Sin llegar a ser una obra maestra, La naranja mecánica atesora
unas cualidades que la hicieron profundamente innovadora y que permiten
que no haya perdido ni un ápice de su fuerza. Quizá lo más llamativo
sea el idioma en el que parte de ella está escrita; un peculiar
argot inventado por Burgess, denominado nadsat, que es una
mezcla de palabras de origen ruso, con slang Cockney y expresiones
propias de niños pequeños. No se trata de un lenguaje que hablen todos
los miembros de esta sociedad futurista, sino que es un dialecto de la
subcultura adolescente a la que pertenece Alex. El “tronco” y el “mola
mazo” de ese mundo, vaya.
Este curioso recurso
permite que el libro parezca escrito en una jerga macarra, sin que el
paso del tiempo haga que las expresiones se tornen anticuadas. Por
encima de esto, aporta un sutil toque de humor a lo que, de otra manera,
sería una novela de lo más oscura. Y aunque en un principio pueda hacer
que al lector le entre un poco de pánico por no enterarse de nada, lo
cierto es que las palabras nadsat están introducidas de
forma calculadísima para que, con un poquitín de lectura activa, uno
pueda prescindir por completo del glosario que viene al final por si las moscas.
http://www.libros-prohibidos.com/anthony-burgess-la-naranja-mecanica/
No hay comentarios:
Publicar un comentario