domingo, 26 de febrero de 2017

Ray Bradbury

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 The Huffington Post recibió una copia del archivo de Ray Bradbury, autor de Farenheit 451 y Crónicas Marcianas, en el que descubrió que el FBI investigaba al escritor por actividades vinculadas al comunismo. El FBI revisó el historial de viajes de Bradbury, e incluso allanaron su casa para buscar pistas. Aunque el autor había sido un crítico público de las políticas de McCarthy, resulta que nunca tuvo simpatías con el comunismo. De hecho, cuando habló en una conferencia sobre Fareheit 451, admitió que su obra fue prohibida en Rusia.

sábado, 25 de febrero de 2017

Charlie Chaplin

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 Durante la primer década del siglo XX Charles Chaplin ganó inmensa popularidad e infinidad de “Chaplinistas” recorrían los circos y teatros ganándose la vida al imitar al genio del humor mudo. Tantos imitadores llevaron a que se cree un concurso nacional en Estados Unidos en el que se premiaba a quien mejor realizara la imitación -específicamente de su famoso alter-ego “TheTramp” o Charlot-. Durante uno de sus viajes a San Francisco a Chaplin le llegó la noticia de uno de éstos concursos, y seducido por la idea se inscribió de inmediato. Increíblemente el resultado fue desastroso, no pasó de la primera ronda y los jueces le dieron una de las peores calificaciones de su tanda. En una entrevista realizada para el Chicago Herald el 15 de Julio de 1915 Chaplin relata la historia con gran ironía y comentó que fue: “tentando a darles lecciones de la “caminata de Chaplin”, por pena y también deseando ver la cosa hecha correctamente”. No obstante, para el jurado Chaplin no era suficientemente bueno imitando a Chaplin y el premio fue otorgado a un hombre de nombre Milton Berle.

Charlie Parker

  
La historia del jazz está llena de anécdotas increíbles, algunas de las cuales han alcanzado la categoría de leyenda. Y sin duda, una de ellas es la protagonizada por Charlie Parker la noche del 15 de mayo de 1953 en el Massey Hall de Toronto. El considerado mejor saxofonista de jazz de la historia, padre de la improvisación más salvaje y responsable de la revolución que sufrió el género antes de morir con tan sólo 34 años, llegaba a la ciudad canadiense en uno de los peores momentos de su vida, para realizar una de las actuaciones más brillantes que se recuerdan… ¡con un saxofón de plástico!

Parker, al que se le conocía como «Bird» (Pájaro), llegaba a Toronto a un concierto organizado por la New Jazz Society con el objetivo de reunir a los mejores músicos del momento. Junto a Parker, estaban el pianista Bud Powell, el percusionista Max Roach, el contrabajista Charles Mingus y, sobre todo, el gran trompetista Dizzy Gillespie. Todos ellos figuras fundamentales de la revolución que supuso para el jazz el movimiento «be-bop», que en la década de los 40 echó abajó todas las normas establecidas del género a base de improvisación.
Estos genios no llegaban, sin embargo, en sus mejores momentos. Poco antes de aquella actuación, Parker había perdido su licencia de cabaret en Nueva York, lo que le impedía tocar en la mayoría de clubs de la ciudad. Sus problemas con la heroína y la cocaína se habían agudizado y había sido expulsado también de las salas más importantes de Los Ángeles. Ese mismo año, su hija Pree murió de neumonía porque carecía de dinero para proporcionarle el tratamiento adecuado, por lo que su caótico estado mental era cada vez más evidente en su música. En la grabación de «GroovinŽ High», realizada en aquella época, su sonido no era ni sombra del de antaño.

La tensión entre Gillespie y Parker

La historia de sus acompañantes no era tampoco como para esperar que aquella actuación se fuese a convertir en uno de las más extrañas y especiales de la historia del jazz. Powell acababa de salir del sanatorio mental de Creedmore, en Long Island, en unas condiciones deplorables, y poco antes del concierto estaba absolutamente borracho. Y Dizzy Gillespie y Charlie Parker, viejos conocidos, se encontraban en uno de los peores momentos de su relación personal, inmersos en continuas discusiones.
El día que Charlie Parker humilló al gran Gillespie con un saxofón de plástico
ABC
Pero lo más sorprendente de todo es que el gran «Bird» se presentó en Toronto sin su saxofón, ya que lo había empeñado poco antes en alguna tienda de Nueva York para costearse su dosis de heroína, según cuentan varias enciclopedias del jazz. Por ello, tuvo que acudir de urgencia a una tienda de instrumentos de Toronto, en la cual tan sólo pudieron prestarle un saxofón de plástico. Eso es todo lo que tenían y con eso tendría que conformarse el gran «Bird» para asombro de sus acompañantes.
Lo normal es que el concierto se hubiera convertido en un auténtico desastre, pero no lo fue. Tras un impresionante comienzo del trío Roach, Powell y Mingus, se subieron al escenario Gillespie y Parker, que llevaron su rivalidad hasta cotas musicales inalcanzables para la mayoría de músicos del último siglo.
Sonaron «Perdido», «Salt Peanuts», «All the Things You Are», «Wee», «Hot House» y «A Night in Tunisia», en las que Charlie Parker toco aquel cacharro de plástico como si fuera un saxofón del metal más noble, «sobrevolando» por encima de Gillespie para dejarlo en evidencia.

«El concierto del siglo»

La actuación fue tan fundamental que la prensa especializada de la época rápidamente la calificó como «el concierto del año», para después hablar del «concierto del siglo» y bautizar a aquellos cinco músicos también como «el quinteto del siglo».
El día que Charlie Parker humilló al gran Gillespie con un saxofón de plástico
ABC
A pesar de todo, Paker ya no levantó cabeza. En 1954, intentó suicidarse en dos ocasiones, la segunda, después de que su club, el Birdland, le pusiera de patitas en la calle tras su excesivo comportamiento. Fue un periodo de rápido declive hasta que, el 12 de marzo de 1955, murió de un colapso cardiocirculatorio. Aún no había cumplido los 35, pero ya le había dado tiempo a echar abajo los cimientos del jazz para construirlos de nuevo con revolucionarios parámetros musicales a todos los niveles.
«Charlie Parker es uno de los escasos jazzmen que ha aportado dignidad y significado a la palabra “genio”, vocablo del que tanto se ha abusado», aseguran las enciclopedias.
 http://www.abc.es/20120611/archivo/abci-charlie-parker-gillespie-jazz-201206081954.html

Nina Simone


Pepe Beunza


Andrea Balt


Conor Mcgregor


Maria Sabina

"Yo no soy curandera porque no uso huevos para curar. No soy curandera porque no doy aguas para tomar. Ni soy hechicera porque no hago la maldad. Mi sabiduría viene desde el lugar donde nace la arena. Yo curo con lenguaje, nada más. Soy sabia, nada más. Soy conocida en los cielos, nada más. Solo soy una que habla con Dios, nada más."

Pietro Gamba

‘El gringo loco’: el doctor de los campesinos de Cochabamba

El médico italiano Pietro Gamba trata de suplir al sistema sanitario público de Bolivia donde no llega







 
El médico italiano Pietro Gamba, de 64 años, da una pomada para curar la escabiosis a un grupo de niños.




“Qué pena que esta noche no se vean las estrellas aquí, en Challviri. Porque con ellas habríais entendido enseguida toda mi historia”. Pietro Gamba se sienta en el suelo en la penumbra de la pequeña cocina, junto al horno de barro. Come sopa de patatas con su amigo René, el dueño de estos tres locales de tierra cruda, sin suelo, alrededor de un patio en el que escarban patos, gatos y niños. El frío húmedo aturde. El cielo es un paño de nubes desde esta mañana, cuando Pedro condujo durante cuatro horas hasta aquí arriba, a 3.800 metros, sobre los Andes, oyendo varias veces la canción Historia de amor, de Adriano Celentano. Una coincidencia romántica, porque precisamente entre las 300 familias campesinas de Challviri diseminadas entre laderas, torrentes y campos de patatas, comenzó su historia de amor con Bolivia.
Hoy, este médico italiano de 64 años al que alguien llamó El gringo loco, ha vuelto de nuevo aquí solo para hacer una visita de cortesía a sus viejos amigos y, en cambio, ha acabado poniendo inyecciones a la anciana Gertrudis, que llevaba horas esperándolo sentada en la hierba, ante la puerta de René; le ha tomado la tensión a Florencia, que acaba de dar a luz en casa a su octavo hijo; ha revisado los pulmones de don José, un patriarca nonagenario que siempre lo llama Pedrito, y ha distribuido entre los niños pomadas para la sarna. Por último, se ha puesto hecho una furia en el centro de salud estatal por culpa de un tubo de agua que pierde desde hace dos años: el Gobierno se ha olvidado, y los pacientes tienen que vadear un reguero de barro bajo la mirada desinteresada de la única doctora, que pronto cogerá el permiso de maternidad, de modo que la gente de Challviri tendrá que volver a viajar hasta el hospital de Cochabamba, a tres horas en coche de aquí, para ver al médico. “¿Ves al Evo?”, así llama Pedro a Evo Morales, presidente de Bolivia. “Sobre el papel garantiza servicios a todos, pero la realidad es que los campesinos están abandonados”.

En 1987, pensando en los campesinos pobres y a menudo analfabetos, el médico italiano creó un hospital de excelencia en Anzaldo, un pueblo de 8.000 habitantes en el altiplano central
Alrededor del 38% de la población boliviana vive por debajo del umbral de la pobreza y en 1987, pensando precisamente en ellos, en los campesinos pobres y a menudo analfabetos, el médico italiano creó un hospital de excelencia en Anzaldo, un pueblo de 8.000 habitantes en el altiplano central, entre campos de quinoa color púrpura y bosques ralos de eucalipto. Hoy en día, su Fundación Pietro Gamba es el punto sanitario de referencia para 100.000 personas entre el departamento de Cochabamba y el alto Potosí. Sin embargo, los pacientes llegan de toda Bolivia, porque saben que el doctor Pedro cobra barato y que, si no puedes pagar, desde luego no va a dejar que te mueras. Ayer, por ejemplo, el joven Javier, llorando, enseñaba al médico el historial clínico de su esposa: el hospital público le pedía 8.000 dólares por tratarle el corazón, una cifra que la pareja ni siquiera sabe calcular.
Pietro Gamba, que conserva la energía y el entusiasmo de un joven, siempre consigue cuadrar las cuentas de su hospital, gracias a una red de donantes privados y de amigos solidarios de Italia y Suiza. “Llámelo suerte, si quiere, yo prefiero llamarlo providencia”, sonríe. Y cuando, durante uno de sus viajes a Italia para visitar a la familia y conseguir fondos, oyó que lo comparaban con Albert Schweitzer, un pionero de la medicina misionera en África y Premio Nobel de la Paz, se asombró sinceramente: "No me suban tan alto: si luego caigo, me haré daño de verdad”. Para él, el mérito del éxito del hospital es de la gente de Challviri. Y de sus estrellas.
Todo empezó cuando Pietro tenía 20 años y dejó a su numerosa familia campesina y su trabajo de obrero en la fábrica, cerca de Bérgamo, en el norte de Italia, con el único fin de evitar el servicio militar. En aquella época, la ley italiana establecía penas de prisión para los que se negasen, por lo que buscó la ayuda de un amigo sacerdote, que le ofreció una solución: lo mandaría a Bolivia a condición de que el joven hiciese voluntariado en una de sus misiones. En 1975, Pietro Gamba embarcó rumbo a Sudamérica, adentrándose en la miseria profunda de Challviri durante tres años. “Ayudaba a la gente en el trabajo del campo y a construir la escuela”, dice. “Enseñaba español a los niños, que solo hablaban quechua, la lengua de los indios. Durante meses comí solo patatas, soporté el frío y la lluvia, mastiqué coca para aguantar la altitud, cogí la sarna y, a pesar de todo, aprendí a amar a la Pacha Mama, su Madre Tierra. Me apasionó esta comunidad compacta, solidaria, entregada a los valores de respeto, trabajo duro, honestidad absoluta. Andaba durante 12 horas hasta la ciudad y traía aquí medicinas. Un día me pidieron que curara el brazo quemado de un niño. El curandero, el santón local, lo había embadurnado de estiércol: yo, sin saber medicina, limpié la herida y apliqué una pomada. Funcionó. Empezaron a llamarme doctor, pero seguía siendo solo un obrero”. Cuando una epidemia de sarampión mató a muchos niños, una noche, mientras miraba las estrellas, Pietro sintió que se le cruzaba un pensamiento descabellado: “¿Y si me convirtiera en un médico de verdad para ayudar a estos indefensos? Cuanto más huía de la idea, más dentro se me metía. Fue una decisión muy difícil. El único consuelo me venía de las estrellas, de esa inmensidad inalcanzable: me susurraban que todo en la vida tiene un sentido, y que no eres tú quien lo determina”.

La Fundación Pietro Gamba es el punto sanitario de referencia para 100.000 personas entre el departamento de Cochabamba y el alto Potosí
De modo que Pietro volvió Italia, a los 32 años se licenció en medicina con la nota más alta y se precipitó de nuevo a su Bolivia con 25.000 dólares donados por sus amigos italianos y un pacto no negociable consigo mismo: abrir un buen hospital para los campesinos. Hoy, después de superar innumerables obstáculos, su equipo (tres médicos, cuatro enfermeras y los mejores cirujanos bolivianos, que prestan sus servicios para las operaciones más delicadas) realiza 160 operaciones al año y recibe a 15 personas al día, además de las visitas que realiza en el todoterreno ambulancia por los valles del río Caine y los rincones más escondidos del altiplano, en casas con techo de paja y macizos de dalias rosas a la entrada. Aquí una de las enfermedades más corrientes es el mal de Chagas: causado por un parásito que se transmite a través de un insecto que vive en los adobes, los ladrillos de barro de las viviendas más pobres, que retuerce los intestinos. Y luego la tuberculosis, la malaria y las infecciones causadas por la desnutrición y la poca higiene.
Los equipos de diagnóstico son de segunda mano, procedentes de los hospitales italianos, en muy buenas condiciones. El laboratorio de análisis es el reino de Macchi, la incansable esposa de Pietro: Margarita Torrez, boliviana de Oruro. Otra historia de amor florecida en Challviri donde ella, estudiante de bioquímica, acabó durante una excursión con amigos. “Nuestra boda, en 1991, la organizó la gente de Anzaldo”, recuerda Margarita. Es ella la que se asegura de que se trate a los pacientes con amabilidad y respeto, sin hacer distinciones entre ricos y pobres. Y ella la que lima las asperezas del carácter de Pietro, que es impulsivo y alérgico a la paciencia. Silvia, la mayor de sus cuatro hijas, estudia medicina y quién sabe si en un futuro ocupará el lugar de su padre.
En el hospital de Anzaldo, la sala de espera es una paleta de mujeres con mantas aguayo sobre los hombros, sombreros de paja de ala ancha adornados con flores artificiales y blusas bordadas. Una de ellas llora porque su sexto hijo nació con labio leporino y es incapaz de succionar la leche de su pecho: Pietro la tranquiliza, le dice que alimentarán artificialmente al bebé, que luego lo operarán, y que no se verá obligada a dejarlo morir, como el médico ha visto hacer a tantas madres desesperadas. Pero Pietro está preocupado por un caso más grave: Raúl, un niño de 10 años con una osteomielitis que le ha dejado la pierna izquierda más corta. “El padre no confía en nosotros, prefiere al curandero tradicional. He reunido a toda la comunidad para que lo convenza de que me permita operarlo, pero no ha cedido”. Aún hoy, después de haber pasado toda una vida en este altiplano, de hablar quechua con fluidez y de conocer íntimamente el carácter de los campesinos, Pietro choca contra muros culturales, que son los que hacen más daño. “También antes la gente pensaba que la enfermedad de Chagas era provocada por una figura diabólica que llega por la noche para sacar la grasa del recto de la víctima y hacer hostias de misa, en una mezcla de cristianismo y espiritismo. Pero ahora todos saben que es una enfermedad que se puede tratar. Con el padre de Raúl no he sido capaz de superar la barrera de la superstición”.

Además de la falta de medios y la pobreza, una de las grandes barreras es la cultural: muchas veces las supersticiones privan a los enfermos de tratamientos que podrían curarles
El pequeño Raúl está en la escuela: Pietro va a verlo y lo observa mientras camina torcido, apoyado en una muleta de madera astillada. Decide que seguirá insistiendo con su padre, “no se puede privar a Raúl de sus derechos”. El gringo loco es así: siempre hacia adelante, con su filantropía de misionero cimentada en el orgullo de científico. “No pretendo ser un héroe, pero quiero ver una chispa de futuro en lo que estoy haciendo”. ¿Y cuál es el futuro, doctor Gamba? “Llegar a ser aún más hospital de pobres, logrando que nadie tenga que pagar, para que esta gente no sea pasto de quienes se lucran con su salud, incluida la sanidad pública”. Pietro cree en la Providencia, y en una ética férrea que le impulsa a trabajar sin descanso, con un humor envidiable y una broma siempre a punto. Es la fuerza de ánimo que absorbió en Challviri en su juventud, ante el espectáculo de las estrellas sobre los Andes que —está convencido de ello— tienen el poder mágico de guiar a cada persona hacia la auténtica meta de su vida.
 http://elpais.com/elpais/2017/01/31/planeta_futuro/1485870720_732109.html?id_externo_rsoc=FB_CM_INT

Imagine


Los otros


Rod Serling

When Serling submitted a script to CBS as the pilot pitch for The Twilight Zone, the network gave it to Westinghouse Desilu Playhouse. The 1958 episode, "The Time Element," featuring a man plagued by vivid nightmares and a quintessentially Twilight Zone twist ending, was such a hit that CBS green-lit the writer's proposed science-fiction series.
 Of the many Twilight Zone episodes that he penned, Serling's favorite was "Time Enough at Last." Adapted from a short story, the episode tells the tragic tale of a myopic bank teller with a love for literature who falls victim to a classic twist ending. Serling's favorite episode written by someone other than himself was "The Invaders," penned by Richard Matheson.

Chuck Palahniuk


George Carlin- People are


Bill Hicks


Chuck Palahniuk


You have no idea what it is like to constantly disappoint people. You see it the moment you meet them. You see in their eyes that they expected something so entirely different, and here they are meeting... you.
Read more at: https://www.brainyquote.com/quotes/authors/c/chuck_palahniuk.html

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domingo, 5 de febrero de 2017

Joseph Campbell

JOSEPH

Tyler Knot Gregson

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Andrea Balt

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Albert Einstein



25 Life Lessons from Albert Einstein

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Here are 25 life lessons from Albert Einstein:
1. Intellectual growth should commence at birth and cease only at death.
2. Everyone should be respected as an individual, but no one idolized.
3. Never do anything against conscience even if the state demands it.
4. If people are good only because they fear punishment, and hope for reward, then we are a sorry lot indeed.
5. A perfection of means, and confusion of aims, seems to be our main problem.
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6. Love is a better teacher than duty.
7. If you can’t explain it simply, you don’t understand it well enough.
8. No problem can be solved from the same level of consciousness that created it.
9. Insanity: doing the same thing over and over again and expecting different results.
10. Learn from yesterday, live for today, hope for tomorrow.
11. It has become appallingly obvious that our technology has exceeded our humanity.
12. Everything that can be counted does not necessarily count; everything that counts cannot necessarily be counted.
13. Force always attracts men of low morality.
14. Everything should be as simple as it is, but not simpler.
15. A man should look for what is, and not for what he thinks should be.
16. Any man who reads too much and uses his own brain too little falls into lazy habits of thinking.
17. A person who never made a mistake never tried anything new.
18. It is the supreme art of the teacher to awaken joy in creative expression and knowledge.
19. Anyone who doesn’t take truth seriously in small matters cannot be trusted in large ones either.
20. Great spirits have always encountered violent opposition from mediocre minds.
21. Education is what remains after one has forgotten what one has learned in school.
22. Logic will get you from A to B. Imagination will take you everywhere.
23. Anger dwells only in the bosom of fools.
24. Information is not knowledge.
25. Never lose a holy curiosity.
h/t: AvMedia

Gilbert Keith Chesterton



 The gallows in my garden, people say,
Is new and neat and adequately tall;
I tie the noose on in a knowing way
As one that knots his necktie for a ball;
But just as all the neighbours--on the wall--
Are drawing a long breath to shout "Hurray!"
The strangest whim has seized me. . . . After all
I think I will not hang myself to-day.

To-morrow is the time I get my pay--
My uncle's sword is hanging in the hall--
I see a little cloud all pink and grey--
Perhaps the Rector's mother will not call--
I fancy that I heard from Mr. Gall
That mushrooms could be cooked another way--
I never read the works of Juvenal--
I think I will not hang myself to-day.

The world will have another washing-day;
The decadents decay; the pedants pall;
And H.G. Wells has found that children play,
And Bernard Shaw discovered that they squall;
Rationalists are growing rational--
And through thick woods one finds a stream astray,
So secret that the very sky seems small--
I think I will not hang myself to-day.


ENVOI
Prince, I can hear the trumpet of Germinal,
The tumbrils toiling up the terrible way;
Even to-day your royal head may fall--
I think I will not hang myself to-day.

-- G.K. Chesterton

Fernando Savater

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Ustedes van a regalar libros en estas fiestas y yo les alabo el gusto. Pero no crean que todos los libros son inocuos o pacíficos: hay libros de destrucción masiva. Los cataloga en su estupendo Libros para la guerra (ed. Berenice) el siempre original Javier Mina: esos libros que han provocado matanzas, sublevaciones, conquistas o el exterminio de los infieles. A veces libros santos, pero como también es santo el infierno... Y una travesía infernal por el páramo de los remordimientos supersticiosos y los prejuicios es lo que cuenta Luisgé Martín en El amor del revés (ed. Anagrama), un relato autobiográfico escrito con valerosa crudeza. Parece mentira que hace sólo pocos años la homosexualidad fuese todavía un suplicio social para quien tratase de vivirla sin engaños. Un retrato de época y un estudio psicológico escrito con fervor magistral...
Cada vez que se publica por estas fechas la lista de los mejores libros del año, constato desolado que la mayoría de ellos no los he leído y otros por desgracia sí. En cualquier caso, nunca encuentro los tomos del Salón de los pasos perdidos, de Andrés Trapiello (van 19, el último Sólo hechos, ed. Pretextos), la única obra —entretenidísima, maliciosa, conmovedora, culterana, inagotablemente reflexiva sin pedantería...— que estoy seguro de que quedará cuando desaparezcan las celebridades anuales. Ahora bien, si quieren reforzarle a su amigo de veras la biblioteca, nada mejor que ofrecerle los cuatro suculentos volúmenes de las obras completas de Friedrich Nietzsche (ed. Tecnos), competentemente traducidas de nuevo, anotadas, comentadas, etcétera... por un equipo de especialistas dirigido por Diego Sánchez Meca. La voz total del profeta desventurado de la alegría, nuestro hermano más sabio. Ya saben, libros como regalo a los amigos lectores. Y a quienes no leen, nada. Que espabilen...
 http://elpais.com/elpais/2016/12/22/opinion/1482417592_557707.html

Reencuentro


LA NACION SE REENCONTRÓ CON SU MAMÁ DESPUÉS DE 63 AÑOS
En 1954, Paulino se fue de su casa para buscar trabajo en La Pampa y luego, al querer contactarla a su mamá, no pudo dar con ella. Pasó el tiempo y ambos pensaron que el otro estaba muerto.

La semana pasada, una amiga y empleada de Paulino le preguntó por su familia. Cuando él le contó la historia, le dijo que lo ayudaría. Dos días después tuvieron noticias. Así, Paulino viajó a San Luis, al barrio 1º de Mayo, donde actualmente vive su mamá, y se produjo el reencuentro.
"No puedo explicar lo que sentí cuando la vi, cuando ella reconoció mi voz y me tocó la cara... Lloramos los dos y hablamos de las épocas de antes. Mi mamá me esperaba, sólo que yo no podía encontrarla", dijo Paulino.

Madonna Buder

La monja triatleta de 86 años nos demuestra que nunca es tarde

La hermana Madonna Buder empezó a correr a los 47.
La monja triatleta de 86 años nos demuestra que nunca es tarde
La monja triatleta de 86 años nos demuestra que nunca es tarde
30/01/2017 - Alyssa Giacobbe para Women’s Health

Las monjas católicas siempre han sido consideradas duras, pero hay pocas con una voluntad tan inquebrantable como la Hermana Madonna Buder (alias “La Monja de Hierro”). A sus 86 años ha protagonizado el anuncio de Nike “Juventud Sin Límites” y ha realizado más de 375 triatlones, de los cuales más de 45 son Ironman (3,86 kilómetros nadando, 180 kilómetros en bici y 42,195 kilómetros de carrera, un maratón, andando). Women’s Health preguntó a la corredora de Washington cómo lo hace.
WH: No empezaste a correr hasta los 47, ¿cómo sucedió?
SMB: Un sacerdote que conocí en Oregon me sugirió que endureciera mi cuerpo y mente. Cuatro años después empecé con los triatlones por la variedad del ejercicio. Competir me ayuda a conectar con otros, todos unidos por un mismo objetivo. Y, por supuesto, estar sana y en forma me permite ayudar al resto mucho más tiempo.
WH: Cuéntanos cómo es tu agenda de entrenamientos.
SMB: Como la mayor parte de la gente en estos días no puedo parar mucho, así que la mayor parte de mi entrenamiento es funcional (corro a la iglesia por la mañana, o voy en bici a la prisión, donde leo pasajes bíblicos a los presos. Tengo que buscar el hueco. A veces me salen 12 kilómetros al día sólo con este tipo de cosas. He competido durante más de 33 años y por suerte todavía me puedo mover
 http://www.runners.es/noticias/articulo/entrevista-monja-hierro-madonna-buder

Charles Bukowski

Amartya Sen su


Oscar Wilde

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Zygmunt Bauman


Así funciona el mundo


Ted Hughes

Ted Hughes on the Universal Inner Child, in a Moving Letter to His Son

by 
“The only calibration that counts is how much heart people invest, how much they ignore their fears of being hurt or caught out or humiliated.”
“The analogy between the artist and the child is that both live in a world of their own making,” wrote Anaïs Nin in her diary in 1945. Four decades later, 23 years after Sylvia Plath took her own life at the age of 30, Ted Hughes (1930-1998) wrote to their 24-year-old son, Nicholas. Theletter, found in Letters of Ted Hughes (public library), is superb in its entirety and a worthy addition to history’s finest fatherly advice, but this particular passage speaking to the beautiful vulnerability of our inner child and its longing to be seen, heard, let loose is an absolutely exquisite articulation of the human condition — don’t let the length and density deter you from absorbing it, for once you do, it’ll saturate every cell of your soul.
When I came to Lake Victoria, it was quite obvious to me that in some of the most important ways you are much more mature than I am. . . . But in many other ways obviously you are still childish — how could you not be, you alone among mankind? It’s something people don’t discuss, because it’s something most people are aware of only as a general crisis of sense of inadequacy, or helpless dependence, or pointless loneliness, or a sense of not having a strong enough ego to meet and master inner storms that come from an unexpected angle. But not many people realise that it is, in fact, the suffering of the child inside them. Everybody tries to protect this vulnerable two three four five six seven eight year old inside, and to acquire skills and aptitudes for dealing with the situations that threaten to overwhelm it. So everybody develops a whole armour of secondary self, the artificially constructed being that deals with the outer world, and the crush of circumstances. And when we meet people this is what we usually meet. And if this is the only part of them we meet we’re likely to get a rough time, and to end up making ‘no contact’. But when you develop a strong divining sense for the child behind that armour, and you make your dealings and negotiations only with that child, you find that everybody becomes, in a way, like your own child. It’s an intangible thing. But they too sense when that is what you are appealing to, and they respond with an impulse of real life, you get a little flash of the essential person, which is the child. Usually, that child is a wretchedly isolated undeveloped little being. It’s been protected by the efficient armour, it’s never participated in life, it’s never been exposed to living and to managing the person’s affairs, it’s never been given responsibility for taking the brunt. And it’s never properly lived. That’s how it is in almost everybody. And that little creature is sitting there, behind the armour, peering through the slits. And in its own self, it is still unprotected, incapable, inexperienced. Every single person is vulnerable to unexpected defeat in this inmost emotional self. At every moment, behind the most efficient seeming adult exterior, the whole world of the person’s childhood is being carefully held like a glass of water bulging above the brim. And in fact, that child is the only real thing in them. It’s their humanity, their real individuality, the one that can’t understand why it was born and that knows it will have to die, in no matter how crowded a place, quite on its own. That’s the carrier of all the living qualities. It’s the centre of all the possible magic and revelation. What doesn’t come out of that creature isn’t worth having, or it’s worth having only as a tool — for that creature to use and turn to account and make meaningful. So there it is. And the sense of itself, in that little being, at its core, is what it always was. But since that artificial secondary self took over the control of life around the age of eight, and relegated the real, vulnerable, supersensitive, suffering self back into its nursery, it has lacked training, this inner prisoner. And so, wherever life takes it by surprise, and suddenly the artificial self of adaptations proves inadequate, and fails to ward off the invasion of raw experience, that inner self is thrown into the front line — unprepared, with all its childhood terrors round its ears. And yet that’s the moment it wants. That’s where it comes alive — even if only to be overwhelmed and bewildered and hurt. And that’s where it calls up its own resources — not artificial aids, picked up outside, but real inner resources, real biological ability to cope, and to turn to account, and to enjoy. That’s the paradox: the only time most people feel alive is when they’re suffering, when something overwhelms their ordinary, careful armour, and the naked child is flung out onto the world. That’s why the things that are worst to undergo are best to remember. But when that child gets buried away under their adaptive and protective shells—he becomes one of the walking dead, a monster. So when you realise you’ve gone a few weeks and haven’t felt that awful struggle of your childish self — struggling to lift itself out of its inadequacy and incompetence — you’ll know you’ve gone some weeks without meeting new challenge, and without growing, and that you’ve gone some weeks towards losing touch with yourself. The only calibration that counts is how much heart people invest, how much they ignore their fears of being hurt or caught out or humiliated. And the only thing people regret is that they didn’t live boldly enough, that they didn’t invest enough heart, didn’t love enough. Nothing else really counts at all.
In 2009, 47-year-old Nicholas hanged himself in his home in Alaska. His sister, Frieda, told the press upon news of his death: “Despite the vagaries that life threw at him, he maintained an almost childlike innocence and enthusiasm for the next project or plan.”

Michio Kaku

Científico asegura que encontró una prueba definitiva de que Dios existe

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 Uno de los científicos más respetados en la actualidad dice haber encontrado evidencia de que la acción de una fuerza “lo gobierna todo”.
El físico teórico Michio Kaku afirma haber creado una teoría que puede apuntar a la existencia de Dios. La información ha creado un gran revuelo en la comunidad científica porque Kaku es considerado uno de los científicos más importantes de la actualidad, uno de los creadores y desarrolladores revolucionarios de la Teoría de Cuerdas por lo que es muy respetado en todo el mundo.
Para llegar a sus conclusiones, el físico hizo uso un “semi-radio primitivo de táquiones” (que son partículas teóricas capaces de “despegar” la materia del universo o el contacto de vacío con ella, dejando así todo libre de las influencias del universo que les rodea), tecnología creada recientemente en 2005.
Aunque la tecnología para llegar a las verdaderas partículas de taquiones aún está lejos de ser una realidad, el semi-radio tiene algunas pocas propiedades de estas partículas teóricas, que son capaces de crear el efecto de los verdaderos taquiones en una escala subatómica.
Según Michio, vivimos en un “Matrix”: “He llegado a la conclusión de que estamos en un mundo hecho por reglas creadas por una inteligencia, no muy diferente de su juego de ordenador favorito, por supuesto, más complejo e impensable. Analizando el comportamiento de la materia a escala subatómica, afectado por el semi radio primitivo de taquiones, un diminuto punto en el espacio, por primera vez en la historia, totalmente libre de cualquier influencia del universo, la materia, la fuerza o la ley se percibe de una forma inédita el caos absoluto. Créeme, todo lo que llamamos casualidad hoy no tendrá más sentido. Para mí está claro que estamos en un plano regido, por reglas creadas y no determinadas por azares universales”, dijo el científico.

George Carlin - Modern Man


Simone Weil

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La mayor parte de lo que conocemos de su vida y su obra está diseminada en cuadernos escritos a mano, que sus familiares y amigos fueron recogiendo y editando después de su muerte. Su compasión por las condiciones esclavizantes de los trabajadores y su rebelión contra la ignorancia y la injusticia del orden social imperante, la hacían estar muy por encima de cuantos solo hablaban de teorías. Ningún intelectual de izquierdas, a cuyos líderes comenzó admirando, había intentado antes que ella experimentar la vida cotidiana de los obreros, su tristeza, su desesperación, su cansancio y sus angustias vitales. Cada día aumenta el número de sus admiradores, atraídos por su inclasificable y original personalidad, que sabe combinar de forma coherente el conocimiento y la honestidad intelectual con una ética personal, por la que se rige a través del compromiso consigo misma, una entrega generosa y una férrea voluntad que, a través de una disciplina implacable, le impide hacer nada superficialmente y sin una marcada finalidad.
Pero no fue solo la trayectoria de su vida y su pensamiento filosófico, su identificación con los más débiles y su lucha sin tregua por ayudarles a mejorar sus existencias lo que hace de ella una mujer admirable. Es también constatar cómo su vida fue una continua ofrenda de puro amor hacia los demás, un ejemplo de dación y sacrificio en el mejor sentido de esta palabra. Renunció a una cómoda forma de vivir para hacerlo con absoluta austeridad, rechazando incluso, en los últimos meses de su vida, comer más de lo que le daban como ración a un compatriota en el frente de batalla; pasó de ser una profesora universitaria de prestigio y brillante porvenir a trabajar como obrera en una fábrica en condiciones infrahumanas; y de ser una preciosa niña mimada perteneciente a la alta sociedad, a convertirse en una miliciana austeramente vestida.
Más de un siglo después de su nacimiento, Simone Weil sigue provocando una reflexión profunda para entender y buscar soluciones a los grandes problemas que aquejan a la humanidad.
 https://www.revistaesfinge.com/filosofia/filosofos/item/1207-simone-weil-una-filosofa-socialmente-comprometida

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