🌀 El mito del “mejor yo”: desarrollo personal sin autoengaños
✳️ Introducción:
Vivimos en la era del “mejor yo”. Redes llenas de frases motivacionales, gurús del crecimiento y personas que parecen tenerlo todo resuelto. Se nos vende que mejorar es estar siempre en forma, productivo, sereno, agradecido y con un propósito ardiente. Y si no lo logras, claro, es porque no estás trabajando en ti. ¿Pero qué pasa si esta obsesión por crecer es, en realidad, otra forma de violencia disfrazada?
🎭 I. ¿Quién quiere mejorar: tú o tu máscara?
Una pregunta incómoda para empezar:
¿Quieres cambiar porque algo en ti lo necesita o porque no te aguantas como eres?
Muchos inician el camino del desarrollo personal con una idea envenenada: “No soy suficiente. Necesito arreglarme.” Y así, lo que parecía una búsqueda de plenitud, se convierte en una carrera desesperada por alcanzar una versión idealizada que nunca llega.
Porque ese “mejor yo” muchas veces no eres tú. Es el reflejo de lo que el mundo espera que seas: más guapo, más exitoso, más zen, más útil, más “positivo”. Una autoexplotación con ropa de coach.
“Mejorar” sin aceptar quién eres es como construir un castillo sobre arena mojada.
🪞II. El peligro de una mejora sin raíz
En lugar de arraigarse, muchas personas flotan de técnica en técnica, de reto en reto, acumulando “trucos” para ser mejores sin nunca enfrentar lo esencial: el miedo al vacío, la vergüenza, la herida.
Y entonces:
-
Meditas… pero no sabes estar contigo.
-
Te levantas a las 5 a.m… pero odias tu día.
-
Comes sano… pero te muerdes por dentro.
Cuidarse no es someterse. Crecer no es exhibirse. Sanar no es competir.
🧵III. Ejemplo real: el día que correr ya no era crecimiento
Entrenas todos los días. Cuerpo fuerte, hábitos marcados. Pero un día dices algo:
“Antes corría 10 km en 42 minutos. Ahora ya no puedo por el dolor de espalda. Me frustra.”
¿Y si el verdadero desarrollo ese día no fue correr… sino parar?
A veces, dejar de exigirte también es valentía. Aceptar el cuerpo que duele, escuchar el cansancio, respetar el límite. Eso es amor propio real, no marketing de resiliencia.
⚖️ IV. Crecer no es corregirte. Es comprenderte.
La idea de que debes convertirte en otra persona para valer ya es una forma de violencia interior. El verdadero desarrollo no borra lo que fuiste, lo integra.
No se trata de transformarte en un héroe sin defectos, sino en un ser humano más despierto, más honesto, más compasivo consigo mismo.
Como decía Carl Rogers: “La paradoja curiosa es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar.”
🛠️ Cierre práctico: Ejercicio de desmontaje del mito
Tómate 10 minutos y responde con brutal sinceridad:
-
¿Qué parte de ti estás tratando de eliminar porque no encaja en la imagen de quien “deberías ser”?
-
¿Qué es lo que en realidad te duele, pero estás maquillando con disciplina?
-
¿Qué cambiaría si te permitieras ser quien eres hoy, sin decorarlo?
Después de responder, quema esa hoja si hace falta. No para borrar lo que eres, sino para dejar de perseguir una versión que nunca te amó.
🧭 Consigna final:
Hoy no mejores. Solo escúchate.
Hoy no avances. Solo abrázate.
Hoy no te exijas. Solo sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario