1.-Aristóteles: “el tiempo no existe sin el cambio”.
2.-San Agustín: “el tiempo no existe, y es sólo una propiedad específica del universo”.
3.-Leibniz: tanto el espacio como el tiempo son relativos, y lo único absoluto son nuestras experiencias sobre la relación entre los objetos, tanto espacial como temporal.
4.-Schopenhauer: “nadie ha vivido en el pasado, nadie vivirá en el futuro: el presente es la forma de toda vida”.
5 y 6.- Carl Gustav Jung y Wolfgang Pauli: existen acontecimientos simultáneos en el tiempo y no relacionadas causalmente con un significado coincidente determinado, a ese fenómeno le llamaron sincronicidad.
7.-Kant: el tiempo no existe como una realidad en sí exterior a nosotros, ni como algo que tienen las cosas en movimiento, sino como una manera de percibir propia del hombre. El tiempo existe en cada uno de nosotros como una forma de ordenar nuestra experiencia interna.
8.-Einstein: “Para nosotros, físicos convencidos, el pasado, presente y futuro, solo son ilusiones, aunque se trata de ilusiones muy verídicas”. La relatividad implica un tiempo relativo a la masa y a la energía, nunca absoluto. Para hacer compatible esta teoría con la gravedad, Einstein tiene que inventarse la curvatura del espacio tiempo, que implica que todos los cuerpos se mueven en línea recta, pero los percibimos girar… porque el tiempo y el espacio se relativizan. Esta teoría ha modificado definitivamente la concepción lineal del tiempo (tiempo = principio y fin), y nos ha hecho volver a una visión estático-cíclica del mismo, como en la antigüedad (tiempo = eternidad).
9.-Peter Lynds: es un físico neozelandés no titulado considerado por muchos “el nuevo Einstein”. De hecho, su teoría invalida la de la relatividad de Einstein y la del tiempo imaginario de Hawking. Lynds considera que el tiempo y el espacio no existen en ausencia de materia y energía. No existen los instantes en ningún proceso físico dinámico. El movimiento es constante, y la posición no se puede medir porque nunca nada se mantiene una posición determinada (esto explica el principio de incertidumbre de Heisenberg). Esto, entre otras cosas, se carga por primera vez la paradoja de Zenón, con 2500 años de antigüedad (la de que es imposible llegar desde A hasta B si cada paso que se da es la mitad de largo que el anterior, o la de “Aquiles y la imbatible Tortuga veloz”). Ello es así porque en el mundo real no existen instantes temporales. De esta forma, se niega el infinito al concebirse un tiempo estático.
10.-David Bohm: todas las partículas del universo influencian a todas las demás de un modo sincrónico, sin mediación de tiempo, siempre que pertenezcan al mismo “campo cuántico”, que es el que guía su comportamiento impredecible.
11.-Ilya Prigogine: el tiempo es la única realidad subyacente, pero lo divide en un tiempo objetivo externo a nosotros y en un tiempo interno, para el que remite a la teoría de Henri Bergson.
12.-Stephen Hawkin: el Universo no tiene principio ni final. El Big Bang ya no es el principio, etc… El Universo no es inmóvil, pero sí es eterno (concepción estático-cíclica del tiempo). Esto implica que el tiempo no tiene una dirección determinada, no va “hacia adelante irresmisiblemente” (concepción lineal), sino que simplemente “es”.
13.-Chanakya Pandita: “Ni con millones de monedas de oro se puede recobrar un solo instante de la vida. ¿Qué mayor pérdida, entonces, que la del tiempo gastado infructuosamente?”
Para terminar, nos asomamos al País de las Maravillas. Un diálogo entre Alicia y el sombrerero loco:
- Creo que ustedes podrían encontrar mejor manera de matar el tiempo -dijo Alicia- que ir proponiendo adivinanzas sin solución.
- Creo que ustedes podrían encontrar mejor manera de matar el tiempo -dijo Alicia- que ir proponiendo adivinanzas sin solución.
- Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo -dijo el Sombrerero-, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!
- No sé lo que usted quiere decir -protestó Alicia.
- ¡Claro que no lo sabes! -dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de desprecio-. ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo!
- Creo que no -respondió Alicia con cautela-. Pero en la clase de música tengo que marcar el tiempo con palmadas.
- ¡Ah, eso lo explica todo! -dijo el Sombrerero-. El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y cerrar de ojos haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de comer!
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