Gregory House, el médico brillante y cínico de House, M.D., no solo diagnostica enfermedades; diagnostica la moralidad de quienes lo rodean. Su lema “Everybody lies” adquiere una dimensión ética cuando enfrentamos los dilemas médicos: ¿hasta qué punto es correcto ocultar, manipular o intervenir en la información que recibe un paciente? La serie expone con crudeza la tensión entre autonomía, beneficencia y justicia, principios centrales de la ética médica moderna.
Desde
la filosofía clásica, Aristóteles enfatizaba la virtud como equilibrio:
un médico virtuoso no solo aplica técnicas correctas, sino que busca el
bien del paciente como un todo. House, sin embargo, parece actuar en el
límite del exceso, desafiando reglas y protocolos, a veces infringiendo
lo que podríamos llamar “normas deontológicas” kantianas, que prohíben
manipular o tratar a las personas meramente como medios para un fin.
Kant sostendría que usar engaños médicos, aunque sea para salvar una
vida, vulnera la dignidad del paciente. House rompe este esquema con
frecuencia, mostrando que la ética aplicada en la vida real es un
terreno gris, donde el bienestar tangible puede entrar en conflicto con
principios abstractos.
La
bioética contemporánea, particularmente los principios de Beauchamp y
Childress —autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia—, ofrece
otra lente. House respeta la beneficencia y la no maleficencia, buscando
salvar vidas y minimizar daño, pero a menudo sacrifica la autonomía del
paciente, manipulando la información o tomando decisiones en su lugar.
Aquí emerge un debate crucial: ¿es ético priorizar la vida sobre la
libertad de elección? La serie invita a cuestionar la rigidez de los
códigos éticos cuando la vida está en juego, planteando dilemas que
ningún manual puede resolver por completo.
Filosóficamente,
el utilitarismo de John Stuart Mill y Jeremy Bentham resuena en el
actuar de House. Si el fin es salvar la mayor cantidad de vidas, ciertos
engaños o transgresiones pueden justificarse. Sin embargo, como en toda
aplicación práctica, el médico enfrenta riesgos: errores de juicio,
daño colateral y conflicto con colegas y leyes. La tensión entre reglas y
resultados, deber y consecuencia, refleja la complejidad de la ética en
la medicina real.
House
nos enseña, irónicamente, que la ética médica no se reduce a manuales ni
a principios abstractos. Es un campo donde el conocimiento, la
intuición y la moralidad chocan, donde cada decisión puede salvar o
condenar, y donde la humanidad del médico es tan decisiva como su
habilidad técnica. En este sentido, la serie se convierte en un
laboratorio filosófico: nos obliga a preguntarnos qué estamos dispuestos
a tolerar para proteger la vida y qué precio ético estamos dispuestos a
pagar por cada intervención.
Referencias filosóficas:
Aristóteles. Ética a Nicómaco. Gredos, 1990.
Kant, Immanuel. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Alianza, 1994.
Beauchamp, Tom y Childress, James. Principles of Biomedical Ethics. Oxford University Press, 2013.
Mill, John Stuart. Utilitarismo. Alianza, 2005.
Bentham, Jeremy. Introducción a los principios de la moral y la legislación. Alianza, 1999.
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