Yu Youzhen (53 años), residente en la ciudad de Wuhan (centro del país) y cuyas propiedades están valoradas en millones de dólares, trabaja desde hace 15 años como limpiadora del Buró de Administración Urbana por un sueldo de 1.420 yuanes (228 dólares).
"Quiero ser un ejemplo para mis hijos. No quiero sentarme ociosamente y dilapidar mi fortuna", señaló Yu en una entrevista al diario, y añadió que no quiere que sus vástagos tengan la impresión de que conseguir dinero de las rentas es una forma de vida.
En vista del ejemplo de su madre, sus hijos trabajan en actividades comunes, y así uno de ellos está empleado como chófer, con un sueldo de 2,000 yuanes mensuales (320 dólares) mientras que su hija, cuyo empleo no fue revelado, ingresa 3,000 yuanes al mes (481 dólares).
Yu se queja de que muchos vecinos de Wuhan no entienden su forma de vida, y algunos hasta le han insultado públicamente por ello.
En su juventud, trabajó como agricultora y cargó a diario sacos de hortalizas para vender en los mercados de la ciudad.
Más tarde, en los años 80, ahorró dinero con el que construyó tres casas de cinco pisos junto a su esposo, en las afueras de Wuhan, que después empezó a alquilar y comenzó un "imperio" que controla mientras barre cada día tres kilómetros de calles.
Yu Youzhen (53 años), residente en la ciudad de Wuhan (centro del país) y cuyas propiedades están valoradas en millones de dólares, trabaja desde hace 15 años como limpiadora del Buró de Administración Urbana por un sueldo de 1.420 yuanes (228 dólares).
"Quiero ser un ejemplo para mis hijos. No quiero sentarme ociosamente y dilapidar mi fortuna", señaló Yu en una entrevista al diario, y añadió que no quiere que sus vástagos tengan la impresión de que conseguir dinero de las rentas es una forma de vida.
En vista del ejemplo de su madre, sus hijos trabajan en actividades comunes, y así uno de ellos está empleado como chófer, con un sueldo de 2,000 yuanes mensuales (320 dólares) mientras que su hija, cuyo empleo no fue revelado, ingresa 3,000 yuanes al mes (481 dólares).
Yu se queja de que muchos vecinos de Wuhan no entienden su forma de vida, y algunos hasta le han insultado públicamente por ello.
En su juventud, trabajó como agricultora y cargó a diario sacos de hortalizas para vender en los mercados de la ciudad.
Más tarde, en los años 80, ahorró dinero con el que construyó tres casas de cinco pisos junto a su esposo, en las afueras de Wuhan, que después empezó a alquilar y comenzó un "imperio" que controla mientras barre cada día tres kilómetros de calles.
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