Los famosos experimentos de Harry Harlow con crías de monos rhesus en los años 50, y lo que descubrió cambió para siempre la comprensión de la salud mental y emocional. Vamos a conectar los puntos.
¿Qué mostró el experimento de Harlow?Harlow separó a crías de mono de sus madres y les ofreció dos “madres sustitutas”:
Una hecha de alambre con un biberón de leche.
Otra hecha de tela suave pero sin leche.
La
mayoría de las crías preferían abrazarse a la madre de tela suave,
incluso si no les daba alimento. Es decir, preferían el contacto
emocional a la supervivencia biológica inmediata.
Pero lo más fuerte fue lo que pasó cuando crecieron sin contacto real:
Se volvieron socialmente incapaces, temerosos, agresivos o apáticos.
Algunos murieron aunque tuvieran comida.
Otros se automutilaban o no podían aparearse.
¿Y esto qué tiene que ver con el pensamiento y la enfermedad?Muchísimo. Te explico el hilo:
1. El cuerpo necesita afecto como necesita comida.
El contacto físico y emocional activa zonas del cerebro que regulan el estrés, la seguridad, el desarrollo neuronal.
Sin
contacto, el cerebro se desarrolla mal. Lo mismo pasa si los
pensamientos que dominan tu mente son de abandono, inseguridad, no
valgo, etc.
2. El pensamiento es también una forma de contacto.
Si
en tu infancia nadie te abrazó, pero además te repitieron que eras
tonto, inútil o culpable, tu mente puede seguir haciéndolo aunque ya
nadie lo diga. Y eso sigue enfermando.
3. El aislamiento (físico o mental) mata.
Así
como esos monitos se enfermaban o morían por no tener afecto, muchas
personas se apagan por dentro si no tienen vínculos reales, ni palabras
que los reconecten con la vida.
Pensamientos como “soy una carga”, “estoy solo”, “nadie me entiende” generan reacciones corporales que enferman.
ConclusiónSí, el pensamiento negativo crónico puede ser tan dañino como la
falta de contacto físico. Ambos afectan el mismo sistema: el sistema
nervioso y emocional. Lo que Harlow mostró con monos, hoy la ciencia lo
confirma en humanos.
Así
que pensar bien, relacionarse bien y ser tocado con afecto (físico o
simbólico) es indispensable para la salud. El cuerpo no distingue entre
un tigre real y uno mental… ni entre un abandono físico y uno emocional.
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