lunes, 20 de octubre de 2025

 

Rumi: el torbellino del amor que no conoce fronteras

Jalal al-Din Rumi nació en Balkh, en la actual Afganistán, y su espíritu viajó más allá de cualquier frontera: Persia, Anatolia, el corazón de los hombres y las almas. Desde joven fue un estudioso, pero su vida cambió para siempre cuando conoció a Shams de Tabriz, su amigo, maestro y espejo del amor divino.

Ese encuentro fue un huracán: lo transformó, lo desnudó, lo hizo girar sin cesar en un danza que no conoce fin ni límites.

Amor absoluto y pérdida

Rumi enseñó que el amor es el motor del universo y de nuestra alma. Pero este amor no es cómodo, ni seguro; exige perderse, dejar atrás todo lo conocido, incluso el yo.

> “No te contentes con mirar las estrellas… conviértete en ellas.”

Su relación con Shams fue intensa y breve, pero suficiente para revelar la verdad más radical: el amor verdadero es el que te destruye para reconstruirte más allá de ti mismo. La ausencia de Shams no lo quebró; lo lanzó al éxtasis creativo. Escribió miles de poemas, convertidos hoy en el Masnavi, donde cada verso es un portal hacia lo divino.

La danza de la unión

Rumi creó los derviches giradores, cuyo giro simboliza el desplazamiento del ego hacia la unidad con Dios. Cada vuelta es un abandono del yo, un reconocimiento de que todo lo que nos rodea es una manifestación del amor supremo.

> “Gira, gira, y no preguntes adónde, porque todo giro te acerca a la fuente.”

Para Rumi, la espiritualidad es movimiento, no quietud; es un remolino de pasión y entrega, donde cada latido del corazón y cada pensamiento se convierten en oración.

La lección de Rumi hoy

En un mundo que intenta medir, controlar y contener, Rumi recuerda que la vida auténtica se experimenta en la entrega total. Amar no es pedir ni calcular; es sentirse arrastrado por un río que va más allá de tu razón. Su poesía y su danza nos enseñan que la luz de lo divino brilla incluso en el caos, en la pérdida, en la locura amorosa.

Epílogo

Leer a Rumi es girar. Su palabra es viento, su verso es fuego, su amor, un océano sin orillas. Y si te atreves a seguirlo, descubrirás que perderse en el amor es, paradójicamente, la única forma de encontrarse.


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