jueves, 30 de octubre de 2025

Gregory House, el médico brillante y cínico de House, M.D., no solo diagnostica enfermedades; diagnostica la moralidad de quienes lo rodean. Su lema “Everybody lies” adquiere una dimensión ética cuando enfrentamos los dilemas médicos: ¿hasta qué punto es correcto ocultar, manipular o intervenir en la información que recibe un paciente? La serie expone con crudeza la tensión entre autonomía, beneficencia y justicia, principios centrales de la ética médica moderna.


Desde la filosofía clásica, Aristóteles enfatizaba la virtud como equilibrio: un médico virtuoso no solo aplica técnicas correctas, sino que busca el bien del paciente como un todo. House, sin embargo, parece actuar en el límite del exceso, desafiando reglas y protocolos, a veces infringiendo lo que podríamos llamar “normas deontológicas” kantianas, que prohíben manipular o tratar a las personas meramente como medios para un fin. Kant sostendría que usar engaños médicos, aunque sea para salvar una vida, vulnera la dignidad del paciente. House rompe este esquema con frecuencia, mostrando que la ética aplicada en la vida real es un terreno gris, donde el bienestar tangible puede entrar en conflicto con principios abstractos.

La bioética contemporánea, particularmente los principios de Beauchamp y Childress —autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia—, ofrece otra lente. House respeta la beneficencia y la no maleficencia, buscando salvar vidas y minimizar daño, pero a menudo sacrifica la autonomía del paciente, manipulando la información o tomando decisiones en su lugar. Aquí emerge un debate crucial: ¿es ético priorizar la vida sobre la libertad de elección? La serie invita a cuestionar la rigidez de los códigos éticos cuando la vida está en juego, planteando dilemas que ningún manual puede resolver por completo.

Filosóficamente, el utilitarismo de John Stuart Mill y Jeremy Bentham resuena en el actuar de House. Si el fin es salvar la mayor cantidad de vidas, ciertos engaños o transgresiones pueden justificarse. Sin embargo, como en toda aplicación práctica, el médico enfrenta riesgos: errores de juicio, daño colateral y conflicto con colegas y leyes. La tensión entre reglas y resultados, deber y consecuencia, refleja la complejidad de la ética en la medicina real.

House nos enseña, irónicamente, que la ética médica no se reduce a manuales ni a principios abstractos. Es un campo donde el conocimiento, la intuición y la moralidad chocan, donde cada decisión puede salvar o condenar, y donde la humanidad del médico es tan decisiva como su habilidad técnica. En este sentido, la serie se convierte en un laboratorio filosófico: nos obliga a preguntarnos qué estamos dispuestos a tolerar para proteger la vida y qué precio ético estamos dispuestos a pagar por cada intervención.


Referencias filosóficas:

Aristóteles. Ética a Nicómaco. Gredos, 1990.

Kant, Immanuel. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Alianza, 1994.

Beauchamp, Tom y Childress, James. Principles of Biomedical Ethics. Oxford University Press, 2013.

Mill, John Stuart. Utilitarismo. Alianza, 2005.

Bentham, Jeremy. Introducción a los principios de la moral y la legislación. Alianza, 1999.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

Buscar este blog