue un verdadero ciudadano del mundo: alemán de nacimiento, formado en Italia y nacionalizado inglés, donde pasó la mayor parte de su vida y alcanzó la gloria.
Desde joven mostró un talento excepcional. Su padre quería que fuera abogado, pero Händel, como todo genio que se respeta, ignoró esa imposición. A los 18 años ya componía óperas y, tras estudiar en Italia, adoptó el estilo italiano con una maestría única. Más tarde se instaló en Londres, donde se convirtió en el gran compositor de óperas italianas en un país que, en ese entonces, no tenía tradición operística propia.
Händel fue un empresario musical, un hombre de teatros, un luchador incansable que supo adaptarse a los gustos del público sin perder profundidad. Su vida estuvo llena de altibajos económicos y rivalidades, pero su legado es inmenso.
Aporte a la Ópera
Händel escribió más de 40 óperas, la mayoría en italiano, destinadas a impresionar a la aristocracia británica. Fue un maestro del da capo aria, una forma musical que permite al cantante mostrar su virtuosismo repitiendo la sección principal con variaciones ornamentales.
A diferencia de Monteverdi, cuyo objetivo era emocionar de manera directa, Händel construyó óperas como verdaderas arquitecturas sonoras, donde cada pieza encajaba con precisión matemática pero sin perder el alma. Él sabía cómo dar vida a sus personajes, dotarlos de humanidad, pasión, orgullo, venganza y amor. Sus óperas eran dramas intensos con una música tan bella que elevaba cualquier texto.
Una obra emblemática: Giulio Cesare in Egitto (1724)
Entre sus obras más reconocidas está Giulio Cesare, una ópera que relata la historia de Julio César y Cleopatra en Egipto. Es una de las más representadas aún hoy y contiene varias arias célebres.
La obra equilibra la grandeza histórica con la intimidad emocional. Händel mezcla el espectáculo con momentos de recogimiento, lo que convierte cada escena en un retrato psicológico fino y poderoso.
Aria icónica: “Piangerò la sorte mia” (Cleopatra)
Una de las arias más conmovedoras es cantada por Cleopatra cuando se ve traicionada y derrotada. Aquí, Händel rompe con la imagen de la seductora fría y nos muestra a una mujer quebrada pero aún digna.
Fragmento:
> Lloraré mi suerte cruel,
tan cruel e implacable.
Y cuando muera,
en el último suspiro,
mi alma aún te buscará.
La música empieza con un lamento suave, melancólico, y luego se transforma en una expresión de fuerza interior. La alternancia entre la tristeza y la determinación le da a la pieza una profundidad que pocas arias alcanzan. Händel logra que sintamos el dolor sin caer en la desesperación, como si Cleopatra supiera que incluso en la derrota hay belleza.
Anécdotas y Curiosidades
Händel fue un verdadero “showman”. Una vez organizó un festival tan fastuoso que casi lo arruina económicamente, pero se negó a recortar presupuesto en músicos o escenografía.
Se enfrentó a rivales como Giovanni Bononcini en la escena londinense. El público llegó a dividirse en bandos, como en un clásico futbolero, entre los handelistas y los bononcinistas.
Sufrió un derrame cerebral en 1737 que lo dejó temporalmente paralizado, pero regresó con más fuerza, componiendo oratorios como El Mesías y varias óperas más.
En sus últimos años, quedó ciego, pero siguió supervisando ensayos, dictando partituras y siendo aplaudido como un héroe nacional en Inglaterra.
Con Händel, la ópera se volvió espectáculo total: música, canto, teatro y grandeza escénica. Fue un artista capaz de transformar emociones humanas en arquitectura sonora. Un constructor de emociones barrocas que, siglos después, aún nos estremecen.
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